domingo, 3 de septiembre de 2017

“Barranquilla es una ciudad próspera y llamada a hacer negocios”, vicepresidente

El vicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo, está convencido que Barranquilla es una ciudad interesante, próspera y llamada a hacer negocios.

Esta semana, el funcionario lo ratificó en sus intervenciones en la capital. Habló con la prensa extensamente.

Obviamente, se refirió al proceso de paz. Confía mucho en lo que está ocurriendo y seguirá ocurriendo en la nación en torno al tema y otros más…

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Vicepresidente Óscar Naranjo y Rodolfo Anaya, vicepresidente de Promigas

 

Naranjo invitó a los empresarios a estudiar el mapa de oportunidades de un país sin confrontación armada donde hay 14 millones de clientes potenciales.

Katherine Benítez Piñeros - abenitez@larepublica.com.co

En el marco del Foro Casos y Resultados Empresariales del Caribe, el vicepresidente de la República, Óscar Naranjo, destacó el buen momento que vive la capital del Atlántico. “No hay una ciudad en el Caribe más próspera y llamada a generar riqueza, negocios y conectividad que Barranquilla”, afirmó Naranjo.
De hecho, el vicepresidente no dudó en señalar que a su arribo a Barranquilla “encontró una ciudad pujante, moderna, transformándose y ampliándose al punto en que hoy quiero decir que Barranquilla no es la capital del Caribe colombiano, es la capital internacional del Caribe”, por lo que invitó a los empresarios a seguir transformando la realidad del país a través de sus logros.
Una de las razones para hacerlo, según Naranjo, es que “llegó la hora de la generación de riqueza sin la amenaza de la muerte rondando a cada colombiano”. Esto en referencia a que con el fin del conflicto con las Farc, el Gobierno espera que siga disminuyendo el número de muertos (a final del año la cifra podría estar en 11.000).

Así mismo, el vicepresidente contó que uno de los retos que tiene el Estado es tener la capacidad para llegar a un territorio de manera permanente e integral y no en un lógica contrainsurgente y esporádica como lo fue durante el conflicto. De esta manera, se podrían cerrar las brechas entre esa Colombia profunda y rural, con la de la ciudad, por lo que invitó al empresariado a formar parte de ello.
“Los empresarios hoy no solo deberían preocuparse por satisfacer la oferta de bienes y servicios en los centros urbanos, sino también en cómo llegar a esas 14 millones de personas que hacen parte de zonas donde la violencia no les permitió tener acceso a derechos, bienes y servicios”, relató Naranjo.
Incluso, contó que a partir de los mapas del posconflicto, en cerca de 170 municipios pueden haber oportunidades de negocio. “Es un imperativo ético llegar a esos territorios, con una oferta suficiente de bienes y servicios”, destacó.

En ese sentido, también hizo la invitación al empresariado de estudiar “el mapa de oportunidades que nos ofrece un país sin confrontación armada donde hay 14 millones de clientes potenciales”, reiteró el vicepresidente.
En sus reuniones con líderes sociales de estos territorios, un denominador común fue que le dijeran: “muy bien que llegue el Estado, la seguridad y la justicia, pero ¿dónde está la empresa privada para que nos ofrezca oportunidades de vinculación, asociación y emprendimiento?”
 
Para el vicepresidente, la empresa privada tiene la habilidad para llegar y transformar dichos territorios, así como lo ha hecho con la ciudad, puesto que las comunidades están a la expectativa.
Destacó la importancia de los empresarios no solo para el desarrollo del país sino también para dignificar la calidad de vida de los ciudadanos.
“Hoy en Colombia hay cerca de 274 centros comerciales que cumplen con los estándares internacionales. Estos permiten que al año transiten 800 millones de personas, es decir que allí la población colombiana circula 20 veces al año”, explicó.
 
Por último, Naranjo resaltó que llegó la hora de elevar la voz de los emprendedores.
“Hoy el mundo depende de los emprendedores, generadores de riqueza, trabajen en función de lo que necesita un Estado social de derecho llamado a dignificar a la ciudadanía. La misión empresarial no es solo una misión mecánica, sino también es más espiritual que política que permita a la ciudadanía acceder a derechos y también a bienes y servicios”.
El Caribe tiene 50 de las empresas más grandes

Durante su intervención en el foro, el superintendente de Sociedades, Francisco Reyes, contó que de las 1.000 empresas más grandes del país con base en sus ingresos operacionales, 50 tienen como domicilio la región Caribe. De esas empresas, 48 son vigiladas por la Supersociedades, una (Avianca) cotiza en Bolsa y una cooperativa lechera del Atlántico la inspecciona la Superintendencia de Economía Solidaria. En los primeros lugares están, respectivamente, Avianca, Supertiendas Olímpica y Prodeco.

Sin embargo, Reyes contó que el Caribe, al tener 5% de las empresas más grandes del país, “sigue teniendo una cifra no tan significativa en comparación con otras regiones. Pues, la gran mayoría están en Bogotá y Cundinamarca (60%) y Antioquia con 17%”.
Así mismo, señaló que durante 2016, los ingresos operacionales de la región aumentaron en 11,74%, los cuales se explican por el repunte en el sector de minería e hidrocarburos. “Incluso si se excluye Avianca y esos dos sectores, todavía se ve una rentabilidad del patrimonio de 9%”.

