Se le voló la piedra y se equivocó.
Ella misma lo reconoce.
RADAR:
-¿QUÉ responsabilidad tiene el presidente?
-¿Qué medidas debe tomar?
-¿Quién o quienes respaldaron a Hassan Nassar?
-¿Eso lo hizo el hombre solo?
-¿Qué harían los funcionarios colombianos si eso les
parece algo similar?
-Periodistas, ¿qué harían si les pasara algo parecido?
-¿Y el director y los directivos de Semana?
Son tantos interrogantes, que mejor lo dejo hasta ahí.
-¿Qué haría yo?
-¿Qué piensa de lo que escribió Ángela Patricia Janiot?
-¿Qué pensarán las directivas del medio dónde escribe y
labora Ángela Patricia?
Vamos a presentar las dos versiones: Primero Ángela
Patricia Janiot, quien “regaña” a Vicky.
Y dos: La versión de Vicky Dávila…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Así no, mi estimada Vicky, así no
Por: Patricia Janiot
Desde hace días estoy mortificada. Es como si se
hubiera materializado lo que por algún tiempo temí que me podría suceder.
Le sucedió a Vicky Dávila, una colega quien a pesar de
haber visto personalmente una vez, nuestras ocasionales conversaciones
telefónicas se convirtieron en charlas de solidaridad profesional en las que he
percibido al otro lado del celular, a un ser cálido y sensible frente a la
naturaleza humana. Solo que esta vez no puedo ser solidaria.
Siempre pensé que Vicky, independientemente de su línea
editorial, representaba a la mujer valiente, profesional, directa, que se abrió
su propio camino a pulso y con disciplina, lo cual le ha dado la posibilidad de
reinventarse. También deduje que algunos de sus trabajos periodísticos que
la involucraron en controversias y escándalos eran, en parte, el reflejo de la
ausencia en muchas de nuestras salas de redacción, de precisos códigos de ética
periodística, y que ese vacío la había convertido en una víctima que sucumbía
ante el poder que otorga un micrófono en los tiempos del cuestionable
periodismo de espectáculo.
Pensé que con sus tropiezos profesionales tenía
aprendidas importantes lecciones sobre los valores y límites que impone este
oficio. A ti, mi estimada Vicky, te digo con sincero aprecio: fue
vergonzosa e indigna la manera cómo manejaste la entrevista con el vocero
presidencial Hassan Nassar. Ese periodismo grosero, arbitrario y engreído,
no nos representa.
Habría sido muy fácil rebatir los argumentos de
hipocresía que esgrimía Hassan. Ya tenías listos sus tweets cuando en el
pasado criticaba en términos burlescos lo que ahora el portavoz presidencial
quiso defender con cierta soberbia. Esos trinos eran tu mejor arma para
desenmascararlo.
Resultaba aún más fácil responder a la zancadilla que te
tenía preparada con muy mala intención y prepotencia cuando el Alto Consejero
para las Comunicaciones del Gobierno de Iván Duque te recordó que tu esposo te
acompañó en un viaje en el avión presidencial cuando fuiste invitada por el
entonces presidente Juan Manuel Santos. Le debiste haber dicho que ese era
un viaje para atender un asunto de Estado.
A esos eventos de interés nacional, generalmente los
mandatarios invitan a personajes de la vida nacional con sus acompañantes, y tú
eras uno de esos personajes. En este caso, como lo alcanzaste a explicar
en tu programa, el avión no se estaba utilizando para un evento social de la
familia. Se trataba, nada menos, que de la santificación de una ciudadana
colombiana.
No entiendo por qué te sentiste agredida con la pregunta
de Hassan, a quien, por cierto, no conozco ni tampoco pretendo defender. Este
funcionario utilizó unas tácticas rastreras al desempolvar documentos del
pasado para fundamentar su defensa atacándote con lo que él llamó doble
moral. Sin embargo, esta oscura estrategia de Hassan para nada justifica
tu irrespeto al atacarlo con ferocidad. Me niego a colocar en un mismo plano de
responsabilidad tu comportamiento con la cuestionable conducta del vocero
gubernamental.
Fue absolutamente repudiable verte perder el control sin
argumentos, y de una manera poco profesional escucharte recitar toda clase de
improperios e insultos para demostrarle a tu interlocutor cuánto lo desprecias
por atreverse a formular unas preguntas incómodas.
¿No es eso para lo cual los periodistas estamos
entrenados? ¿Quién dijo que nuestros invitados no pueden también plantearnos
preguntas incómodas? Esto último era predecible, porque estabas hablando con
otro periodista que, además, conocías bien. Pero se te fueron las luces. La
oscuridad te hizo perder la razón y la capacidad que tenemos en este oficio de
reportar los hechos tal como sucedieron y apegarnos a la verdad.
La labor del periodista constantemente está expuesta ante
nuestra audiencia -a la que nos debemos- lo cual nos compromete a ser
profesionales y desempeñarnos con altura y responsabilidad. Cualquier ser
humano, incluyendo algunos de los detestables interlocutores de nuestras
entrevistas, merece respeto y ese es un valor básico que debe prevalecer en
cualquier interacción de nuestra vida diaria, y en este asunto tan elemental,
estimada Vicky, has perdido la brújula y has contribuido al desprestigio con
que se acosa a tantos periodistas.
Intentaste hacer un acto de contrición cuando al final de
la emisión pediste perdón a tu audiencia por el bochornoso altercado, pero debo
decirte que eso fue lo que más me entristeció. Aun con cabeza fría,
deliberadamente subiste la apuesta de los insultos, seguiste denigrando a tu
entrevistado y lo volviste a ofender. Como si fuera poco, justificaste tu
indecencia verbal con argumentos falsos, haciéndonos creer que hablabas de
Hassan cuando tus propias críticas en su contra aplican al mal comportamiento
que protagonizaste en la entrevista.
Así no, mi estimada Vicky, así no.
Ángela Patricia Janiot Martirena
(Bucaramanga, Colombia, 2 de octubre de 1963), es una periodista, reina de
belleza y exmodelo colombiana. Trabajó para CNN en Español desde 1992 hasta
2017. Actualmente trabaja como presentadora y
corresponsal sénior
en Noticias Univisión
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