Las cosas han ido mejorando, como dice el Fondo Monetario Internacional al señalar que en términos generales, se puede certificar que el sistema financiero mundial continúa fortaleciéndose. La baja inflación anticipa que la retirada de estímulos estará muy medida. Y añade “Es probable que el proceso de normalización monetaria se demore aún varios años”, pero una retirada prematura del soporte, podría eliminar el apoyo necesario para garantizar que la recuperación se sostiene.
Tobias Adrian, Consejero financiero y director del departamento de mercados monetarios y de capitales del Fondo Monetario Internacional, analiza cómo se da el sustento apropiado a la economía mientras se contiene la expansión de estos peligros. Por este motivo reitera que el proceso de normalización de la política monetaria, que está ya en marcha en Estados Unidos, debe hacerse “manteniendo un delicado equilibrio” para evitar crear turbulencias ahora que la confianza domina en los mercados.
Él es uno de los buenos analistas de la organización y es bueno estar muy pendiente de sus comentarios y escritos.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1

La laxitud monetaria continúa 10 años después de que la Reserva Federal saliera en auxilio del sistema financiero.
Por Sandro Pozzi
Nueva York
El Fondo Monetario
Internacional considera que este sustento sigue siendo necesario para
incentivar la actividad económica y sostener la inflación. Pero los
responsables del organismo advierten de que también está provocando un
aumento “excesivo” del valor de ciertos activos.
“Aunque
las aguas parecen tranquilas”, afirma Tobias Adrian mirando a la
situación boyante en los mercados, “las vulnerabilidades se acumulan
bajo la superficie en varios frentes”. El temor del principal consejero
financiero del FMI es que si no se atienden estos riesgos crecientes en
el sistema, acaben por hacer descarrilar la recuperación económica en
marcha a escala global.
El resto, admite Adrian, es cómo se da el sustento apropiado a la economía mientras se contiene la expansión de estos peligros. Por este motivo reitera que el proceso de normalización de la política monetaria, que está ya en marcha en Estados Unidos, debe hacerse “manteniendo un delicado equilibrio” para evitar crear turbulencias ahora que la confianza domina en los mercados.
En términos generales, el FMI certifica que el sistema financiero mundial continúa fortaleciéndose. La baja inflación anticipa que la retirada de estímulos estará muy medida. “Es probable que el proceso de normalización monetaria se demore aún varios años”, anticipan. Pero una retirada prematura del soporte, añaden, podría eliminar el apoyo necesario para garantizar que la recuperación se sostiene.
Los cambios en los mercados financieros, sin embargo, no son tan fáciles de predecir como en ciclos anteriores. Un golpe de timón abrupto en las estrategias de los bancos centrales podría provocar turbulencias no deseadas, “con efectos que podrían propagarse a otros países y mercados”. El problema, añaden, es que prolongar los estímulos más de lo debido puede provocar “una acumulación de excesos”.

Es la doble cara del complejo proceso de normalización de la política monetaria. El FMI advierte que hay países en los que la presión empieza a ser elevada y se está llegando al límite de la capacidad de apalancamiento. Es el caso de China, Canadá o Corea del Sur. La sensibilidad a un endurecimiento de las condiciones financieras y a un debilitamiento de la actividad económica es mayor.
El organismo emplaza por eso a las autoridades económicas a que adopten medidas para contener estas vulnerabilidades y preservar el crecimiento. “De lo contrario, la carga del endeudamiento será cada vez mayor y la valoración excesiva de los activos puede minar la confianza”, alertan. Los mercados emergentes son los más expuestos en este escenario de un aumento desorbitado del coste de la deuda.

Atención con China La hipótesis más pesimista del FMI dibuja una moderación brusca del crecimiento global al 1,7%. Los efectos serían generalizados por todas las regiones. Pero la inversión que fluye hacia los países emergentes, anticipa, se vería reducida de una manera “desmedida”, que cifra en 100.000 millones de dólares en los cuatro trimestres sucesivos a que se desencadenaran las turbulencias financieras.

