SALUD
Lean lo que dice Salud
Hernández-Mora…
No estoy de acuerdo con ella
obviamente, pero ese es su concepto. Y tiene razón en algunas cosas.
¿Por qué falló el presidente
Juan Manuel Santos con esas apuestas?
Sería bueno que él mismo
respondiera ese interrogante.
Intrascendente, pienso que en
esta la periodista española se pasa de la raya al calificar al mandatario. Yo
he comentado que todos los presidentes han hecho una interesante labor para ir
construyendo un mejor país.
Errores, hombre… Salud, el Papa, la Iglesia, los congresistas… los
magristados y... todos cometemos errores.
Intrascendente… y hay muchos que están copiando esta columna en las
redes sociales.
RADAR
No es tan malo como lo pintan los uribistas ni tan
espectacular como nos quieren vender en Casa Nariño. Los tres primeros años de
Santos fueron normales, planos, nada sustancial para pasar a la Historia. La
prueba es que necesita cuatro más para que los libros de texto no lo recuerden
en una sola línea referida a “perdimos el mar de San Andrés bajo el gobierno de
Juan Manuel Santos”.
Yo no lo voté, pero esperaba más. Miembro de la rancia
oligarquía cachaca, mejor conocedor de Londres que Bogotá, pero con visión
amplia y moderna del mundo, pensé que transformaría desde la raíz algunos de
los muchos torcidos que hay en el país, como politiquería y corrupción. Contaba
con el 80 por ciento del Congreso y más millones de votos que cualquiera de sus
antecesores. Ni Uribe atesoró tanto poder.
Pudo dar el revolcón que necesitan nuestras corruptas e
ineficaces altas cortes, y prefirió pactar la continuidad. Pudo iniciar un
ambicioso plan de infraestructura para paliar el desastre anterior y nos
encontramos con que se vanaglorian de entregar cien miserables kilómetros de
doble calzada y de estar a punto de abrir licitaciones. Y preocupa que presumieran
de tener más billones que nadie para invertir en la jurásica red vial y ahora
anuncian la venta de Isagén para pagar las obras. ¿En qué quedamos?
Prometió convertir la Costa Caribe en una California,
aprovechando el desastre invernal del 2010 y la millonada que recaudó, y vayan
y pregunten en Campo de la Cruz, uno de los municipios que padecieron con mayor
virulencia las inundaciones, si sus vidas cambiaron o fueron a peor.
Aseguró que Colciencias tendría más plata que nunca –un
billón largo– a fin de hacer de Ciencia y Tecnología una locomotora de progreso
y saber, pero prefirió entregárselo a alcaldes y gobernadores para la repartija
que afianza la politiquería más vulgar.
Durante años promulgó desde su Fundación Buen Gobierno la
necesidad de un Ejecutivo ágil y rápido en la toma de decisiones, y lo que
vimos fue un aluvión de anuncios grandilocuentes que se desinflaron pronto, y
una espesa red de altos consejeros sin funciones claras ni aportes que
justificaran su misión. Unos parecen que hacen, aunque no sepamos bien qué, y
otros son invisibles.
En relaciones internacionales acertó al restablecer las
amistades rotas con los vecinos –no tenía sentido continuar la pelea emprendida
por Uribe–, pero se le fue la mano con el chavismo al confundir pragmatismo con
sumisión. Después se lanzó a firmar una vorágine de TLC que hundirán a sectores
vitales para esa otra Colombia que no está preparada ni de lejos para competir.
Y la estrategia de dar subsidios a los que gritan más no obedece a políticas de
largo aliento, como cabría esperar, sino a tapar bocas y huecos. También me
decepcionó que para disminuir la pobreza modificaran la metodología de
medición. Ahora 300.000 pesos mensuales sacan a una familia de las estadísticas
de miseria, y 600.000, de las de pobreza.
Cierto que creó puestos de trabajo y que regalará viviendas
gratis –una cuarta parte de las que prometió en campaña–, pero es un legado
pobre para un presidente que tenía visión, una excelente preparación y ningún
peaje, como demostró al volverse contra el uribismo que lo eligió. Por eso se
aferrará a su proceso de paz, y por eso las Farc le pedirán la luna a cambio de
migajas. Y por eso Santos se la entregará si gana la reelección, porque en
noviembre no firmarán.
Salud Hernández-Mora
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