Nadie
es perfecto, definitivamente.
Por
eso la arrogancia debe estar mandada a recoger.
Si
fuéramos más humildes, no cometeríamos tantos errores.
Me
gusta este Mea culpa de Ángela Hernández, columnista del diario La República,
porque sonriente nos dijo: “la embarramos”.
¿Y
quién no lo hace?
Lo
hacemos permanentemente en nuestros hogares. Les fallamos a los amigos más
cercanos. A nuestras parejas…a los pobres, a DIOS…
Bien
por Fenalco.
Bien
por la Bitácora de Fenalco, que nos pone a reflexionar.
Cuando
veo a ciertos personajes (incluidos colegas, empresarios, dirigentes,
funcionarios públicos, gobernantes, mandatarios internacionales) sonrío y me
los imagino cuando deben confesar “la embarré”… Todos nos equivocamos,
definitivamente.
La
arrogancia debe hacer parte de la historia... construyamos otra más agradable.
Entre otras vainas, ¿será posible?.
Trataré de aportar algo, a ver si no fallo...
RADAR,luisemilioradaconrado
Pd: ¿Y a todas éstas, qué estará haciendo Rafa, a esta hora?

Ángela
Hernández
Jueves, Marzo 7, 2013 - 17
Mea culpa
Ángela
Hernández
Hace
unas semanas recibí un mail dirigido a un grupo de analistas, denominado según
Fenalco como “lo más encopetado” del medio económico del país.
Precisamente
el email se refería a la Bitácora Económica de Fenalco, donde se dedica una sección
a ¿qué pasa con las predicciones económicas?, enfocada en los desaciertos que
tuvimos los analistas el año pasado.
Nos
citan a todos, comisionistas, think tanks y bancos locales e internacionales,
para “destapar” nuestros desaciertos (¿será que de todos los asuntos
importantes que está viviendo el sector comercio, éste sí era uno de los temas
más relevantes a tratar en la Bitácora?).
El
documento sugiere que gracias a nuestros errores, “cada vez es más difícil para
las organizaciones realizar presupuestos con buena certeza (…) y eso que cada
día aparecen modelos predictivos más y más sofisticados (para luego rematar
con) todo es en vano.”
A
decir verdad, 2012 sorprendió hasta al más pesimista de los analistas y ahí
incluyo también al equipo técnico del Banco de La República y al Gobierno, que
tuvieron la suerte de quedarse por fuera del sondeo.
Les
confieso, no es agradable ver nuestras fallas expuestas y hubiera preferido un
tono menos irónico en el artículo, ya que lo firma el Director Económico de
Fenalco, quien entre sus tareas (me imagino) debe realizar sus propias
proyecciones.
Sin
embargo, he decidido aceptar el texto como una invitación a evaluar nuestra
gestión, para reconocer los aciertos así como los múltiples errores que
cometemos al liderar un equipo de análisis.
El
proceso es gratificante y, sin duda, un ejercicio que nos aterriza. Es que
equivocarse es tan humano y más cuando de predecir el futuro se trata, o como
se denomina en la jerga técnica: “hacer proyecciones económicas/financieras”.
Es inverosímil pensar (por no decir arrogante), por más que nos apoyemos en
sofisticados modelos, que le vamos a “pegar” a todo lo que proyectamos. Las
expectativas deberían apuntar al error para anticiparlo y corregirlo a tiempo.
Por eso hoy quiero presentarles nuestros más importantes aciertos y desaciertos
en 2012.
Entre los “descaches” más notables está el PIB: esperábamos un
crecimiento de 4.5%. No por justificarnos, pero nadie previó que 2012 acabaría
con la transcendental particularidad de la fuerte desaceleración de la
economía.
Nunca imaginamos que las famosas locomotoras del crecimiento
fueran a frenar en seco, no sólo por el desafiante entorno internacional sino
especialmente por cambios preocupantes a nivel local.
El
sorpresivo PIB de 3T12 evidenció problemas institucionales y choques adversos
desde la oferta que se han traducido en significativos descensos en inversión,
construcción y producción minera. En esta misma línea reconozco otros notables
desaciertos como tasa Repo/inflación, y ni para qué les cuento de la tasa de
cambio, esa sí que es un tiro al aire, prácticamente imposible de pronosticar.
Entre los aciertos podemos incluir el rendimiento
de la renta variable local. Frente al cierre del Colcap, nuestra proyección
presentó un cumplimiento de 98%. Así mismo, dentro de nuestro universo de
cobertura, ~95% del Colcap, el nivel de acierto que tuvimos en los rubros
financieros/operacionales proyectados para cada uno de los emisores fue en
promedio 96%. Y ni hablar de la renta fija, donde nuestra expectativa de
valorizaciones, especialmente para la deuda pública, nos llevó a sobreponderar
los portafolios de nuestros clientes en TES, lo que por supuesto se tradujo en
retornos sobresalientes.

En
general, considero que parte del éxito en nuestra tarea se basa en la humildad
para aceptar los errores. No podemos asumir que la proyección de variables es
una ciencia exacta. Existe una altísima probabilidad de error en lo que
hacemos; aunque en retrospectiva todo parece tan obvio, que a veces nos cuesta
entender cómo fue que no vimos claramente lo que iba a ocurrir. La mayoría de
las veces, como todo en la vida, sólo vemos lo que queremos ver y descartamos
inconscientemente lo que a nuestro juicio es imposible/impensable: somos ciegos
a las “colas” y eliminamos del análisis lo que desafía nuestra propia “normal”.
Por eso terminamos haciendo lo que tanto nos critican: “explicar mañana, por
qué no observamos hoy lo que dijimos ayer”.
Les
comparto lo que sabiamente respondió Leonardo Villar al email de mi colega:
“los economistas debemos burlarnos de nosotros mismos aún más de lo que se
burlan de nosotros los demás!”
Así
que mi invitación es que nos encontremos aquí, en este mismo espacio en un año,
para presentarles todo un nuevo paquete de aciertos y, por supuesto,
infaltables descaches.