Está hablando por los que no tienen la oportunidad de expresarse.
De verdad que si.
Tenemos la necesidad de reconstruir la institucionalidad regional, como lo dice Jairo.
RADAR,luisemilioradaconrado
La necesidad de reconstruir la
institucionalidad regional
Por: Jairo Parada
Los analistas del centro se han quedado
sorprendidos con el triunfo electoral de las propuestas comprometidas con la
paz, especialmente en las regiones más pobres de la Costa Caribe y el Pacífico.
Incluso, como lo ha señalado Eduardo Verano, hasta en el Urabá Caribe de
Antioquia triunfó la paz.
Como no todo se puede explicar con la teoría de la
“mermelada”, queda claro que los habitantes de las regiones pobres no quieren
saber más de guerras sin fin, de paramilitarismo ni de autoritarismos. No
parecen estar convencido que este país sólo necesita más “autoridad” para salir
de su atraso, planteamiento típico de los individuos con mentalidad conservadora.
También como académico he notado que en la Región
Caribe por lo menos, las tesis neoliberales de menos estado y más mercado no
convencen. Se mira con desconfianza las propuestas andinas de más recargos al
IVA, más impuestos a los pensionados y más reformas laborales antipopulares. En
las regiones pobres, en realidad se pide por mayor presencia del estado en
todos los órdenes, desde las veredas hasta las ciudades. Necesitamos un estado
más fuerte, no sólo en la seguridad ciudadana sino en la promoción del
desarrollo productivo.
La gente sabe que el desarrollo desigual del
capitalismo privilegia las zonas más desarrolladas en forma espontanea, siendo
el estado el único agente que puede contrabalancear este fenómeno. El nivel de
vida de los ciudadanos del Caribe se afecta, no sólo por la pobreza crónica,
sino por la debilidad de sus gobiernos municipales y departamentales. A éstos
hay que fortalecerlos y no debilitarlos. Por ello, no se puede seguir
patrocinando la recentralización del estado, al amenazarnos periódicamente con
hecatombes ficticias de déficit fiscales progresivos para justificarla.
Pero para que las regiones pobres se desarrollen no
basta más educación ni más doble calzadas y puentes. Además de eso, necesitamos
empezar a reconstruir la institucionalidad regional perdida, desde que
desaparecieron los Corpes en 1999, por maniobras del centro. No hay forma
de territorializar las políticas nacionales ni enriquecerlas si no se
construyen de abajo hacia arriba. Se nos piden proyectos regionales para
cubrirlos con limosnas de las regalías, pero no tenemos la institucionalidad
regional para prepararlos ni recursos que provengan del sistema General de
Participación (SGP). A pesar de ello hemos hecho propuestas regionales como el
PER Caribe, los corredores turísticos, las transversales costeñas, ciencia y
tecnología, la campaña regional contra el analfabetismo, las de
industrialización, agencias regionales de desarrollo, etc., sin que nos paren
bolas.
El problema radica entonces en la concepción predominante de un
estado unitario que sigue siendo muy centralizado, que se recentraliza más, con
sus programas presidenciales, que carece de un verdadero Plan de
Descentralización como lo ha hecho el Ecuador por ejemplo (Ver Plan Nacional de
Descentralización-CNC-Ecuador), donde se deja manifiesto un compromiso claro
con la autonomía de las regiones. Ahí es donde la paz exige un nuevo camino.

No hay comentarios:
Publicar un comentario