De salida no estoy de acuerdo con el título: “El pecado original…” Pero,
bueno… las instituciones, los países, los hombres pasan por crisis y esta es
una y le tocó a la Cámara de Comercio de Barranquilla.
Me imagino cómo deben sentirse los protagonistas, si los
barranquilleros, costeños y colombianos nos hemos tenido que dedicar un rato a
leer y pensar en este episodio -largo ya-, que se ha vuelto incómodo y no nos
deja trabajar como se necesita. Hay muchas labores que realizar en todos los
aspectos de la vida y este rollo de la Cámara nos tiene a la expectativa, a
quienes queremos a esta ciudad y a esta región caribeña.
Ahora Semana le da la oportunidad a Samuel Tcherassi Solano para
expresarse.
Aquí tenemos la versión de Tcherassi.
RADAR,luisemilioradaconrado
22 mayo 2013
El pecado original de la Cámara de Comercio de
Barranquilla
NACIÓNEn
el último año no ha tenido una directiva estable, pues la elección ha sido
impugnada, anulada o revivida mediante tutelas.
Un año de interminable crisis cumple por estos días
la Cámara de Comercio de Barranquilla. Año en el cual ha habido tres juntas
directivas, varios directores ejecutivos, tutelas resueltas a favor y en contra
de grupos de empresarios que se califican unos a otros como carteles (con
connotaciones negativas), agravios y descalificaciones que parecen más propias
de un concejo municipal de pueblo que de una institución centenaria de una
ciudad que vio nacer las más prósperas industrias a principios del siglo XX, lo
que le valió el merecido nombre de la “Puerta de Oro de Colombia”.
En mayo del año pasado, al igual que en todas las
cámaras de comercio del país, en Barranquilla debían realizarse las elecciones
de los ocho miembros de la junta que son elegidos por los comerciantes que
hayan cumplido con la obligación de renovar su matrícula y estar además
afiliados, requisito que cumplían aproximadamente un poco más de 5.000
comerciantes.
Sin embargo, una serie de denuncias informaban
acerca de afiliaciones masivas en los primeros meses de 2012 de sociedades
anónimas simplificadas y de personas naturales. Esto no tendría nada de raro,
pues en los últimos años, esa había sido la modalidad mediante la cual se
habrían elegido los miembros de junta que mantuvieron una hegemonía
imperturbable en la Cámara de Comercio.
En 2007
comenzó a desmoronarse y el inamovible director ejecutivo cayó de manera
estruendosa en medio de un escándalo en el que salieron a relucir grabaciones
donde dejaban al descubierto las intenciones de un grupo, a quienes en la
ciudad han denominado el ‘Cartel del Suero’, cuyos líderes fueron durante
varios años el exministro y expresidente de Gases del Caribe Guido Nule Amín,
el también exministro Arturo Saravia Better y Pablo Gabriel Obregón
Santodomingo.
Comenzaba el epílogo de una época en donde
industrias y empresas que fueron símbolo de la ciudad durante décadas,
desaparecieron o dejaron de tener connotación local porque esas empresas ya no
tienen su domicilio principal en la ciudad.
Después de varios aplazamientos, las elecciones se
realizaron el 5 de julio del 2012, y un grupo de comerciantes, entre los cuales
estaban exdirectivos de Undetco, empresarios de la industria textil como Samuel
Tcherassi Solano, en alianza con Olímpica (grupo comercial más importante en la
ciudad), formaron un frente común con otros empresarios de diversos sectores y
armaron una operación electoral para disputarle las mayorías a quienes
consideraban la hegemonía y lograron obtener siete puestos en la junta
directiva.
Y la crisis la atribuyen a la intención política de
usar la Cámara de Comercio como plataforma política, por tanto no es extraño
que algunos delegados del Gobierno Nacional son hijos, hermanos, familiares o
recomendados de políticos.
El último episodio fue que una nueva tutela,
fallada por un Juez Civil del Circuito de Bogotá, anuló las decisiones tomadas
por la Superintendencia de Industria y Comercio y declaró como válida la
elección realizada el 5 de julio del 2012. Ordenó que los elegidos volvieran a
sus cargos. Elección que fue descalificada y apelada por el superintendente
Pablo Felipe Robledo.
Entre tanto, la junta que debía asumir sus
funciones el lunes pasado después del fallo de tutela no lo hizo, porque sólo
son seis miembros de 12 y no pueden tomar decisiones, se necesita de un miembro
más, entonces solicitaron al juez que aclare quién o quienes deben asumir los
dos cupos vacantes. La pregunta es: ¿Por qué los otros cuatro miembros del
Gobierno Nacional no sesionan con los elegidos? En Barranquilla se preguntan si
los delegados del gobierno no deberían responder en defensa de los recursos
públicos que administra la Cámara de Comercio. ¿Cuáles son las instrucciones
del gobierno para esos miembros?
El lunes, en rueda de prensa con los medios de
comunicación, el presidente de la junta elegida el pasado 5 de julio, Samuel
Tcherassi Solano, dijo que como empresario estaba sorprendido de lo anacrónica
que era la Cámara de Comercio en su organización, pues parece estar configurada
para otra época y calificó como exagerada la nómina, pues el 40 por ciento de
los ingresos (8.000 de 20.000 millones), se va en pagar salarios.
Dijo que no habían asumido el lunes, porque
consideraban que les habían tendido una trampa y que iban a esperar una
consulta que hicieron al juez de tutela en cuanto a quiénes debían asumir los
cupos vacantes, que los han juzgado sin haber asumido y que él, como
empresario, lo que quería era trabajar por los temas del comercio internacional
y mejorar las condiciones de los comerciantes locales.
Una de las afirmaciones en las que insistió Samuel
Tcherassi fue en pedirle neutralidad a la Superintendencia de Industria y
Comercio, en cabeza de Pablo Felipe Robledo, pues, afirmó, se ha inclinado en
favorecer al sector de empresarios y comerciantes que ha controlado la cámara
históricamente. Cuestionó que Robledo sólo se reúne con un sector y nunca ha
aceptado reunirse con los miembros elegidos, aunque ha venido nueve veces a
Barranquilla en seis meses, y le reprochó el sentido de sus trinos en su cuenta
de Twitter, los cuales lo inhabilitarían, pues muestran su inclinación o
tendencia a considerar que unas afiliaciones masivas sí son válidas y otras no.
Tcherassi cuestionó también el hecho de que la
Cámara participe en 23 juntas por participaciones que tiene en igual número de
sociedades, como el Carnaval de Barranquilla, el Zoológico y el Centro de
Eventos y Convenciones, pero las utilidades que recibe no corresponden a las
inversiones que ha hecho. Una de esas participaciones es precisamente en la sociedad
concesionaria del aeropuerto, sociedad que debe pagar a la Aerocivil 35.000
millones de pesos porque en 15 años no hicieron las inversiones estipuladas.
Concluyó Tcherassi diciendo que está metido en
estos problemas porque no es político, ni sabe ser político. Lo que se sabe es
que cuando la nueva junta se posesionó, les habían exigido que ratificaran a
Luis Fernando Castro como director ejecutivo, pero fue rechazado, lo que habría
molestado a un alto nivel de gobierno. Ese sería uno de los pecados originales
de esta junta; el otro, obviamente, haber utilizado el mismo recurso electoral
empleado por las juntas hegemónicas de años precedentes. Los barranquilleros
del común no creen justo que la denominada capital del TLC esté viviendo un
bochornoso episodio que habla muy mal de su clase empresarial.
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