¿La
respetamos los colombianos?
Es
una buena pregunta que requiere respuestas…
Leamos
a Jairo Parada, cuando habla de ajustes institucionales.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Ajustes
institucionales
Por Jairo Parada
Una constitución, según los institucionalistas americanos, define las
reglas de juego formales básicas de una sociedad. Su reforma no es asunto
baladí. En el fondo, la Constitución y las leyes que las Cortes hacen cumplir
definen los valores de una sociedad. Por lo anterior, el foro realizado el
pasado viernes sobre la Justicia en Colombia fue muy importante. Sin embargo,
la asistencia masiva de funcionarios judiciales y la ausencia de la sociedad
civil fue evidente. En realidad, fue convertido, en la mañana, en una batería
de aplausos a los miembros del Consejo Superior de la Judicatura (CSJ) por
parte de muchos empleados judiciales, para presentar la reforma que cursa
en el Congreso como un “ataque” a la justicia.
No me dejó una buena impresión que el actual
presidente del Consejo –removido por el Consejo de Estado– y pegado al cargo
con apelaciones, apareciera como el adalid del sector, después de haber hecho
uso del “yo te elijo, tú me eliges” en su tránsito múltiple por varias cortes.
El Gobierno desarmó la discusión con una exposición
sólida del ministro Néstor Humberto Martínez, aclarando que la reforma actual
ni es una reforma de la justicia ni es una reforma electoral. Se trata solo de
ajustes urgentes a la arquitectura constitucional debido a la ruptura que se ha
creado con el famoso articulito que instituyó la reelección, y graves
situaciones que ocurren en la esfera política. La verdad, es que nadie pretende
que dicha reforma resuelva los grandes problemas de la justicia, como alegaron
muchos magistrados. Pero, que se necesitan ajustes inmediatos, es un argumento
válido. La discusión se debe plantear en la esencia de los asuntos.
Sin duda,
el tema de la representación senatorial de los departamentos excluidos es
clave. Así como la necesidad de establecer las listas por partidos y liquidar
el voto preferente. Los partidos son organizaciones que operan como correas de
transmisión entre la estructura de clases de una sociedad y el poder político
del Estado. Ya es hora de que los colombianos entendamos que hay que votar por
partidos y no por fulano o mengano.
Asimismo, si no nos gustan los actuales
partidos, podemos crear otros, pero que sean de peso para que pasen el umbral.
Nada de microempresas electorales. Igual de importante es el tema del Tribunal
de Aforados. La actual Comisión de Acusaciones de la Cámara se volvió de
“absoluciones”, debe eliminarse pero remplazarse por algo distinto que tenga
dientes. Nadie puede estar por fuera de la ley
Para el ciudadano común y corriente, la justicia
del país no va bien, se ha ido desacreditando. Solo un 17% de los ciudadanos
cree en las Cortes, y de la valiente Corte que se enfrentó al uribismo, poco
queda, siendo remplazada por epígonos del conservatismo y el procurador. Es una
lástima, pues el país está lleno de magistrados y jueces valientes, pero casi
nunca llegan a estos altos cargos. El CSJ tiene muy poco que mostrar. Los
ajustes se necesitan ya.
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