martes, 26 de febrero de 2019

“Los emprendedores deberíamos estar obsesionados por el crecimiento del país”, Simón Borrero, CEO de Rappi

Lo que nos enseñan Simón Borrero, CEO de Rappi y Felipe Villamarín, los chicos que le apostaron a esa estrategia de llegar a los ciudadanos que necesitaban un servicio rápido y efectivo.

Ellos nos van a contar cómo nació ese negocio…

Rappi, bastante rápido y fue avaluado en US$1.200 millones en 2018.

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
“Los emprendedores deberíamos estar obsesionados por el crecimiento del país”

Simón Borrero, CEO de Rappi


La empresa colombiana se avaluó en US$1.200 millones en 2018 y está creando una nueva ruta para las empresas donde señala que los emprendedores deben crecer sin barreras
Lilian Mariño Espinosa - lmarino@larepublica.com.co
El crecimiento es el norte que guía las decisiones de Simón Borrero, CEO y cofundador de Rappi, quien está convencido de que los emprendedores deben enfocarse en este punto para hacer que el impulso de sus empresas sea el que genere valor para el país y que haga un cambio real en la vida de las personas. Señala que a sus 35 años, además de un poco de suerte, el éxito se basó en escuchar a los consumidores que siempre son los que están haciendo que Rappi, la compañía que tiene ya más de 60.000 alianzas, se reinvente y crezca a 20% cada mes.
¿Qué significa ser el primer unicornio colombiano?
Fue un orgullo grandísimo y un premio muy merecido a un equipo que ha trabajado ya por tres años y medio dejándolo todo. Cuando inició Rappi éramos solo ocho personas y ahora en toda la región somos más de 2.500 empleados y más de 30.000 tenderos. Cuando se logró la inversión obviamente fue gratificante porque con ese dinero podemos seguir invirtiendo en crecimiento, llegar a nuevas ciudades y generar muchísimas más oportunidades para miles de personas.
Fueron varias las empresas que tuvieron éxito antes de Rappi, ¿por qué en ese momento apostaron por un nuevo proyecto?
En esas empresas seguimos apostando, ya que tanto Imaginamos como Grability están manejadas por CEO muy cracks y siguen creciendo. Yo creo que es un tema de liderazgo, de ir formando gente y esas personas que uno cree que pueden hacer el trabajo, hasta mejor que uno, darles alas suficientes. Entonces creo que era importante, para algunos que llevamos mucho tiempo en esas empresas, darle las oportunidades a esa nueva generación.
¿Cuáles lecciones del nacimiento de Imaginamos pueden tomar los emprendedores?
Es importante algo de suerte, pero más que todo mucha determinación y curiosidad. Imaginamos comenzó cuando yo estaba en la universidad y con $700.000 comencé ese curso de software. Aprendí mientras estaba estudiando Administración y Economía en Los Andes y me puse a hacer un curso de programar páginas web en las noches. Gracias a ese curso aprendí a hacer páginas y en Imaginamos tocó trabajar mucho pues tenía un empleado, que era yo: el vendedor, el programador, el diseñador, el todero. Comencé a vender suficientes páginas para ya no tener que hacerlo yo mismo, entonces tuve un segundo diseñador, un segundo programador y así fue creciendo hasta tener más de 300 ingenieros.
Fue una empresa que me enseñó muchísimo porque cuando uno está solo y no tiene el dinero suficiente para pagar las responsabilidades eso le va dando a uno como un callo. Pero fue un proceso muy bonito y tuve mucha suerte porque dentro de Imaginamos la gente que trabajaba era súper apasionada y de verdad no estaba ahí por la plata sino por crear en esta nueva onda digital.
Y gracias a trabajar con esa gente tan creativa comenzaron a salir otras compañías como Grability, que fueron muy exitosas, y de ahí comenzamos a hacer otras locuras. También ahí comencé a trabajar con Sebastián Mejía y Felipe Villamarín, que son los dos otros cofundadores de Rappi. Con ellos comenzamos a hacer grandes portales y plataformas que mostraban que en Colombia tenemos el potencial y la calidad de desarrollo de software para poder apostarle a cosas enormes y nos comenzamos a creer el cuento.
Pero, ¿en qué momento supieron que tenían un elemento diferenciador?
