Él
ha sido mi médico de cabecera… Y ha viajado conmigo más de 50 años de mi vida.
Lo
que escribe hoy, lo hace porque es un ser humano comprometido con su profesión.
Aunque,
mi querido hermano, para que eso pueda cambiar, tendremos que cambiar el
sistema tan inhumano con el que se está atendiendo a los colombianos.
¿Una
consulta de 40 pacientes al día, que es manejada por un solo especialista, qué
nos puede proporcionar? Para mí, desastre, solamente desastres…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Domingo, 14 de febrero de 2016
De vuelta al médico de cabecera
Por Rafael Alberto Rada Conrado
El
médico en antaño era una figura muy considerada por la sociedad. La población
tenía gran fe en los galenos y depositaba toda su confianza en ellos. Seguía a
pie juntillas lo que le recomendaba y se sentía un tanto incómodo cuando volvía
a verlo y no había seguido sus instrucciones.
No
solo le contaba sobre los malestares que le aquejaban, sino que le confiaba
asuntos de su vida familiar. Las mujeres, quienes generalmente han liderado el
cuidado de la salud de la familia, le hablaban al médico de cómo eran sus
relaciones conyugales y cómo se comportaban los niños. En muchas ocasiones el
médico terminaba siendo su compadre.
Era
una relación bastante cercana, en la que el galeno se convertía en consejero de
gran número de familias, a quienes orientaba en el cuidado de su salud y de su
vida familiar. Por ello aquella denominación de “mi médico de cabecera”.
Desde
hace unas décadas para acá, porque sí, ya van más de dos décadas de ello, la
relación médico-paciente ha sufrido una ruptura que ha ido creciendo con el
paso de los años. Ya se perdió la categoría de médico de cabecera y quedan
pocos vestigios del médico consejero. Ya no es el aliado de sus pacientes, de
las familias; ahora es un sujeto distante, un desconocido a quien le tocó el
turno de atender a las personas. Y en ocasiones, no pocas, se ha convertido en
su contraparte.
Las
nuevas exigencias que le ha impuesto el sistema de salud al médico, le dan poco
tiempo para establecer una relación cercana con su paciente y menos aún con la
familia de los mismos. Los asuntos administrativos que ahora le toca atender al
médico lo dejan con pocas posibilidades de conocer más a sus pacientes.
Ya
no tiene una auxiliar que le apoye y menos aún una secretaria. Ahora debe
gritar desde su escritorio el nombre del paciente que debe seguir o apoyarse en
el paciente atendido para que llame a quien sigue en turno. Se concentra muchas
veces en el computador que tiene para diligenciar las historia clínicas, y
cuando es poco hábil, el paciente siente que no le presta atención. Alguien
comentaba en una ocasión que el médico que lo atendió estaba tan concentrado en
el equipo de cómputo, que cuando terminó de interrogarlo, le dijo al galeno: “¿Ya
atendió al computador, cuándo me atenderá a mí?”.
Estos
asuntos anotados y otros más, han llevado a una deshumanización progresiva de
la atención médica, la cual debe empezar a resolver. Se hace necesario que los
pacientes empiecen a recuperar confianza en los médicos, que los miren como sus
aliados en la solución de los problemas de salud que los aquejan. Esta es una
tarea en la que deben intervenir diferentes actores, el sistema tiene que
brindar al médico mejores condiciones laborales para que ejerza con
tranquilidad y dedique más tiempo al paciente y menos a los asuntos
administrativos.
Si
bien el médico debe entregarse más a sus pacientes, la ciudadanía debe volver a
verlo como ese ser humano y profesional que se formó para ayudar con el alivio
de los problemas de salud.
Es
hora de volver al médico consejero, se hace necesario recuperar al médico de
cabecera.
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