Alexis Tsipras demostró que tiene una gran popularidad y que su organización ha obtenido un triunfo que le podrá dar la oportunidad de negociar mejor con Europa.
Como lo sabe el mundo económico, periodistico y gubernamental, la situación de Grecia no es la mejor.
Al contrario.
Sin embargo, este favoritismo le puede servir mucho al político de izquierda para sentarse con calma con los líderes que le pueden cambiar la historia a su pueblo.
RADAR,luisemilioradaconrado
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Syriza vuelve a
ganar las elecciones en Grecia con una amplia ventaja
El partido
izquierdista obtendría el 35,4% de los votos según el recuento del 76%
Alexis Tsipras y su formación, Syriza,
lograron ayer una clara victoria en las elecciones
anticipadas convocadas en Grecia después de la firma del tercer rescate con
los acreedores europeos y la ruptura del partido. La formación izquierdista,
que logró una clara mayoría con más del 70% de los votos escrutados, reeditará
su coalición de Gobierno con la derecha nacionalista de Griegos Independientes
(ANEL). El partido de Alexis
Tsipras rondaba el 35% de los votos (145 escaños), mientras los
conservadores de Nueva Democracia se situaban en torno al 28%. La ultraderecha
revalidó su tercer puesto con un leve aumento de apoyos, mientras quedó fuera
del Parlamento Unidad Popular, la escisión de Syriza tras la firma del rescate.
En sus primeras palabras tras conocerse el
resultado, el líder izquierdista agradeció a los ciudadanos que le hayan dado
un mandato claro “para cuatro años” y afirmó que las elecciones celebradas ayer
lanzan el claro mensaje a Europa de que “Grecia es sinónimo de lucha y
dignidad”. “Dimos una batalla difícil y estoy muy contento porque el pueblo nos
dio un mandato claro para seguir luchando en el interior y el exterior”, dijo
el político a sus partidarios, reunidos en una céntrica plaza de Atenas en un
ambiente de euforia que constataba que Syriza había recuperado la ilusión. A la
celebración se sumó el líder de ANEL, Panos Kamenos, que se fundió en un abrazo
con Tsipras.
Una intención de voto volátil e indecisa
hasta el último minuto definió, junto con el bajo porcentaje de participación
(el 53,4%), unos comicios de los que la ciudadanía no esperaba nada nuevo, ya
que el próximo Gobierno estará maniatado por las duras condiciones del nuevo
rescate. Frente a los fallidos pronósticos durante la campaña electoral de
coaliciones diversas, se reeditará por tanto el pacto Syriza-ANEL que gobernó
Grecia de enero a agosto, en unas elecciones que, más que Syriza, ganó Alexis
Tsipras.
“Es indudablemente una victoria personal de
Tsipras, sus apelaciones a la lucha ante Europa y su ejercicio de honestidad,
asumiendo errores durante estos meses, han inclinado la balanza a su favor. Si
alguien sale fortalecido de estas elecciones, es él”, analiza Ilias Yoryadis,
sociólogo filo-Syriza. “También podría interpretarse que los griegos prefieren
un rescate aplicado por un izquierdista a su ejecución por la derecha”.
Syriza no sólo vuelve al poder, también
recupera la autoestima, y de qué manera, tras el cisma vivido en sus filas tras
el referéndum y la aprobación del tercer rescate, y se dispone a gobernar
por segunda vez en un año, con renovado y claro mandato, el mantra más repetido
por Tsipras en los actos de campaña.

Fuentes del partido confirmaron que la
formación del Ejecutivo se cerrará antes del miércoles, y el propio Tsipras
mantuvo un primer contacto telefónico con Kamenos, con el escenario de una
mayoría parlamentaria de 155 escaños (sólo siete menos que en enero). Por
contradictoria que pueda parecer una coalición entre la izquierda y la derecha
soberanista, Yorgos Vasiliadis, miembro de la Ejecutiva de Syriza y secretario
de Estado contra la Corrupción, señalaba tras conocer los resultados: “Con ANEL
tenemos un gran nivel de entendimiento y, aunque disentimos en algunas cosas,
hay diálogo y ánimo de colaboración. Este Gobierno tendrá margen de maniobra
para mejorar algunos aspectos del rescate, como por ejemplo la cesión de los 14
aeropuertos regionales”, añadía.
En efecto, como en enero, ANEL es el único
socio capaz de hablar el mismo lenguaje antiausteridad que Syriza y su
entendimiento en temas económicos es prácticamente total. Sin embargo, la
coyuntura ha cambiado y ahora Grecia vive una dramática crisis de refugiados
que podría complicar el diálogo entre los socios, ya que a ambos socios les
separan notables diferencias de criterio en política migratoria. El partido de
Kamenos defiende mayor mano dura frente a la inmigración irregular.

Los pronósticos demoscópicos, pues, no se
cumplieron, en un día de verano que pareció alejar a los votantes de los
colegios electorales hacia las playas. Aunque la participación se resintió con
respecto a enero —casi 10 puntos menos— no fueron el sol y el calor los que
restaron afluencia a los colegios, sino el cansancio entre los votantes tras
tres convocatorias electorales prácticamente seguidas (generales en enero, referéndum
en julio y los comicios de ayer). También influyó notablemente la decepción
entre algunos votantes de Syriza tras el giro dado por Tsipras en julio. Fueron
precisamente estos descontentos los que auparon a Syriza hasta una victoria
casi absoluta; la expectativa de voto del partido experimentó una progresión
aritmética en los tres últimos días. Además, el 19,3% de los votantes
decidieron ayer mismo su papeleta (el 25%, entre los que apoyaron a ANEL).
En el resto de la tabla destaca la
consolidación en el tercer puesto —constitucionalmente muy importante en
Grecia— de los neonazis
de Aurora Dorada, con dos diputados más que en enero; el leve repunte del
Pasok, en listas conjuntas con el centroizquierdista Dimar; y la sorpresa que
supone la irrupción en el Parlamento de la Unión de Centristas de Vasilis
Levendis.
En estos tres factores las encuestas
acertaron de pleno, aunque nadie se atreve a predecir cuál pueda ser el
comportamiento en la Cámara de la última formación, ejemplo claro de
antipolítica basura, con una lista de candidatos en la que aparecen seis
familiares directos del líder y otros más sin experiencia política alguna.
Levendis fue el único líder que se presentó en el centro de prensa
internacional, para disfrutar de su momento de gloria. Llevaba intentando
entrar en el Parlamento desde 1992, cuando fundó el partido.