Yo creo que fue la respuesta de los usuarios. Las personas comenzaron a adoptar Rappi muy rápido en su vida. Y la app no fue una gran idea nuestra, sino que comenzó como una tienda de barrio a domicilio y tuvimos mucha suerte de dejar una cajita de texto donde los usuarios podían pedir cualquier cosa, y si algo hemos hecho bien es escuchar a los usuarios e incorporar en Rappi todos estos servicios que están pidiendo.
Los usuarios comenzaron a pedir en supermercados grandes, en restaurantes que no hacían domicilio, algunos comenzaron a pedir dinero en efectivo a domicilio, y eso cualquier otra empresa habría dicho “es un chiste”. En Rappi montamos un cajero electrónico virtual como en dos días y hoy Rappicash representa 6% de los pedidos de Rappi.
¿Cuál es la idea de Rappi que aún le da vueltas en la cabeza?
Hay unas 50 ideas que no hemos podido hacer, pero que se irán desarrollando. Ahora, la siguiente idea grande es trabajar con partners del sector financiero para crear una nueva experiencia alrededor de un banco. Usualmente, lo que pasaba es que la gente cuando creaba su primera cuenta bancaria era toda una ceremonia, ahora será diferente
¿Cómo funciona?
Imaginemos que un estudiante pide una hamburguesa en efectivo, las vueltas se las dan en Rappipay y empieza a acumular un poco de saldo. Después usa Rappipay para transferirle a los amigos y tal vez otro amigo le envía dinero, y así empieza a tener balance. También tendrá una tarjeta débito, que lanzaremos pronto con unos diseños cool, que le permitirá usar ese balance para pagar en mucho lugares. También podrá usar su celular con QR en diferentes sitios y sin sacar la billetera podrá pagar con ese QR hasta en los lugares que venden mango en la esquina y que usen Rappipay.
En un momento si la persona quiere comprar algo y no tiene el dinero nosotros también tenemos el historial del usuario y con eso le ofreceremos un nanocrédito y se comienza a interactuar como una institución financiera sin ser el trato formal y rígido de antes.
¿Y harían una unión con alguna entidad financiera?
Lo que queremos hacer en cada región es buscar el partner ideal, instituciones serias con mucho respaldo que compartan con nosotros los valores de la innovación. Muy pronto vamos a anunciar una gran alianza y ojalá el inicio de un nuevo banco.
¿Cuándo sería ese lanzamiento?
Yo creo que estamos hablando de cuatro semanas y por el momento estamos escogiendo a algunos colombianos especiales para que sean los primeros en tener una tarjeta y ahí se abrirá el waiting list para este programa. Tendrá muchos beneficios, que escogerán los mismos usuarios ya que pondremos una votación para eso. La idea es soñarnos juntos ese nuevo banco.
Rappi es un modelo que se empezó a expandir a la región. Para que una empresa colombiana logre esto, ¿cuáles son las estrategias que debe tener?
Más que estrategias es la obsesión por el crecimiento. Yo creo que eso es lo que ha hecho a Rappi diferente y es lo que necesitamos en este país. Es comenzar a crecer a una tasa muy diferente. Rappi crece 18% al mes, y Colombia como tal su PIB crece a cerca de 3%. Yo creo que tenemos que cambiar el chip todos los emprendedores, pero también todas las compañías en general, no deberíamos aceptar que nuestro país crezca a ese ritmo. Deberíamos estar obsesionados por el crecimiento del país, porque si el país crece, el resto de problemas se van solucionando.
Todos los demás países tienen problemas diferentes a los nuestros porque son más ricos, entonces nuestra obsesión debería ser volvernos un país rico para poder sacar a la gente de la pobreza.
Muchas veces en Colombia, o soñamos muy corto o estamos muy preocupados por cosas internas que pasan, en vez de estar hablando de lo importante, que es cómo le vamos a competir a los otros países.
¿Qué otros valores hay en la cultura de la empresa?
En Rappi hay muy poco ego y muy poca burocracia, entonces las conversaciones van hacia qué están haciendo los chinos, por ejemplo, y qué podemos hacer nosotros. Esto hace que la gente se ponga a pensar en crear. Creo que si los otros emprendedores, y Colombia como tal, comienza a soñar con crecer más rápido, podemos tener un país más rico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario