martes, 10 de marzo de 2015

La futura reforma fiscal e Isagén Por Jairo Parada



El asunto fiscal en Colombia, Isagén y  Jairo Parada.

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
La futura reforma fiscal e Isagén
Por Jairo Parada
 
El Gobierno ha conformado nuevamente una comisión para que otra vez se prepare una futura reforma fiscal más “estructural”.
Como este año es electoral, los resultados se presentarán en 2016, para no afectar la coalición de Gobierno, más frágil que nunca.
Jeffrey Sachs tiene razón cuando señala que los impuestos son el precio de vivir en civilización. Pero la realidad colombiana es que se tributa poco, apenas un 17% del PIB, muy lejos de los países desarrollados con un coeficiente de tributación por encima del 30%.
Lo preocupante de la comisión es que sus miembros en su mayoría responden a la ortodoxia dominante, la cual siempre recurre a la estrategia de “cobrarle al que se deje y donde sea más fácil recaudar”, como lo señala Hernando Gómez Buendía (El Espectador, marzo 7, p.32). La esencia del gasto público colombiano es apuntalar el sistema clientelista que reproduce las actuales estructuras de poder. Por ello, no se tratará de eliminar la evasión fiscal ni se podrá penalizar. Con las cárceles a reventar y el desmadre en el sistema judicial, eso no se podrá implementar. 

Por ello, una de las fórmulas fáciles que se ve venir es aumentar el IVA al 18% y extender su esfera de cubrimiento. Como sabemos, el IVA sigue siendo un impuesto regresivo, pues afecta por igual a todos los ciudadanos, no importando su ingreso. La masa inerme de ciudadanos no tiene mecanismos de lobby para oponerse a ello. Se insistirá en seguir apretando el impuesto a la renta de los mismos que pagan todos los años, y se atacará a los pensionados con más de dos salarios mínimos de pensión. En síntesis, salvo algunas cosas buenas que se avizoran, como gravar las fundaciones sin ánimo de lucro que se han vuelto sombrillas de evasión, el peso de la reforma no se concentrará en la cacería de la cuantiosa evasión fiscal en Colombia que asciende a decenas de billones de pesos, ni se desmontarán las exenciones y subsidios a sectores de la industria minera, la cual, según nuestro peculiar ministro de Trabajo, requiere “ayuda” en estos momentos. 
Mucho menos se revisará el catastro rural y la tributación predial para que la tierra se utilice productivamente como debería ser.
 
Ante la penuria fiscal que ha producido la caída de los precios de las commodities energéticas, otra vez ha salido a flote la insistencia de vender Isagén para recaudar fondos para las grandes autopistas 4G. Se trata de terminar de liquidar el Estado colombiano y vender las pocas joyas de la corona. Nadie entiende la necesidad de esto, cuando la empresa está hoy fortalecida con HidroSogamoso y con capacidad de generarle utilidades al Estado. 
 
Las razones para no vender Isagén las ha resumido José Roberto Acosta en El Espectador (marzo 6/2015), destacando que todavía hay fallos jurídicos pendientes, y el absurdo de querer entregar estos recursos por esta venta a concesionarios viales que nunca sabemos ni a qué precio terminan las vías que se les encomiendan, ni para qué mencionar la fuga de recursos por utilidades anuales si el inversionista extranjero adquiere la empresa. Hay vías para refinanciar estos proyectos, ya sea con endeudamiento interno y/o externo. 

En fin, ojo avizor con lo que se nos viene.

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