El mundo está cambiando.
Están cambiando los
negocios.
Y en el caso del gobierno
colombiano y el sector empresarial tienen un reto importantísimo: se espera que el sector portuario se acomode nacional e internacionalmente, pues la competencia está en la primera fila.
La columna de Gabriel Silva nos puede servir mucho.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1

¿Puertos, regreso al pasado?
Por: Gabriel
Silva Luján
01 de
mayo 2017, 04:36 a.m.
Ya nadie recuerda a Colpuertos. Fue el símbolo de
una era en la que el tráfico marítimo del país estaba en manos de monopolios
estatales y de sindicatos obstruccionistas. Nada mejor para mantener la economía
de espaldas al mundo que unos puertos atrasados que se demoraban días para
descargar un buque.
La productividad de los puertos colombianos no era
muy diferente a la que se veía en el siglo XIX. A la economía le costaba esa
situación más de mil millones de dólares al año. Hasta que el presidente
Gaviria le apostó a la privatización de los servicios portuarios. Esos cambios
transformaron la productividad, la eficiencia y la competitividad del país.Esa revolución portuaria le ha significado al país innumerables ventajas: reducción de fletes, tiempos competitivos de cargue y descargue, incremento de los volúmenes de comercio exterior, disminución de costos a los sectores productivos, desarrollo regional... Sin embargo, ese paradigma se encuentra en crisis ante las nuevas tendencias que están transformando estructuralmente la industria portuaria.
Revisando la literatura sobre el tema se identifican una serie de tendencias
que están poniendo a los puertos colombianos bajo condiciones de alta
vulnerabilidad y en severo estrés (Cepal, ‘Reflexiones sobre el futuro de los
puertos’. Sánchez y Mouftier, 2016, entre otros). La ampliación del canal de
Panamá ha creado una demanda de servicios portuarios muy diferente a la del
pasado. Se ha despertado un apetito generalizado en la cuenca del Caribe,
Centroamérica y el Golfo de México por las inversiones portuarias. La
construcción de nuevos puertos y la modernización de los existentes en otros
países es ya una realidad. Esto obliga a los puertos colombianos a invertir o
que otros destinos se tomen su mercado.
La consolidación de una tendencia mundial hacia los megabuques de contenedores es otro factor que modifica estructuralmente la situación para nuestros puertos.
La consolidación de una tendencia mundial hacia los megabuques de contenedores es otro factor que modifica estructuralmente la situación para nuestros puertos.
Quien no se adapte a recibir esos barcos gigantes va a perecer. La
capacidad promedio de los buques de contenedores creció, entre 1996 y 2015, en
90 por ciento. Acomodar esas dimensiones cada vez mayores exige modificar la
infraestructura de acceso y de atraque, además obliga a manejar intensos picos
de descargue con su impacto en costos. Esas inversiones son indispensables si
no queremos regresar a la obsolescencia portuaria.
Según Yvo Saanen, experto en la materia, la adaptación de los puertos a los megabuques incrementará los costos operacionales en 17 por ciento y la inversión en equipos para adaptarse sería del orden de 35 a 75 millones de dólares por posición. El Gobierno debe facilitar las ineludibles decisiones de inversión, tecnología e infraestructura que necesitan los puertos para poder mantenerse a flote.
Según Yvo Saanen, experto en la materia, la adaptación de los puertos a los megabuques incrementará los costos operacionales en 17 por ciento y la inversión en equipos para adaptarse sería del orden de 35 a 75 millones de dólares por posición. El Gobierno debe facilitar las ineludibles decisiones de inversión, tecnología e infraestructura que necesitan los puertos para poder mantenerse a flote.
Las grandes navieras del mundo se están integrando globalmente e ingresando en
el negocio de puertos. Como si fuera poco, no solo se va a intensificar la
competencia entre facilidades portuarias en el Caribe y en el Pacífico, sino
que también tendrán nuestros puertos que vérselas con los gigantes de la
industria.
Los márgenes de rentabilidad se están comprimiendo al extremo. La viabilidad de
la industria portuaria exige un nuevo paradigma de políticas públicas. Un
Estado que entienda que económica y geopolíticamente tener puertos fuertes es
estratégico y que además contribuya a asimilar las ya irreversibles realidades.
De lo contrario, los puertos colombianos entrarán en una nueva era de
decadencia.

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