- Junta Directiva resaltó avances de 2024 en el control de la inflación y su convergencia hacia la meta
- Cinco directores votaron a favor de mantener la tasa de política monetaria
La junta directiva del Banco de la República de Colombia mantuvo la tasa de política monetaria en 9,5% y para ello tuvo en cuenta lo siguiente:
La
inflación a finales de 2024 se mantuvo estable, al nivel de 5,2% registrado en
noviembre. La inflación mensual (0,46%) superó
el pronóstico del mercado (0,40%) y del equipo técnico (0,34%), presionada por
la inflación de alimentos que aumentó de 2,3% a 3,3%. La inflación sin
alimentos ni regulados se redujo de 5,4% a 5,2%, principalmente, por una caída
de la inflación de servicios a un nivel cercano al 7%. La inflación de
regulados se ubicó en 7,3% mientras que la inflación anual de bienes se mantuvo
inalterada en 0,6%.
A fin de 2024 la tasa de inflación
anual acumuló una reducción de 8,1 puntos porcentuales (pp.) desde marzo de
2023 y se espera que continúe convergiendo a su meta de 3%. Este proceso
enfrenta retos asociados con:
1.
La aceleración de la inflación al
productor, con un Índice de Precios al Productor (IPP) cuyo incremento anual
pasó de 1,6% en octubre a 5,8% en diciembre como resultado de presiones al alza
de origen tanto local como importado.
2.
Un aumento en el salario mínimo para 2025 que, al incluir el subsidio de transporte, superó en cerca de 6 pp. la inflación observada y en 8 pp. la meta de inflación.3. Un repunte reciente en todas las
medidas de expectativas de inflación, las cuales la ubican alrededor de 4,0%
para fines de 2025 según las encuestas, o en niveles incluso superiores a
partir de las medidas que se extraen de los mercados financieros. Todo ello en
el contexto de incertidumbre en el frente fiscal y una tasa de cambio volátil.
Los directivos del Emisor, también tuvieron
en cuenta que el mercado laboral mantiene buenos registros con aumentos de la
ocupación y caídas de la tasa de desempleo, la cual se ubicó en diciembre en
9,7% para el agregado nacional según cifras desestacionalizadas. Para el cuarto
trimestre de 2024 el equipo técnico estima un crecimiento del PIB de 2,3%,
superior a los crecimientos observados en cada uno de los tres trimestres
anteriores. El pronóstico de crecimiento económico para 2024 es de 1,8% y para
2025 de 2,6%.
Las condiciones financieras externas
tienden a tornarse más restrictivas ante las políticas del nuevo gobierno de
los Estados Unidos en materia de comercio, política energética y migración, que
pueden tener efectos inflacionarios. Las tasas de interés de largo plazo en los
mercados globales han mostrado aumentos persistentes, el ritmo esperado en los
recortes de la tasa de interés de la FED ha disminuido, y el dólar se ha
fortalecido.
Los miembros de la Junta Directiva
coincidieron en resaltar los avances logrados en 2024 en el control de la
inflación y su convergencia hacia la meta, propiciado por una política
monetaria que, a pesar de ser restrictiva, permitió el fortalecimiento de la
demanda interna y la recuperación del crecimiento económico. De acuerdo con los
directores, ello minimizó el sacrificio en términos de bienestar social del
necesario proceso de ajuste.
De otra parte, los miembros
de la Junta señalaron que han surgido nuevos elementos en los frentes interno y
externo, como los mencionados atrás, que tornan más exigente el reto de
continuar avanzando en la convergencia de la inflación hacia la meta, en un
contexto de crecimiento económico. Con el fin de evitar poner en riesgo lo
alcanzado hasta ahora, es necesario monitorear y evaluar las recientes
presiones inflacionarias y mantener la cautela en las decisiones de política
monetaria. En estas circunstancias, cinco directores votaron por mantener
inalterada la tasa de interés de política, uno votó por una reducción de 25
pbs. y otro por una disminución de 50 pbs.
El grupo de directores que votó por no modificar la tasa de interés consideró
conveniente hacer una pausa en el proceso de recortes de la tasa de interés,
para dar un tiempo de espera que permita evaluar los efectos de la
multiplicidad de choques recientes sobre la inflación y otras variables
macroeconómicas. Señalan que el significativo incremento del salario mínimo
para 2025 podría reforzar la inercia de la inflación del grupo de servicios, del
cual depende en alto grado que el proceso desinflacionario pueda continuar. En
años pasados, este agregado ha tenido una mayor persistencia que los demás, en
buena medida, como resultado de la indexación de muchos de sus componentes al
incremento del salario mínimo. Agregan que la mayor inflación de los precios al
productor plantea riesgos de una aceleración de la inflación en los rubros de
bienes del IPC, cuyo comportamiento ha sido fundamental en la reducción de la
inflación hasta el momento.
