Estoy de acuerdo con ella.
Si no vale la pena vivir con alegría, para que tienes la
existencia.
Eso es lo que no han entendido.
Me gusta su actitud. Su entereza. Qué ejemplo tan grande el que nos está regalando Martha Lilia Sepúlveda...
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
PÍNTAME ANGELITOS NEGROS
En Colombia estamos muchos en ascuas por el drama de Martha Lilia Sepúlveda, la primera persona que esperaba ejercer el derecho a la muerte digna para pacientes no terminales y que ahora, al reversarse la autorización, deberá seguir esperando. Martha padece de Esclerosis Lateral Amiotrófica, o ELA. Una enfermedad progresiva del sistema nervioso. Por Ricardo Plata Cepeda
“Pintor, si pintas con amor ¿Por qué desprecias su color, si sabes que en el cielo también los quiere Dios?”
La letra de esa bella canción es
adaptada de un poema del venezolano Andrés Eloy Blanco, e interpretada por
cantantes de toda América, desde el mexicano Pedro Infante, y el cubano Antonio
Machín, hasta por la voz celestial, de la afroamericana Roberta Flack.
Pero esa aguda observación tiene un
viejo historial.
Fue Jenófanes, nacido en la ciudad
jónica de Colofón a finales del siglo sexto antes de Cristo, el primero en
documentarla. Él era filósofo y viajero, en sus recorridos por Macedonia, las
costas del Mediterráneo y el norte de África, notó que los dioses de los
pueblos rubios eran rubios, los de tez trigueña, trigueños, y negros los de los
negros. Siendo monoteísta criticó el “antropomorfismo” en que incurrían muchas
religiones desde entonces, es decir en representar las divinidades a imagen y
semejanza de los pueblos donde se originaron. No fue ése por tanto un invento
del cristianismo, al que aún le faltaban varios siglos para aparecer, ni de sus
sacerdotes arios europeos que llegarían a América dos milenios después.
Podríamos sí pensar que lo que termina generando ese reclamo que se le hace al arte cristiano en otros continentes es la combinación del etnocentrismo señalado con el empeño de llevar su fe a otras culturas, que tampoco es exclusivo del cristianismo.
Es clara la contribución de las grandes religiones en la formación de valores de convivencia y solidaridad al interior de las comunidades donde prevalecen. Sin embargo, mucho más sensible que el imaginario de la apariencia física de su respectivo Dios, es el imaginario de su pensamiento. Sacerdotes y fieles de todas las religiones suelen poner en boca de Él lo que ellos piensan sobre incontables aspectos de la vida, desde las más triviales como qué día, a qué hora y mirando para dónde se debe rezar, hasta las más trascendentales como la decisión sobre tu propia muerte.
En Colombia estamos muchos en ascuas
por el drama de Martha Lilia Sepúlveda, la primera persona que esperaba
ejercer el derecho a la muerte digna para pacientes no terminales y que ahora,
al reversarse la autorización, deberá seguir esperando. Martha padece de
Esclerosis Lateral Amiotrófica, o ELA. Una enfermedad progresiva del
sistema nervioso. Tuve un amigo con ELA, tras años de deterioro irreversible e
indetenible solo podía mover los ojos y así permaneció varios años más. En
adición al horror de terminar atrapado indefinidamente en tu propio cuerpo, ELA
viene con el dolor de los que te rodean y hasta su ruina.
Martha explica así su deseo: “Porque
estoy sufriendo, porque creo en un Dios que, si me quiere, no quiere verme
así.” Su Dios es un Dios compasivo. El de otros es un Dios implacable e
impasible. Los dioses, entonces, no solo lucen como nosotros: blancos, negros o
amarillos; también, como nosotros, unos son mejores que otros. “Doctor, si
miras con amor ¿Por qué desprecias mi dolor? Si sabes que en cielo también me
quiere Dios”, la oigo cantar.
rsilver2@aol.com
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