sábado, 10 de noviembre de 2018

La odisea del recién nacido Emmanuel para no morir en la selva

Uno se queja porque no conoce la vida de los que, de verdad, han sufrido... lo que nos ha pasado a nosotros, es una pendejada, si nos adentramos en las desgracias de muchos ciudadanos del mundo.
Quien ahora es el presidente de China, Xi Jinping, vivió en una cueva durante 7 años, entre los 15 y 22.

Lo que le pasó a Clara López y a su hijo, Emmanuel, es su cautiverio, se nos ha ido olvidando...

Por eso presento este episodio de Clara, registrado en Las2orillas, para ir entendiendo un poco este mundo que nos ha tocado vivir.

Debo aclarar que soy un ciudadano agradecido con Dios por todo lo que me ha regalado...

La odisea del recién nacido Emmanuel...

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La odisea del recién nacido Emmanuel para no morir en la selva

La odisea del recién nacido Emmanuel para no morir en la selva

Desde que nació todo le fue difícil sin su mamá. Un campesino del Guaviare, y terminó abandonado en un hogar del ICBF en Bogotá
Por:  Noviembre 10, 2018
La odisea del recién nacido Emmanuel para no morir en la selva
Foto: Archivo
Al octavo mes de embarazo por orden de Martín Sombra, el carcelero de las Farc, la separaron del grupo donde estaba: 28 militares y 10 civiles entre los que se contaba su amiga y compañera de luchas políticas, Ingrid Betancourt. La llevaron a un cambuche compuesto de una camita estrecha a un kilómetro del campamento. Clara, a sus 39 años y en medio de la selva, tenía miedo de que el parto saliera mal. Por eso pedía una y otra vez que le trajeran un médico o al menos que tuvieran la supervisión de la Cruz Roja. Nadie le hizo caso. El 16 de abril de 2004, al mediodía, llegaron los guerrilleros que habían recibido asesoría de los hospitales móviles creados por el Mono Jojoy. A Clara López le aplicaron anestesia y, cuando se despertó, cinco horas después, el comentario de un guerrillero le disipó todas sus dudas: “Quédese quieta. El niño está bien”. Fueron 40 días de recuperación. Le asignaron a un enfermero las 24 horas. Al pequeño, que bautizaron Emmanuel, que significa Dios con nosotros, le pusieron otro guerrillero para que estuviera pendiente de cada uno de sus movimientos. Por los problemas del parto había nacido con su brazo derecho roto.
El 6 de julio, maltrecha aún por la improvisada cirugía, Clara López regresó al grupo. Ya tenía las fuerzas suficientes para cargar al niño. El llanto de Emmanuel generó molestias dentro del grupo. Una de las que más se molestaba era la propia Ingrid. 
La relación ya estaba rota entre ellas en ese momento.
El 15 de julio, acosados por los bombardeos de la Seguridad Democrática, levantaron campamento y empezaron la gran marcha. Caminaron hasta octubre. El gran reto para Clara fue cruzar el gran río Guaviare. Sangrante, lacerada, maltratada pudo tener consigo ocho meses a su niño. La dicha se le acabó cuando el bebé cumplió ocho meses. En enero de 2005 el niño tenía síntomas de tener leishmaniasis, una enfermedad que nace de las picaduras de moscos en la selva y que producen llagas de hasta 15 centímetros de diámetro. Ante el llanto incesante del niño dos guerrilleros le dijeron que lo llevarían ante un curandero y que el niño sólo estaría unas semanas separado de ella. Clara López pasaría tres años sin verlo.
Foto El Espectador
Al niño lo llevaron río Inirida abajo, hasta el caserío El Retorno en pleno Guaviare. Se lo dejaron a Crisanto Gómez, un campesino que estaba emparentado con el curandero del pueblo. Los guerrilleros le dijeron que regresarían por el niño en unos días, una vez lo sanaran. Pasaron los meses y Crisanto no volvió a saber de ellos. A pesar de su pobreza, que los llevó muchas veces a comer una sola vez por día, decidieron quedarse con el niño como un hijo más. Le pusieron el nombre de Pegui. El suegro de Crisanto, el Curandero, no podía sanar al pequeño a quien la diarrea parecía consumirlo. Crisanto subió a Pegui a una canoa y navegó río arriba hasta San José del Guaviare. Allí, en un puesto de salud, lo primero que le pidieron fue un registro civil para atender al niño. Dos días después, mientras el niño se debatía entre la vida y la muerte, le consiguieron un documento en donde el niño aparecía con el nombre de Juan David Gómez Tapiero. El diagnóstico del niño era devastador: tenía desnutrición, paludismo, diarrea aguda, leishmaniasis, además de una fractura en el húmero del brazo derecho. No les quedó de otra que remitirlo al ICBF en Bogotá.
Dos años estuvo en un hospital en Bogotá. Crisanto recibía de cuando en cuando reportes sobre el estado de salud del niño. En diciembre de 2007 la vida se le empezaría a oscurecer a Crisanto. Una cuadrilla de guerrilleros de las Farc llegó a su casa. Le pedía razón por el niño. No estaba, se enfurecieron. Le dieron plazo. Dos semanas. Una pistola en la cabeza y un ultimátum de 24 horas para encontrar a Emmanuel lo sacaron corriendo a San José del Guaviare en donde le contó al Defensor del Pueblo todo lo que estaba pasando. En ese momento, gracias a John Frank Pinchao, policía que se le escapó a las FARC, se sabía que Clara López saldría libre con el bebé. El policía también contó que el niño no aparecía. No tardaron mucho tiempo en saber cuál era la verdadera identidad de Pegui. El 31 de diciembre de 2007, la misma fecha en que fue liberada Clara López, la policía rescataba al niño del ICBF. Se lo entregaron a su mamá 10 días después.
Hoy Clara y Emmanuel viven juntos y felices. Él tiene 14 años. Es un adolescente despierto, lector voraz que sueña con algún día ser escritor. Aunque no recuerda nada de sus años en la selva, es seguro que tiene muchas historias que narrar.

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