Igualmente anotaron que el
incremento de las expectativas de inflación plantea retos importantes, no sólo
por los múltiples determinantes de este fenómeno, que pueden tener que ver con
la devaluación del tipo de cambio, la incertidumbre fiscal y la credibilidad de
la política monetaria, sino también porque mayores expectativas de inflación
refuerzan los procesos de indexación de precios. Señalaron además que el
repunte de las expectativas de inflación ha reducido la tasa de interés real
exante. Subrayan que el creciente deterioro fiscal limita el margen de maniobra
de la política monetaria para reducir la tasa de interés. Finalmente, recalcan
la vulnerabilidad de la inflación frente a una devaluación de la tasa de cambio
que pudiera surgir como resultado del complejo e impredecible panorama externo,
de la incertidumbre en el frente fiscal, o de una combinación de ambos.
Algunos de los directores de este grupo resaltaron que el financiamiento del
déficit fiscal ha competido con los recursos que el sector privado requiere
para financiar sus actividades. Del total de recursos que llegaron al sector
bancario, que incluye los pasivos sujetos a encaje y los repos del Banco de la
República, casi la mitad fueron absorbidos por el financiamiento del Gobierno
por medio de TES en 2024. Adicionalmente, el monto invertido en TES por los
establecimientos de crédito es equivalente a casi el doble de la expansión de
cartera al sector privado proporcionado por dichas entidades. En la misma
línea, otro director señaló que la postura contraccionista de la política
monetaria, con evidentes consecuencias sobre el costo del crédito para el
sector privado, es la consecuencia de tener importantes desbalances fiscales
que hacen que, inevitablemente, el peso del logro de la estabilidad
macroeconómica recaiga sobre la política monetaria.
El director que votó por una reducción de 25 pbs. destacó los avances en el
proceso de desinflación desde marzo de 2023. En cuanto a la actividad económica
resalta que el mejor crecimiento proyectado para 2025 estaría impulsado por la
recuperación de la inversión, la cual mostró un mayor dinamismo en los últimos
meses de 2024. Considera que continuar con el descenso de la tasa de interés de
política, aunque sea a un menor ritmo, constituye una señal que podría
contribuir a consolidar la recuperación de la inversión y a hacer posible el
mayor crecimiento que se espera para 2025 y 2026. Entre otros beneficios,
resalta que una aceleración del crecimiento permitiría mayores ingresos
tributarios, lo que junto con recortes en el gasto contribuiría a reducir el
déficit fiscal y a garantizar la sostenibilidad de la deuda. En este contexto,
insiste en la conveniencia de un recorte de 25 pbs, el cual mantendría la
postura contractiva de la política monetaria y no pondría en riesgo el cumplimiento
de la meta de inflación al finalizar el 2025.
Finalmente, el director que votó por un recorte de 50 pbs. subraya que, a pesar
de los incrementos recientes en varias medidas de las expectativas de
inflación, existe conciencia entre los agentes económicos de que la inflación
continuará su tendencia descendente. Señala que los temores expresados sobre
los efectos del incremento del salario mínimo sobre la inflación y el desempleo
son debatibles, dadas las características particulares del mercado laboral. Así
se ha visto en años recientes, incluyendo 2024, en los cuales, a pesar de
aumentos en el salario mínimo, la inflación ha logrado descender y el empleo ha
mantenido un buen dinamismo. En el frente fiscal resalta el compromiso del
Gobierno con la estabilidad macroeconómica y con el cumplimiento de los pagos
de deuda, lo cual debe contribuir a despejar la incertidumbre en este campo y a
mantener una política responsable de descenso de la tasa de interés a medida
que la inflación continúe convergiendo hacia la meta. En este aspecto recalca
que la tasa de interés es un precio macroeconómico fundamental para las
decisiones de inversión y para la reactivación del crecimiento económico.
Los directores coincidieron en que la pausa decidida por mayoría en los ajustes
de la tasa de interés mantiene el compromiso de la Junta con la convergencia de
la inflación a la meta en un contexto de recuperación del crecimiento
económico. Recalcaron que la nueva información disponible en los próximos meses
permitirá contar con mayores elementos de juicio sobre la magnitud y velocidad
en que puede relajarse la política monetaria.