Tenemos que
estar pendientes, porque se puede enredar el país.
Me gusta
Sergio Clavijo porque es un profesional estudioso.
Siempre
que lo entrevistamos nos deja enseñanzas.
Ahora, nos
previene señalando que vamos a tener problemas con el Petróleo. Tanto que se
atreve a decir que, en unos años, si no nos ponemos las pilas, nos tocará
importar.
Y anota:
“Sorprende
que se hable de “grandes hallazgos” de pozos que aportan en conjunto menos de
50.000 bpd y que en el margen son superados por el ritmo de extracción.
Dicho
de otra manera, en Colombia no existe “elasticidad-productiva petrolera” frente
al precio promedio del petróleo, pues, mientras éste repunta un 44% (de US$45
en 2020 a US$65 barril/Brent en 2021), los volúmenes exportados caen 12%.
De allí
que el país enfrente alta probabilidad de convertirnos en importadores netos de
crudo a la vuelta de unos seis años (respecto del tope de reservas de ocho años
de 2012-2013). Y frente a este drama de las cifras petroleras declinantes,
resulta torpe que el candidato Petro hable de acelerar el abandono del sector
minero-energético, lo cual sería un acto económico-suicida”.
Vamos a
seguir leyendo al profesor Clavijo.
®rada®luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Déficit externo y diversificación
exportadora
Por Sergio Clavijo
Prof.
de la Universidad de los Andes
A pesar del repunte en
los precios de los energéticos en 2021, Colombia estaría arrojando un déficit
en su cuenta externa cercano a 6% del PIB.
Este resultado
sorprende negativamente por varias razones: i) ello ocurre en momentos de
tendencia alcista en precios energéticos, señal de que los volúmenes exportados
por Colombia aún no se recuperan; ii) la diversificación exportadora continúa
siéndonos esquiva debido a que las ideas de “cadenas productivas e innovación”
no se concretan; y iii) descenso en financiamiento vía Inversión Extranjera
Directa (IED), lo cual ha llevado el endeudamiento externo hacia 64% del PIB,
duplicándose en la última década. Analicemos cada uno de estos factores.
En materia de
volúmenes de exportaciones de petróleo, el año 2021 estaría cerrando con unos
100.000 bpd inferiores a los del pico de 800.000 en 2018. Esto indica que el
éxito explorador de Ecopetrol y de sus asociados deja aún mucho que desear.
Sorprende que se hable de “grandes hallazgos” de pozos que aportan en conjunto
menos de 50.000 bpd y que en el margen son superados por el ritmo de
extracción.
Dicho de otra manera, en Colombia no existe “elasticidad-productiva petrolera” frente al precio promedio del petróleo, pues, mientras éste repunta un 44% (de US$45 en 2020 a US$65 barril/Brent en 2021), los volúmenes exportados caen 12%.
De allí que el país enfrente alta probabilidad de convertirnos en importadores netos de crudo a la vuelta de unos seis años (respecto del tope de reservas de ocho años de 2012-2013). Y frente a este drama de las cifras petroleras declinantes, resulta torpe que el candidato Petro hable de acelerar el abandono del sector minero-energético, lo cual sería un acto económico-suicida.
A nivel de los
volúmenes de exportaciones de carbón, en 2021 estos cayeron unos cinco millones
de toneladas frente al pico exportador de 90 millones a finales de la década
pasada. Aquí el precio promedio también mostró un repunte importante al
llegarse a los US$85 tonelada, respecto de los US$65 en años anteriores, pero
su demanda está afectada estructuralmente por razones de índole ambiental y por
las dificultades en costos de transporte para servir el mercado de Asia. Esto
es particularmente difícil para Colombia frente a la “ambientalmente desalmada”
Australia (la única economía capitalista grande que no se comprometió a frenar
su ímpetu minero en el encuentro global COP26 de 2021).
Frente al tema de exportaciones “no tradicionales” se tienen todavía valores precarios de solo US$14.000 millones en 2021 vs. los US$12.000 millones de 2015 (ver gráfico adjunto). Esto implica una recuperación de solo US$2.000 millones frente al colapso exportador de US$20.000 millones respecto del total exportado en 2014, antes de la crisis generada por el fin del ciclo de commodities energéticos. “Houston: Colombia tiene un serio problema de faltante exportador de US$18.000 millones” y con exportaciones de aguacate hass por US$100 millones y uchuvas por US$30 millones no será posible solucionarlo.
A finales de 2021,
estuve en el Foro de la Cámara de Comercio de Barranquilla y puse de ejemplo el
caso exportador de Tecnoglass, elevando su facturación de US$100 millones a
US$500 millones. Y pensaba que si muchas empresas lograran aprovechar el factor
geográfico de estar a solo dos horas de vuelo de Miami, entonces dicha
diversificación exportadora lograría “mover la aguja” para cerrar esa
monstruosa brecha de US$18.000 millones (antes explicada). También mencioné
cómo en los años 80 esa diversificación se vio impulsada por desarrollos
agro-industriales, como los de Grajales en el Valle del Cauca.
No obstante, después el país se enteró que buena parte del capital de ese emprendimiento agroindustrial Grajales provenía de lavado del narcotráfico y de allí su colapso. Recientemente se ha mencionado en noticias internacionales que dineros asociados a Tecnoglass podrían tener también fuentes oscuras. Esto sorprende pues dicha firma había colocado sus acciones en la BVC, aunque recientemente optó por deslistarse de allí y procedió a emitir acciones en el mercado de valores de los Estados Unidos. Todo esto requiere prontas aclaraciones.
Resultaría muy
negativo para el ánimo diversificador en materia de exportaciones que se
llegara a concluir que el “costo Colombia (energético, transporte y laboral)”
es tan elevado que solo empresas asociadas con el sistema de blanqueamiento de
dineros del narcotráfico son capaces de competir a nivel global.
Y, por último, tenemos el serio problema de composición del financiamiento de faltantes externos que, en 2021, probablemente ascendieron a casi US$19.000 millones (6% del PIB). Esta es una cifra elevadísima respecto del referente señalado por el Banco de la República un par de años atrás cuando decía que “lo sostenible” para Colombia eran déficits externos inferiores a 2,5% del PIB.
Infortunadamente, los resultados adversos están allí: i) Colombia ha completado una devaluación cercana a 60% real durante 2015-2021 (computada contra principales socios comerciales), siendo la moneda con mayor deterioro acumulado (después de Argentina y Venezuela); y ii) la deuda externa público-privada bordea los US$180.000 millones, un 64% del PIB, pues a medida que se retrae la IED solo queda la opción de incrementar dicha deuda.
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