Parece que nadie quiere la
reforma tributaria.
El ministro de hacienda
Alberto Carrasquilla, quiere más ingresos, pero el ambiente no está para que se le
acepte.
Bueno, no es el ministro, es
el presidente Iván Duque.
Me imagino las horas que se
han debido sentar a hablar del tema, creyendo que los colombianos podríamos
aceptar esa iniciativa.
Son muchos, muchos billones
de pesos los que se quieren conseguir, pero siento que no va a ser posible.
Seguimos pendientes.
Por ahora, vamos a leer lo
que dice el director de Cambio Radical, Germán Córdoba Ordóñez, quien se sentó
con Yamid Amat, de El Tiempo, hablando, precisamente de ese tema: reforma
tributaria. Tema de moda.
Córdoba reiteró: No son tiempos de reformas tributarias. Son tiempos de reactivación, de apoyo a los que generan empleo y riqueza, de señales tranquilizadoras a los hogares maltrechos. La sociedad está golpeada y no es conveniente que el Estado se sume a esa secuencia de golpes.
RADAR,luisemilioradaconrado
®@radareconomico1
‘La tributaria es agresiva contra la clase media'
Director de Cambio Radical
afirma que iniciativa golpeará a los más vulnerables.
Por: Yamid Amat
24 de abril 2021, 10:21 p.
m.
Frankenstein es una criatura
de ficción, un monstruo, creado por la escritora inglesa Mary Shelley. El
personaje, formado por la unión de partes de diferentes cadáveres, se convirtió
desde su aparición, a comienzos del siglo XVIII, en uno de los símbolos
mundiales del terror.
El abogado Germán Córdoba
Ordóñez, actual director del partido Cambio
Radical, compara el proyecto de reforma tributaria que el Gobierno presentó
al Congreso con el legendario personaje. “Es un proyecto Frankenstein: toma
pedazos de todo lado y así arma un monstruo”. Córdoba es un abogado
especialista en Planificación y Administración de la Universidad de los Andes,
con altos estudios en Gerencia Política y Gobernabilidad en The George
Washington University. En 2020 fue elegido de manera unánime por la
Convención Nacional de Cambio Radical como director de ese partido, cargo en el
que continúa.
¿Por qué compara la reforma
tributaria con la mítica y monstruosa criatura?
Porque los
expertos del Ministerio de Hacienda, al igual que el doctor
Víctor Frankenstein, tomaron partes de diferentes cadáveres tributarios del
pasado y nos presentaron una reforma mal remendada que no tiene nada que
desmerecerle al famoso monstruo. Un monstruo que puede acabar con todo, aun con
sus autores, como nos lo enseña su antecedente literario.
¿Y qué origina semejante
reacción de usted y su partido contra la reforma?
Porque estamos viviendo una
tragedia sin precedentes. Al terrible panorama sanitario que ha afectado
fatalmente a tantas personas hay que sumarle la recesión económica que nos ha
dejado la pandemia. El año pasado 4,5 millones de colombianos perdieron su
empleo; cuando esto pasa en una familia, es un drama real con consecuencias muy
graves. La economía decreció en un 8 %, se han quebrado miles de micros,
pequeñas y medianas empresas. La capacidad de ahorro y de pago de los
colombianos está gravemente afectada. Es insensato, por decir lo menos,
pretender recaudar 30 billones de pesos, 16 de ellos con las personas
naturales, es decir, con los mismos que están sufriendo el coletazo económico.
En una declaración oficial,
la bancada de su partido consideró que la reforma va en contravía de la
recuperación económica. ¿Por qué lo consideran así?
En nuestro parecer, esta es
una reforma lesiva para los colombianos. Golpea a los más vulnerables, es
especialmente agresiva contra la clase media, a quien pretende casi que
confiscarle sus ingresos y desmejorarla significativamente. Cuando la mayoría
de los países buscan incentivar la clase media, acá pretendemos acabarla. Y los
sectores con capacidad de volver a generar empleo o crear industria los
desmotivan con nuevos costos y cargas.

¿Tienen razón los
constructores en quejarse por las medidas que propone la reforma sobre
viviendas de interés social?
Con el desmonte que la
reforma propone de las deducciones y los beneficios que hoy existen para la
construcción de vivienda de interés social y que la hacen rentable, ese sector
dejaría de construir cerca de 70.000 viviendas al año, con lo cual se perdería
la no despreciable cantidad de 400.000 empleos aproximadamente.
