Para mí, una de las
buenas columnas que tenía El Heraldo semanalmente, era la de Jairo Parada,
economista, doctor en esa materia y respetado a nivel local, nacional e
internacional.
Sin embargo, los
dueños mandan y su columna desapareció del panorama. Pero como esto ha
cambiado mucho con la virtualidad, podemos seguir contando con su análisis.
Jairo Parada es
profesor de la Universidad del Norte de Barranquilla y publica mucho en los medios de la U. Este análisis de
Parada puede servir mucho para revisar juntos cómo vamos en la capital del
Atlántico.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Barranquilla Impagable
Por Jairo Parada
Desde el año pasado, había advertido a mis
conciudadanos indolentes, que el programa de gobierno del candidato Jaime
Pumarejo reflejaban la continuidad de la dialéctica del concreto imperante en
los últimos doce años, traducida en un elevado endeudamiento para la ciudad. Su
lema era “Barranquilla Imparable”.
Hoy escribo desde la virtualidad y le debo a
mis lectores una explicación: cuando llegó la cuarentena y El Heraldo decidió
reducir la publicación de columnas de opinión, se me ofreció, en un correo
colectivo, publicar mis columnas en la web. Les dije que me avisaran cuando
realmente me publicarían en el periódico y me avisaran, pues prefería la
versión tradicional de la prensa escrita. Nunca me contestaron y así le dieron
un portazo a mi colaboración gratuita de mas de quince años, sin siquiera
contestar el correo cortésmente, labor que inicié bajo la dirección de Gustavo
Bell y continuó con los sucesivos directores. Sin duda, los dueños del
periódico tendrán sus razones para esa decisión. Se les entiende ahora que uno
de sus familiares está al frente de la Alcaldía.
Como Don Quijote vuelvo con la adarga bajo el
brazo, aunque poco importe, para dejar constancia de lo que pasa en mi querida
ciudad.
Con sorpresa, el Plan de Desarrollo, aprobado
en forma sumisa por el Concejo Distrital, casi por consenso ante algunas
tímidas reservas puntuales de alguno de los tres concejales de “oposición”, el
maravilloso documento fue aprobado profusamente, como siempre ha sucedido
durante la hegemonía charista. Ya no se llama “Barranquilla Imparable” sino
“Soy Barranquilla”. Me pregunto si fue por un dejo de falsa modestia ante la
crisis que atraviesa el mundo, el país y la ciudad. La sociedad civil, en la
modalidad virtual, le hizo serias observaciones al Plan, recogidas por varias
ONGs como Foro Costa Atlántica, Caribe Afirmativo, Red Sur, etc. (ver Plan de
Desarrollo Visible en https://www.facebook.com/fundacion.forocosta/). La
mayoría de ellas fueron ignoradas, pero aquí me referiré a la parte financiera.
El Plan se disfraza con una retórica llamativa en cuatro ejes, basados en
equidad, conectividad, biodiversidad y ciudad atractiva y próspera. Pero me
temo que detrás de tanta belleza, siga con toda su fuerza la dialéctica del
concreto y su reducido número de contratistas, que ya en plena pandemia, están
siendo favorecidos. El Plan a mi juicio, está sobredimensionado, y requiere
recursos de capital por $4,96 billones.
Tenía que ser más abultado que el Plan pasado
“Capital de Vida”. Miremos de donde saldría tanta plata. A pesar de la tremenda
crisis fiscal que padecemos por el Covid-19, el Plan supone una cofinanciación
cuantiosa del Gobierno Nacional que pasaría de $273,000 millones este año, a
$667,000 millones en el 2023, lo cual resulta poco realista, cuando el año
pasado, en tiempos normales, el Distrito sólo recibió $255,520 millones.
Asimismo, supone unos crecimientos en los recaudos prediales y de industria y
comercio bien optimistas, y se basa en una afectación al crecimiento económico
del PIB del país de sólo -2.5% en este año, cuando ya se estima que la caída
será del 5,5% y aun mayor.
El Plan habla de prestar $2,1 billones, lo cual
preocupa ante el grave endeudamiento que padece la ciudad. A 31 de Dic/19, el
Distrito debía $308,815 millones en pasivos corrientes (sin pensiones), y en
pasivos a largo plazo $1,475 billones, lo cual sumaba ya $1,785 billones. La
gravedad del asunto es que el año pasado, se pagaron por intereses y amortizaciones
$195,522 millones, representando el 44,78% de los recaudos de predial. Lo que
es más complicado aún es que esos pagos cubrieron capital en sólo $91,865
millones. Char, rodó la deuda que tenía hacia delante.
Y si a lo anterior, le añadimos los $2,4
billones que el Distrito debía en diciembre de 2017 en vigencias futuras hasta 2037,
el escenario, mis queridos conciudadanos, ¡es el de una Barranquilla Impagable!
Y si a ello, le añadimos nuestro lugar
terrible en contagios, lo cual no se corresponde con su peso poblacional tanto
a nivel de ciudad como de Departamento, asistimos a una coyuntura preocupante
ante una gobernanza local que se limita a pico y cedula, lo cual sólo refleja
la pobreza en ideas ante una realidad que echó por tierra los sueños de la
Barranquilla Imparable.
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