domingo, 9 de febrero de 2020

Bien por Roger.
Si todos los famosos y ricos actuaran como él, este mundo sería más grato.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1

El tenista Roger Federer dona 12 millones de euros para construir 80 escuelas de niños pobres
Cada vez son más deportistas los que destacan no solo en los terrenos de juego sino sobretodo en la cancha de la vida. Emplean gran parte de su dinero en hacer el bien y en ayudar a un buen número de personas.
Se acaba de hacer pública la generosidad de Roger Federer. El tenista suizo donó en 2015 un total de 12 millones de euros para la construcción de más de 80 escuelas en África, concretamente en Malawi. Además la donación también sirvió para ayudar a mantener y mejorar otras 400 escuelas más pequeñas en el resto del continente.
Bien es cierto que no toda obra buena es caridad, pues para que un acto sea caritativo se tiene que hacer por amor a Dios. La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.
Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (cf Jn 13, 34). Amando a los suyos “hasta el fin” (Jn 13, 1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: “Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor” (Jn15, 9). Y también: “Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 15, 12).
Fruto del Espíritu y plenitud de la ley, la caridad guarda los mandamientos de Dios y de Cristo: “Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor” (Jn 15, 9-10; cf Mt 22, 40; Rm 13, 8-10).



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