El proyecto es señalado como
inconstitucional por la carencia de unidad de materia, según su partido. ¿En
qué consiste esa objeción?
El Artículo 158 de la
Constitución exige que todo proyecto de ley debe referirse a una misma materia.
Este proyecto carece de conexión, disfrazan varias reformas. Es un
proyecto Frankenstein, toma pedazos de todo lado y arma un monstruo.
Pero ¿apoyarían la reforma
si se introducen modificaciones?
Lo que comienza mal termina
peor. Este proyecto no consulta la realidad del país, el Gobierno no atendió
las recomendaciones de la Comisión de Expertos internacionales que el mismo
Gobierno con buen criterio convocó. Este no es el momento oportuno para hacer
reformas de este tipo. Este proyecto es inoportuno, gravemente lesivo para los
colombianos y es antitécnico.
Ante la oposición firme del
Partido Liberal, el rechazo de Cambio Radical y de todos los sectores de
oposición, el Gobierno está buscando afanosamente un acuerdo político para
salvar la reforma. ¿Cambio Radical participaría en ese acuerdo?
No, porque el consenso se
busca antes, para construir, no después para tratar de arreglar errores
ocasionados por la falta de un consenso previo. El ministro de Hacienda, en
forma soberbia, no quiso oír a este partido ni a ningún otro, salvo al partido
de Gobierno; por eso, ahora se ven a gatas para conseguir apoyo.
¿La posición de Cambio
Radical no es negociable con el Gobierno?
Uno no negocia el fondo. No
se trata de maquillar la reforma, ni mucho menos, y en esto quiero ser muy
enfático, de propiciar prebendas o gabelas para viabilizar apoyos
impresentables. Este proyecto para Cambio Radical no es objeto de revisión, es
funesto en su conjunto, y no vamos a ser inferiores a lo que el país espera de
nosotros.
Usted bien sabe que la
distancia que existe entre el expresidente Gaviria y el excandidato Germán
Vargas Lleras es sideral. ¿Cómo se logró un acuerdo entre los dos dirigentes
para el rechazo total a la reforma?
No sé, Yamid, no creo que
sea “sideral”; no tengo elementos de juicio para compartir ese juicio de
situaciones que no me constan y sobre las que no voy a hacer conjeturas. Lo que
sí sé es que este proyecto es tan malo que es muy fácil reunir consensos en
contra de él.
¿Entonces, no se trata de
pedirle al Gobierno que introduzca modificaciones? ¿La posición de Cambio
Radical es la de oposición a cualquier reforma tributaria en este momento?
Este proyecto, para
nosotros, es insalvable, es lesivo y peligroso para la tranquilidad social y la
estabilidad económica de este país. En política los tiempos son muy importantes
y no estamos en tiempos de reformas tributarias.
¿Qué impacto político
electoral tendría para quienes aspiran a ser elegidos el próximo año la
aprobación de una reforma tributaria?
Serán unos kamikazes. Los
ciudadanos que llevan un año sufriendo las consecuencias de la crisis sanitaria
serán muy sensibles y memoriosos con aquellos que agraven sus sufrimientos. Eso
téngalo por seguro.
En política los tiempos son
muy importantes y no estamos en tiempos de reformas tributarias.

¿Cómo interpreta usted la
afirmación de Germán Vargas Lleras en el sentido de que aprobar una reforma
tributaria en este momento, sea cual fuere la reforma, es un suicidio político?
Exactamente. Estamos ad
portas de un periodo electoral. ¿Qué cree que van a pensar los electores de
aquellos congresistas que aprueben indolentemente que se suban los precios de
los alimentos y los medicamentos, de los bienes y servicios para los más
pobres, de la gasolina, los celulares y los computadores de gama baja y del
internet en el estrato 3, justamente en esta época en que la virtualidad dejó
de ser un lujo y es el único mecanismo para muchos de poder trabajar y estudiar?
¿Qué le pasó al Gobierno al
redactar la reforma?
Están tan desfasados que
pretenden ponerles impuesto a los servicios funerarios en épocas en donde
llevamos más de 70.000 muertos por la pandemia. Es inaudito que quieran obtener
rentas de la coyuntura funeraria como si se tratara de chulos tributarios. ¿Qué
cree que va a pensar la clase media de los candidatos que aprobaron impuestos
para esa misma clase media? ¿Con qué cara pedirán el voto a los que previamente
han exprimido con indiferencia a la dolorosa situación que han vivido?