El FMI vuelve a citar la complejidad de la situación en China. La estabilización de su ritmo de crecimiento y las medidas adoptadas de política monetaria contribuyeron a aliviar los riesgos. Pero los activos de su sector bancario aumentaron a un ritmo de vértigo en los últimos cinco años y eso eleva los riesgos para la estabilidad. Pekín, por tanto, debe decidir si endurece el crédito o si frena el crecimiento.
El mensaje general, por tanto, es que las autoridades no se duerman en los laureles y aprovechen la mejora de las condiciones económicas para abordar las vulnerabilidades a medio plazo en el sistema financiero. De nuevo, insiste en que se refuercen los balances de los bancos y que se ajusten los modelos de negocios al tiempo que las autoridades financieras adoptan medidas para frenar el aumento de la deuda.

El resto, admite Adrian, es cómo se da el sustento apropiado a la economía mientras se contiene la expansión de estos peligros. Por este motivo reitera que el proceso de normalización de la política monetaria, que está ya en marcha en Estados Unidos, debe hacerse “manteniendo un delicado equilibrio” para evitar crear turbulencias ahora que la confianza domina en los mercados.

En términos generales, el FMI certifica que el sistema financiero mundial continúa fortaleciéndose. La baja inflación anticipa que la retirada de estímulos estará muy medida. “Es probable que el proceso de normalización monetaria se demore aún varios años”, anticipan. Pero una retirada prematura del soporte, añaden, podría eliminar el apoyo necesario para garantizar que la recuperación se sostiene.
Los cambios en los mercados financieros, sin embargo, no son tan fáciles de predecir como en ciclos anteriores. Un golpe de timón abrupto en las estrategias de los bancos centrales podría provocar turbulencias no deseadas, “con efectos que podrían propagarse a otros países y mercados”. El problema, añaden, es que prolongar los estímulos más de lo debido puede provocar “una acumulación de excesos”.

Presión elevada
“Hay demasiado dinero en busca de muy pocos activos rentables”, señala el FMI en su análisis, eso provoca que los inversores salgan de su entorno natural y acepten niveles de riesgo más alto. Esta tendencia está provocando que las valoraciones de activos financieros se están tornando “excesivas” en algunos mercados. En paralelo, el nivel de endeudamiento de las empresas y el consumidor crece rápido.Es la doble cara del complejo proceso de normalización de la política monetaria. El FMI advierte que hay países en los que la presión empieza a ser elevada y se está llegando al límite de la capacidad de apalancamiento. Es el caso de China, Canadá o Corea del Sur. La sensibilidad a un endurecimiento de las condiciones financieras y a un debilitamiento de la actividad económica es mayor.
El organismo emplaza por eso a las autoridades económicas a que adopten medidas para contener estas vulnerabilidades y preservar el crecimiento. “De lo contrario, la carga del endeudamiento será cada vez mayor y la valoración excesiva de los activos puede minar la confianza”, alertan. Los mercados emergentes son los más expuestos en este escenario de un aumento desorbitado del coste de la deuda.

Atención con China La hipótesis más pesimista del FMI dibuja una moderación brusca del crecimiento global al 1,7%. Los efectos serían generalizados por todas las regiones. Pero la inversión que fluye hacia los países emergentes, anticipa, se vería reducida de una manera “desmedida”, que cifra en 100.000 millones de dólares en los cuatro trimestres sucesivos a que se desencadenaran las turbulencias financieras.

El FMI vuelve a citar la complejidad de la situación en China. La estabilización de su ritmo de crecimiento y las medidas adoptadas de política monetaria contribuyeron a aliviar los riesgos. Pero los activos de su sector bancario aumentaron a un ritmo de vértigo en los últimos cinco años y eso eleva los riesgos para la estabilidad. Pekín, por tanto, debe decidir si endurece el crédito o si frena el crecimiento.
El mensaje general, por tanto, es que las autoridades no se duerman en los laureles y aprovechen la mejora de las condiciones económicas para abordar las vulnerabilidades a medio plazo en el sistema financiero. De nuevo, insiste en que se refuercen los balances de los bancos y que se ajusten los modelos de negocios al tiempo que las autoridades financieras adoptan medidas para frenar el aumento de la deuda.