La inflación
sin alimentos se ubicó en 1,28%, siendo la variación mensual para febrero más
alta de la última década. Los datos sugieren que, a pesar de que la presión
de la división de alimentos ha liderado las alzas en los últimos meses,
efectos de los altos costos de insumos a nivel internacional y la indexación a
nivel local están jalonando los precios generales de las divisiones
restantes.
A nivel de los
principales grupos, la división de alimentos y bebidas no alcohólicas fue la
que más aportó al resultado en el mes. El cambio mensual de dicha canasta fue
de 3,26%, descendiendo 53 pbs respecto a enero, pero manteniendo un registro
considerablemente superior a la que anticipaban los analistas. En esta
división, los alimentos perecederos mantuvieron el protagonismo con altas
variaciones mensuales en productos como papa (16,1%), cebolla (12,9%), tomate
(12,4%), plátanos (10,1%) y yuca (9,2%), aunque menores que las registradas
en enero, tendencia que también mostraron las carnes (1,1%). Por otra parte,
productos procesados como el arroz (4,3%) y las pastas alimenticias
(3,9%) mostraron incrementos más pronunciados que el primer mes del año. Es
así que los perecederos acumulan una variación anual de 35,5%, seguidos por
las carnes con 27,8% y los procesados con 13,3% (Gráfico 1). Las alzas siguen
estando explicadas por una dinámica de altos costos de agroinsumos y cuellos
de botella, además de una disminución de la oferta de los productos, como es
el caso de las carnes. En línea con lo anterior, la división de restaurantes
y hoteles también registró un importante incremento en febrero, con una
variación de 2,22% a causa de las presiones derivadas de los precios de
alimentos y del incremento de costos relativos a la prestación del servicio,
así como un posible efecto adicional producto de la normalización en el cobro
de impuestos en el sector.
La división de
alojamiento y servicios públicos fue la segunda con mayor aporte al
incremento de precios de febrero, con un aumento de 0,71%. En este caso, las
tarifas de energía y gas incrementaron en 2,6% y 2,2% en medio de nuevos ajustes
de las tarifas que incluyen cobros por pérdidas en el caribe (en el caso de
la electricidad) e indexación a la tasa representativa del mercado (en el
caso del gas). Por su parte, los arrendamientos (0,4%) muestran una
aceleración gradual en su inflación anual, en línea con su ajuste a la
inflación causada en 2021.
La división de
educación presentó un alza importante en febrero (4,5%), como es habitual,
pero fue inferior a la anticipada. Esto se debió a que las
instituciones de educación superior públicas todavía siguen impactadas por
medidas de gratuidad gubernamentales y se presentó una menor indexación de lo
habitual en las matrículas privadas, en un entorno de retorno gradual a la
normalidad, con lo que la variación mensual estuvo por debajo casi 40 pbs
respecto a la del mismo mes en la pre-pandemia. Estos impactos también se
evidencian en la variación anual, que sigue mostrándose negativa (- 4,1%).

Respecto a las
canastas económicas, la de bienes transables reflejó una importante variación
de 1,6% en el segundo mes del año, presionada por los altos niveles de la
tasa de cambio y por factores como el alto costo de insumos para la
elaboración de algunos bienes que agrupa, como es el caso de los productos de
limpieza y mantenimiento (4,9%), los elementos de aseo (3,6%) y los artículos
para higiene corporal (1,6%). Los regulados, por su parte, muestran una
variación de 1,2%; bienes dentro de los cuales, aparte de los incrementos ya
señalados en servicios públicos, se registraron aumentos en la parte de
transporte, con alzas en los peajes de 3,2% por alzas pendientes en algunos
corredores viales, seguido del transporte urbano (1,1%) que terminó de
recoger las alzas reportadas a lo largo del mes previo, principalmente en
Cali, Armenia, Medellín y Bogotá.
En cuanto a la
canasta de no transables, estos reflejan un aumento que resulta menor al de
transables y regulados, lo cual está asociado a que estos bienes mostraban
variaciones mensuales en 2021 más bajas que las asociadas a las otras
canastas. Adicionalmente, esta agrupa algunos bienes que muestran una alta
afectación por el salario mínimo, como es el caso de algunos servicios como
el doméstico, o servicios recreativos, o indexados a la inflación, como es el
caso de los arriendos, y de los cuales se ve un traspaso aún paulatino de los
incrementos percibidos en el indicador inflacionario y en el salario mínimo
resultantes de 2021.
Es de
esperarse que la inflación se mantenga presionada en los siguientes meses por
los cuellos de botella que aún permanecen a nivel internacional y local, así
como factores propios de la formación de precios y expectativas que faltan
por materializarse. A lo anterior se suma la alta incertidumbre por la
invasión de Rusia a Ucrania, que ya ha producido un alza considerable en precios
de varios bienes básicos y que amenaza con profundizar los cuellos de botella
globales. Por el lado contrario, la reciente apreciación del tipo de
cambio puede moderar el traslado a precio de algunos factores, especialmente
externos y se espera que con la realización del día sin IVA en marzo se
vuelva a registrar alguna moderación, transitoria, en precios de bienes
semidurables, especialmente. Finalmente, las recientes medidas del gobierno
de reducción de aranceles para productos agrícolas, especialmente, aportarán
un alivio en el mediano plazo a los costos de producción de alimentos. 
En este
contexto, el Banco de la República enfrenta un escenario complejo con la
combinación de una inflación con fuerte tendencia al alza, tanto en la total
como en la básica, con el riesgo de mayor persistencia en los choques
globales y locales y su probabilidad de contagiar las expectativas de mediano
plazo, y por el otro los efectos inciertos del conflicto en Europa. En
este sentido, mantenemos nuestra previsión de un incremento de tasas de 150
pb en su próxima reunión de política.
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