La situación económica del
país es grave. ¿Si no hay reforma tributaria, a qué fuentes de ingreso
recurrir?
Si la casa está en llamas,
hay que vender algunas joyas. Vender el 10 % de Ecopetrol reportaría ingresos
por 15 billones. Vender ISA reportaría otros 15, pero venderla de verdad, no
esa pantomima de pasarla de un bolsillo a otro. El Estado tiene hoy bienes
incautados al narcotráfico y a las mafias criminales por un valor cercano a los
40 billones de pesos, por qué no salir ya a rematarlos y evitar que sigan en
manos ociosas de tenedores que no siempre les dan una administración eficiente.
Muchos de esos bienes se han asignado por palancas y por manejos oscuros que
fomentan el desgreño y la corrupción; acabemos con eso y obtengamos esos
recursos que tanto necesitamos. Adicionalmente, el contrabando y la evasión
cada año nos cuestan 40 billones de pesos, ¿por qué no implementar una política
agresiva y eficaz para parar ese desangre? No puede ser que prefiramos ser implacables
con el ciudadano de bien que está pasando dificultades y no con el
contrabandista y el evasor.
Este proyecto es inoportuno,
gravemente lesivo para los colombianos y es antitécnico.
El expresidente Uribe está
promoviendo la creación de una comisión política de alto nivel para buscar un
consenso en torno a los cambios que se pueden introducir a la reforma, para
hacerla viable, o alrededor de una nueva reforma.
¿Cambio Radical aceptaría
hacer parte de esa comisión?
El Gobierno, repito, con muy
buen criterio, convocó y conformó una Comisión de Expertos, personajes de las
más altas calidades académicas y profesionales totalmente exentos de cualquier
tipo de conflicto de interés ni expuestos al cabildeo. Esa Comisión presentó
unas conclusiones muy importantes y ninguna fue tenida en cuenta. Ahora,
convocar otra comisión, con todo respeto, no me parece que tenga las mejores
credenciales. Hoy ya no se trata de convocar a los partidos para apagar este
incendio y ver cómo se maquilla este adefesio; Frankenstein es inmaquillable.
¿Es necesaria una reforma
tributaria estructural?
Por supuesto, se lo dijimos
al Gobierno desde el inicio de su mandato. Una reforma estructural para expedir
un nuevo Estatuto Tributario que modernice el actual, que lo haga más claro,
más sencillo, más transparente. Que acabe con el actual, que es un laberinto
lleno de vericuetos, de atajos, de escondederos, de peajes. Un estatuto que sea
competitivo, con tarifas similares a las de nuestros vecinos con quienes
competimos. Un sistema con bajas tarifas, y sin las exenciones que no tienen
una razón clara y que solo benefician a unos pocos en detrimento de la gran
mayoría, esas exenciones que son el fruto de la piñata en que se convierte cada
reforma tributaria. Un estatuto, en últimas, que ataque de manera decidida el
contrabando, la evasión y la elusión. Hay que fortalecer la Dian, modernizarla,
darle herramientas y dientes para perseguir a los criminales.
¿Cree que la podría estudiar
la actual legislatura?
No me parece lo más
recomendable. Como lo dijo tan solo hace unos meses el señor presidente Duque,
por quien tengo especial aprecio: “Hacer una reforma tributaria en el momento
en que tenemos una pandemia que está golpeando la micro, pequeña, media y gran
empresa, la clase media, la clase alta, las clases más vulnerables, pues es suicida”.
Está programado un paro
nacional para el próximo miércoles 28. ¿Debería producirse el hundimiento de la
reforma antes de esa fecha para evitar el paro?
Desatender la protesta
cuando es legítima y se desarrolla dentro de los cauces legales es un gran
error de los gobernantes. Se debe oír hoy es el clamor de millones de
colombianos que no participan de la llamada protesta social por la forma
mezquina en que se realiza en muchos casos; millones de colombianos están
angustiados por los múltiples problemas que los aquejan y que reclaman
respuestas oportunas y efectivas de sus gobiernos. Nosotros queremos ser
voceros de esas mayorías angustiadas que no resisten nuevos impuestos en medio
de la fragilidad económica en la que están.
¿Ninguna reforma tributaria
será aprobada en esta legislatura?
No son tiempos de reformas
tributarias. Son tiempos de reactivación, de apoyo a los que generan empleo y
riqueza, de señales tranquilizadoras a los hogares maltrechos. La sociedad está
golpeada y no es conveniente que el Estado se sume a esa secuencia de golpes.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO