viernes, 13 de octubre de 2017

James Wolfensohn, expresidente del Banco Mundial luchó contra la corrupción



JAMES WOLFENSHON: Uno de los buenos del Banco Mundial.
Defendía los pobres.
Le apostó a controlar el sida.
Igual a fortalecer la educación y la salud.
James Wolfensohn dejó muchas huellas porque era de los ciudadanos del mundo que no estaba de acuerdo con la corrupción.
Recordémoslo aquí en el RADAR.

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James Wolfensohn, expresidente del Banco Mundial luchó contra la corrupción


Como presidente del Banco Mundial, Wolfensohn afirmaba machaconamente que el mundo no puede dividirse entre "los que tienen" y "los que no tienen". La pobreza en cualquier lugar significa pobreza en todas partes, y es necesario un crecimiento equitativo para la estabilidad y la seguridad de todos. De hecho, ése es el verdadero significado de la globalización.
 
Obsesión por la pobreza

Esa obsesión casi dolorosa por la pobreza por parte de un hombre que se hizo rico en Wall Street es precisamente lo que necesitaba la institución en aquellos años, según los expertos.
"Organizó la compleja misión del Banco alrededor de un objetivo: la reducción de la pobreza", dijo Colin Bradford, un ex economista jefe de la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos.
El Banco Mundial fue creado en 1944 para la reconstrucción de Europa tras la II Guerra Mundial y durante su historia se ha reinventado varias veces en busca de un espacio en el mundo.
 
Reducción de la deuda

Wolfensohn redujo el peso de los programas para promover la reducción de la deuda y el combate a la inflación, explicó Bradford. En su lugar dirigió el Banco a proyectos de salud y educación, entre otros, que tienen un impacto directo en la vida de los pobres.

El presidente saliente del BM también capeó la ola de protestas contra las organizaciones económicas internacionales que tuvieron su mayor exponente en los disturbios durante la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que se celebró en Seattle (EEUU) en 1999.
Wolfensohn "estableció una colaboración real con la sociedad civil", señaló Barbara Stocking, la directora de la organización humanitaria Oxfam en Gran Bretaña, tras una reunión en Washington con Wolfowitz.
 
Menos elitismo

El banquero saliente hizo al BM menos elitista: hasta su llegada era una organización que sólo hablaba con presidentes y ministros, y que diseñaba programas desde su torre de marfil en el centro de la capital estadounidense.

Una de las realidades que hacen fracasar proyectos perfectamente planeados desde lejos es la corrupción. Con Wolfensohn cambió la política "de mirar para otro lado" cuando los poderosos roban, a juicio de John Williamson, del Instituto de Economía Internacional.
 
Paradójicamente, a veces la mayor oposición a sus ideas vino no de fuera, sino del seno de la propia institución.

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