Interesante que revisemos este escrito de Sergio Clavijo.
Con él aprendemos parte de lo que está pasando a
nivel internacional con el carbón, la India, China y Colombia.
Y más, lo que está pasando con el medio ambiente,
que involucra no solamente a los países que mencioné, sino a todos. Es decir, a
todo el planeta.
Sin embargo, parece que hay algunas naciones, sus
mandatarios y personas a nivel global, que piensan que si se presenta una
desgracia mundial, no serán objeto de esas tragedias.
Vamos a leer al señor Clavijo…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Mercado del carbón: India y Colombia
Sergio Clavijo, de ANIF
A finales de 2015, se llevó a cabo la vigésimo
primera Conferencia de la Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21) en
París, la cual reunió a 195 países en torno al compromiso de limitar las
emisiones de gases de efecto invernadero. Cabe recordar que uno de sus grandes
logros fue la unanimidad en el compromiso de reducir el calentamiento global en
al menos 0,5° centígrados adicionales, respecto de los 2° centígrados que se
pronostica se estará calentando el planeta en el curso de este siglo.
No obstante, el presidente Trump retiró a Estados
Unidos de dicho acuerdo en 2017, alegando falta de compromiso con el control de
las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de países como China e
India (ver Comentario Económico del Día 5 de julio de 2017). En efecto, estos
dos países se han consolidado como dos de los mayores emisores de CO2 y los
mayores consumidores de carbón en el mundo (participando del 60% del consumo
total).
En este contexto, el mundo entero ve hoy con preocupación lo difícil
que será alcanzar las metas trazadas en materia medioambiental.
Si bien China ha mostrado crecimientos sostenidos
en su demanda de carbón a lo largo de este siglo, el caso de India es aún más
preocupante a nivel medioambiental. Por ejemplo, durante 2017, India incrementó
su consumo de carbón en 27 millones de toneladas (+4,8% anual), empujado por
una mayor demanda de energía eléctrica. Más aún, cerca de 70% de la matriz
energética de India se concentra en la generación termoeléctrica a base de
carbón.
Esto quiere decir que detrás de los crecimientos
del PIB-real de India, a tasas cercanas a 7% promedio anual durante el último
quinquenio, se esconde una gran catástrofe ambiental. Esto a pesar de que India
ha tratado de mejorar su manejo-disposición del carbón y se ha movido
marginalmente hacia fuentes alternativas de energía bajo iniciativa privada
(ver Financial Times: “India’s renewable rush puts coal on the back burner”, 1o
de enero de 2019”). Aun así, el balance ambiental es desastroso ya que: i) 70%
de las fuentes hídricas en el país están contaminadas y por lo menos 200.000
fallecimientos por año están asociados a ello; y ii) se estima que la
expectativa de vida se ha reducido en diez años por la contaminación ambiental
(particularmente en las grandes ciudades), ver The Economist, “Even by the
standards of poor countries, India is alarmingly filthy”, 6 de diciembre de
2018.
La Agencia Internacional de Energía ha venido
proyectando que la demanda energética en India se triplicará durante 2018-2030.
En parte, ello se explica por su poca disponibilidad, pues el consumo privado
es tan solo 38% del promedio mundial y la cobertura tan solo es de 85% de la
población.
Luce entonces complicado que India logre migrar
hacia fuentes alternativas de energía en un futuro cercano. Esto debido a que:
i) el Estado tiene alta participación en empresas de explotación del carbón;
ii) esas empresas tienen alto endeudamiento bancario local, luego una
contracción del sector carbonífero conllevaría riesgo sistémico; y iii) el alto
riesgo que encierra entrar a depender de fuentes de energía renovables (ver The
Economist, “The black hole of coal”, 2 de agosto de 2018). Se ha estimado que
unas 10-15 millones de personas en India están directamente vinculadas al
sector carbón, luego todo el mundo le da preminencia al negocio de corto plazo
más que a preocupaciones de tipo ambiental.
¿Qué implicaciones tiene esta situación de
desbalance entre lo económico y lo ambiental para el mercado de carbón de
Colombia? La primera paradoja es que si bien Colombia tiene una matriz de
fuentes energéticas bastante limpia gracias a la generación hidroeléctrica (65%
del total), se tiene una alta dependencia comercial en exportaciones de carbón
(ver Comentario Económico del Día 24 de enero de 2019). Nótese que Colombia es
el cuarto jugador más importante en exportaciones de carbón a nivel global (con
cerca de 90 millones de toneladas/año). Luego, a pesar de nuestras supuestas
preocupaciones ambientales, en la práctica sabemos el gran daño que hace su
consumo en los países que nos lo compran.
El problema a futuro es que se sabe bien que el
efecto invernadero es global. Por ejemplo, Europa ha señalado que se apegará al
tratado COP21 y reducirá sus compras-consumo de carbón, lo cual pronto estará
afectando nuestras exportaciones a ese, nuestro principal mercado. Pero, entre
tanto, los exportadores buscarán compensarlo con mayores ventas a China e
India, aunque probablemente con una tendencia descendente en el precio global
respecto de los buenos precios recientes.
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