lunes, 5 de abril de 2021

Seguridad Energética, por Ricardo Plata Cepeda

El análisis que hace Ricardo Plata Cepeda de la seguridad energética.

Aquí está en el RADAR.

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Por Ricardo Plata Cepeda

SEGURIDAD ENERGÉTICA

¿Cuál debe ser la mezcla óptima de fuentes para la generación de energía en un país? Para saberlo hay que estimar tres variables para cada fuente: el costo, o eficiencia económica, el impacto ambiental, o sostenibilidad, y la seguridad energética. Al significado de ésta última le dan diversos alcances; por ello conviene acotarlo definiéndola como la “confiabilidad en el suministro”. Es natural que para diferentes países y épocas la mezcla óptima de fuentes de energía sea diferente.

La vulnerabilidad y el costo potencial de la seguridad de suministro se pueden analizar en al menos tres niveles: a nivel operativo se refleja en la holgura en la capacidad de transmisión que pueda absorber oscilaciones técnicas de corto plazo o tendencias de oferta y demanda de mediano plazo; en un segundo nivel consideramos la redundancia a nivel nacional de la capacidad de generación y transmisión para absorber alteraciones considerables climáticas o de otra índole y, tercero, a nivel estratégico el grado de independencia energética, o sea en qué proporción el consumo interno depende de insumos externos fuera del control del país.

En Colombia podemos visualizar esos niveles en el caso de la energía eléctrica, así: En el primero vimos el abandono por parte de Electricaribe, a partir de 2010, de las inversiones en el Sistema de Transmisión Regional (STR), que tuvo que ser mitigado por el Plan 5 Caribe, ampliando subestaciones intermedias y cerrando circuitos en las principales ciudades. En el segundo nivel recordemos el papel protagónico que las plantas térmicas, a gas y carbón, tienen siempre que hay escasez de lluvias: En agosto de 2009 y en enero de 2016, los meses pico de los fenómenos del Niño de esos años, las plantas térmicas generaron algo más del 50% de la demanda total, salvándonos de calamitosos apagones; y en la larga sequía que hubo desde principios de 2013 hasta finales de 2014, dichas plantas estuvieron generando un promedio cercano al 40% del total nacional.

Esa vulnerabilidad nacional al régimen de lluvias tiene su explicación en nuestra topografía. Tres cordilleras de los Andes hacen de Colombia un país muy escarpado, cuyos ríos presentan grandes caídas en sus cauces, con alta capacidad de generación por costo de inversión; pero, por la misma razón, las cuencas de la mayoría de ellos no son extensas, lo que ocasiona una alta variabilidad en la capacidad de cargue de las represas. 

En efecto, las presas cuyo nivel de agua se vuelve crítico con un solo mes que deje de llover suman un poco más del 50% de la capacidad instalada de generación hídrica. Ésta a su turno representa un 70% de la capacidad de generación total del país. No debemos arriesgar la sostenibilidad económica y operativa de la generación térmica con algunas de las propuestas de transición energética en curso.

El tercer nivel a considerar la seguridad de suministro, que podemos llamar geopolítico, poco comentado pero muy relevante, es la independencia energética, que veremos en próxima columna.

rsilver2@aol.com


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