Existen los elefantes.
Siempre han sido fuertes y peligrosos.
Generalmente, hacen daño.
Esos son los animales…
Sin embargo, hay unos que parecen inofensivos, pero les han hecho mucho daño a los colombianos.
Son blancos, contrario a lo que nos dice el diccionario. Y esos blancos son peores que los grises.
Es más, los grises aman a la gente. Los blancos no les
interesa un carajo.
Ellos simplemente, buscan el pedazo más grande y jugoso para su beneficio.
De esos, debemos cuidarnos… aunque esos tienen muchos amigos que les acompañan en sus procesos delincuenciales.
¿Podríamos lograr que esa práctica desapareciera de nuestra sociedad?
¿Ustedes que piensan lectores del RADAR?
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Tras hallazgos de la Contraloría, Antioquia figura como la segunda región con más obras embolatadas.
Una terminal de transporte sin
usuarios en La Guajira, una piscina en Bolívar, en una zona que no tiene ni
acueducto, y un portal que estaba pensado para solucionar los problemas de
movilidad en Floridablanca y que hoy no existe a pesar de que se le han
invertido $9.849 millones.
Son apenas tres de las 1.400 obras catalogadas como elefantes blancos, inconclusas y proyectos críticos que reportó ayer la Contraloría General de la República tras una cruzada a lo largo del país y las cuales superan los 25 billones de pesos de inversión y representan una considerable afectación para las comunidades.
“Estamos hablando de obras de
infraestructura desarrolladas con recursos públicos, conocidas como elefantes
blancos pues sus gastos superan los beneficios, algunos de ellas que quedaron
abandonadas, con o sin terminar, o en algunos casos que nunca fueron utilizadas
para lo que fueron proyectadas”, explicó el Contralor Delegado para la
Participación Ciudadana, Luis Carlos Pineda Téllez.
El funcionario calificó estas
construcciones como las peores en una categorización de obras embolatadas que
incluyen los proyectos críticos, como aquellos cuyo cronograma no cumple con
los márgenes de ejecución.
En cuanto a las inconclusas hace
referencia a obras que están en ejecución o fueron terminadas a pesar de
carecer de componentes de infraestructura fundamentales, como redes eléctricas,
alcantarillado y acueducto. Este informe nos sirve para conocer un poco más, de
cómo pierde en Colombia. Ya les cuento más.
El informe deja mal parado a Antioquia, que, junto con Tolima, son los departamentos que más obras embolatadas presentan, con 92 y 96, respectivamente.
Le siguen Caldas (91), Boyacá (84), Bolívar (83), Meta (82), Valle del Cauca (81), Nariño (72), Cundinamarca (71) y Arauca (66).
Ya el pasado 3 de agosto la entidad
había puesto la lupa sobre algunos elefantes blancos en Medellín y Antioquia,
como el Hospital General del Norte cuyo predio para su construcción costó
$650.000 millones y hoy se encuentra abandonado, invadido por habitantes de
calle; el puente de Guaduas que pretendía conectar a los habitantes del barrio
Granizal y Santo Domingo Savio que colapso en 2016; y la biblioteca España, la
cual calificó como un “mamut” por los $10.000 millones adicionales que requiere
su repotenciación.
Por sectores, las obras para
educación (534), vivienda y territorio (201) y agua potable y saneamiento (139)
fueron las más recurrentes.
La Contraloría se mostró
satisfecha con estos resultados, fruto del diagnóstico que se viene elaborando
hace más de un año y medio, con la participación de la Contraloría Delegada
para la Participación Ciudadana, las Gerencias Departamentales y la Dirección
de Información, Análisis y Reacción Inmediata (Diari).
Esta estrategia le ha permitido conocer la situación de estas obras que han o presentan problemas en su ejecución con un nivel de detalle tal que pueden conocer el tiempo real qué tantos metros se han construido de una vía y si el techo de un hospital sí está puesto.
Sin embargo, según expresó Luis
Alberto Rodríguez, director del DNP, es necesaria la participación
activa de la ciudadanía con sus denuncias, para seguir identificando más de
estos elefantes blancos en el territorio nacional.
“Mientras más colombianos
tengamos poniendo sus ojos y mostrándonos cómo están las obras financiadas con
recursos públicos en sus cuadras y esquinas lograremos un control más efectivo.
Hay evidencia empírica que apunta a que cuando hay mayor participación ciudadana,
hay menor probabilidad de corrupción en el uso de los recursos”, dijo el
funcionario.
Para ello, la Contraloría dispuso
la aplicación Controlapp, con la cual los ciudadanos pueden enviar fotos de las
obras cercanas que le inquietan, acceder a georreferenciación y ubicación de
cada una de estas infraestructuras de las que le interesa saber su estado
actual y hacer control social enviando solicitudes y llevando seguimiento al
proceso de trámite de las mismas.