miércoles, 23 de marzo de 2022

El precio de los fertilizantes, una pesadilla para los países agrícolas. Por Marie-Pierre Olphand

Pesadilla.

El precio de los fertilizantes, una pesadilla para los países agrícolas.

Con la escasez de fertilizantes y la subida de los precios, los importadores de insumos no saben a dónde acudir para abastecerse en la próxima temporada.

Algunos agricultores latinoamericanos tendrán que tomar decisiones difíciles si las tensiones del mercado persisten. 

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 El precio de los fertilizantes, una pesadilla para los países agrícolas

Por Marie-Pierre Olphand

"Lo que le espera a África o a América Latina dentro de un año parece trágico", predice un comerciante de fertilizantes de Ginebra.

Los precios de la urea, la potasa y el fosfato se han disparado entre un 30 y 40% desde el inicio de la guerra en Ucrania, habiendo alcanzado ya máximos históricos a finales de 2021. A esto hay que añadir el aumento del precio del gas, que se utiliza para fabricar los abonos nitrogenados.

La tensión en el mercado procede del cese de las exportaciones de Ucrania y, sobre todo, de Rusia, que es un importante proveedor tanto de insumos como de materias primas utilizadas en su fabricación, como el azufre y el amoníaco, cuyo oleoducto hacia el Mar Negro ha tenido que ser cerrado. Moscú ha pedido a los productores de fertilizantes rusos que dejen de exportar. Una directiva que se suma a la imposibilidad de vender al exterior: Tres de los cuatro principales propietarios de empresas rusas de fertilizantes han sido objeto de sanciones, lo que hace que los bancos sean más cautelosos.

India, Brasil y el continente africano son especialmente vulnerables

 

La crisis está penalizando a los fabricantes de fertilizantes como la Office Chérifien des Phosphates (OCP) de Marruecos y, a su vez, a sus clientes. La OCP suele abastecerse de potasa rusa y bielorrusa para fabricar NPK, un abono que se vende sobre todo a varios países de África Occidental (Benín, Togo, Malí, Senegal). Por lo tanto, la OCP puede verse obligada a concentrarse en la producción de abonos fosfatados en detrimento de los NPK. Brasil, que importa 12 millones de toneladas de potasa al año, suele obtener la mitad de sus suministros de Rusia. De ahí la desesperación de los importadores que ya no saben a quién recurrir.

La misma preocupación tiene India, el otro gran importador de fertilizantes, que acaba de aumentar sus compras a Canadá, Israel y Jordania para satisfacer sus necesidades, que el gobierno estima en 30 millones de toneladas. 

En menor medida, Europa también está preocupada. Sólo Estados Unidos, que se autoabastece de fertilizantes, no debería sufrir la crisis actual. China también podría salir mejor parada que los demás, gracias a sus buenas relaciones con Rusia.

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