Concluyó con que 73 pequeñas y medianas empresas ubicadas en esta zona también hacen parte de la lista.

“La competencia permite reinventarse”

El superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, hizo énfasis en la importancia de la competencia como garantía de una economía de libre mercado.
“Los empresarios tienen que darle gracias a la competencia porque les permite reinventarse. El estado colombiano necesita que los empresarios no duerman tranquilos”, dijo el directivo. En ese sentido, no dudó en afirmar que los carteles, aunque no son ilegales, son “tristes” por su efecto en la economía.
“Si entre todos controlamos nuestro desempeño puede que seamos más ricos, pero somos menos empresarios, porque dejamos de competir y de ser rivales y pasamos a ser compinches”, destacó Robledo.
Igualmente recordó la importancia de la clase empresarial para la economía del país. “El PIB es de $900 billones, las compras públicas suma 15% o 16% (es decir $150 billones). El principal actor como sujeto es el Estado, pero es minoritario. Luego, el desarrollo empresarial es el motor de la economía”, afirmó.
Desde su perspectiva, la principal premisa para lograr el éxito empresarial es “competir, competir y competir”, de tal manera que se garantice el bienestar de los consumidores.

EMILIO saluda

EMILIO saluda.

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La estigmatizante impronta de ser costeño Por Joaquin Robles Zabala

Una ciudadana del interior del país de Colombia nos decía una vez: "Al ver cómo construían los edificios en Barranquilla y los trabajadores subían a los pisos altos cargando galones llenos de cemento, admiré mucho más a los costeños".

Y eso es así.
Esta columna de Joaquín Robles Zabala toca ese tema... Lo que piensan los cachacos de la "flojera" de los costeños...

Después de conocer el estilo costeño, les cambia el concepto.

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La estigmatizante impronta de ser costeño

Habría que recordarle a Claudia López que si es cierto que en el desfalco más publicitado de la administración Moreno RojaS estuvieron involucrada unos hermanos costeños, el alcalde y todos los que participaron de la manguala eran cachacos.

“Costeño tenía que ser” fue una expresión que acuñó la comedia televisiva “Dejémonos de vaina” (1984-1998), con la que se aludía de forma despectiva a las costumbres de la gente del Caribe colombiano frente a las cachacas. Es decir, definía de manera jocosa la dualidad del centro y periferia que busca establecer la estructura jerárquica de los pueblos, donde la cultura solo es posible desarrollarse dentro de los límites del centro. Esta mirada colonialista tiene su origen, sin duda, en “la teoría de la causalidad acumulativa”, planteada por el premio Nobel de economía Gunnar Myrdal y que, con los años, fue incorporada a otras disciplinas para intentar explicar algunos fenómenos de carácter social.
Entre un concepto y otro, así como entre una ley y otra, siempre  será posible encontrar rendijas teóricas donde, en ocasiones, es fácil colarse para intentar explicar otros hechos de la realidad. “Costeño tenía que ser” se inserta en ese abanico de lugares comunes sobre los cuales se ha buscado definir la idiosincrasia de la costa, pero, sobre todo, la del Caribe. Hace un par de años escribí un artículo titulado “Un cachaco que odio a los costeños” (SEMANA, 02/02/2015) en el que desvirtúo ese conjunto de clichés con el que las telenovelas de RCN y Caracol han encasillado la vida cultural de este trozo del país y que fue la plataforma teórica que le sirvió de comodín al periodista Andrés Ríos para escribir su diatriba  “Contra los costeños” que apareció en la revista Soho y que se volvió viral en las redes sociales.

La risibilidad, en este sentido, no está en el chiste flojo sino en la desinformación. En el desarrollo de los procesos sociales, decía en aquella oportunidad, nada define con mayor precisión a los grupos humanos que el clima. Este no es un factor social pero determina el comportamiento; es decir, las costumbres. 

No es lo mismo caminar diez cuadras bajo el sol canicular cartagenero que hacerlo bajo el arropante frío de una Tunja invernal. De manera que afirmar que los costeños “somos flojos” a partir de una experiencia que no define nada, no deja de ser un chiste. Pero es a partir de los chistes, precisamente, en que esa imagen tergiversada del costeño ha cobrado vida.
Así como Hollywood ha creado una imagen poco atractiva de los árabes y de los millones de islamistas en sus costosísimos filmes, los dramatizados de RCN y Caracol que intentan recrear aspectos de la vida de la región Caribe han enfatizado más sobre una realidad que solo existe en la cabeza de algunos libretistas. Asegurar, por ejemplo, que los costeños hablamos mal es desconocer por completo que los idiomas están compuesto por dialectos, y que estos son como pequeñas piezas en el enorme mapa ajedrezado de la lengua. Desde este punto de vista, los estudios lingüísticos hacen referencia a los “dialectos”. Me explico: idiomas como el castellano, el francés, el italiano o el portugués son dialectos del latín. Otra cosa muy distinta es el sociolecto, que define las formas particulares de habla de los grupos en los que se pone de manifiesto las jergas o argots y entran a hacer parte los significados connotativos.