Max Rodríguez
Arenas, un ciudadano preocupado por la crisis social que se viene presentando
en el Departamento del Atlántico y en su capital Barranquilla.
RADAR,luisemilioradaconrado
Luisemilioradac@gmail.com
@radareconomico1
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Barranquilla,
09 de Julio de 2013
Doctor
JOSE ANTONIO SEGEBRE
Gobernador
del Departamento del Atlántico
Doctora
ELSA NOGUERA DE LA ESPRIELLA
Alcaldesa
Distrital de Barranquilla
Ciudad
Estimados
Gobernantes:
La sociedad atlanticense se desmanece en nuestras manos. La destacada herencia de
paz de nuestros antepasados ha declinado ante el avance sostenido y creciente
del crimen y la patanería.
Barranquilla,
la ciudad abierta a los inmigrantes pero estéril a la violencia, considerada un
remanso de paz en medio de la violencia armada del país, ha ido perdiendo
soterrada y aceleradamente su más precioso legado. Ni siquiera la guerrilla
había podido alterar nuestra apetecida paz ciudadana.
¿A
qué horas se nos ha salido la criminalidad de nuestro control? Reconocemos que
no es un fenómeno reciente y que su acrecentada presencia se ha consolidado a
través de varios años.
Pero
mientras el Gobierno siga negando el problema y desestimando las cifras y la
percepción ciudadana; mientras los subalternos continúen intentando defenderse
con cifras amañadas; mientras la Comunidad siga creyendo que la seguridad es un
problema exclusivo del Gobierno; mientras sigamos justificando el robo y la
delincuencia por la falta de oportunidades; mientras nuestros políticos sigan chantajeando
al gobernante de turno, en vez de legislar para adaptar las normas a la cruda
realidad; mientras el señor Comandante de la Policía sostenga públicamente que
la delincuencia no se combate con medidas represivas sino con mayor inversión social; mientras los jueces y
fiscales de la República sigan exigiendo el derecho a mejores salarios, pero
por miedo, incompetencia o soborno, sigan evadiendo el deber de juzgar con
rigor a los delincuentes; mientras el Gobierno Nacional, en respuesta al
hacinamiento en nuestras cárceles, decida liberar delincuentes en vez de
mejorar y ampliar las existentes; mientras todo esto sucede, nuestra sociedad
se degrada y corrompe ante la mirada aislada, indiferente o complaciente, de
sus ciudadanos de bien.
Se
requiere actuar con urgencia, solidaridad y pertinencia para acabar con un
flagelo que está minando cada día más nuestra sociedad y pone en peligro el
desarrollo económico que empieza a sentirse en la ciudad y el departamento.
¿De
qué nos sirve tener la menor tasa de desempleo, si a nuestros trabajadores los
esperan a la salida de las fábricas y empresas para ser atracados? ¿De qué nos
sirve el desarrollo económico si no podemos salir a disfrutar del bienestar que
nos genera el mayor ingreso de la gente? ¿De qué nos sirve tener más cupos
escolares si nuestros hijos corren el riesgo de ser violados en cualquier esquina.
¿De qué nos sirve tener el mejor y más alegre Carnaval, si luego de cada evento
nuestros hijos son atracados o asesinados. ¿Qué le espera a una sociedad que
utiliza hasta los hechos positivos como la victoria de un equipo o Selección para
generar violencia y alteración del orden público? ¿Qué hacer ante un panorama
tan sombrío y tenebroso?
Debemos
reconocer que la delincuencia sobrepasó nuestra capacidad de reacción
individual y hacer un pacto entre el Gobierno y la sociedad, declarando enemigo
común a toda persona que actúe por fuera de la ley sin importar a quien se
afecte.
Exigir
del Gobierno Central el trámite de una ley que endurezca las penas dependiendo
de la reincidencia de quien las comete e Impedir a toda costa que liberen a
delincuentes que hayan cumplido parcialmente sus penas.
Los Gobiernos Departamental y Distrital deben darle institucionalidad a la lucha contra la delincuencia y nombrar a personas conocedoras de la seguridad que generen confianza en la ciudadanía. La solidaridad es el arma secreta de nuestra sociedad y a ella debemos acudir para avanzar en una política coherente que enfrente con audacia y con rigor al crimen organizado.
Convoco
a la Comunidad a cerrar filas alrededor de nuestras autoridades legítimamente
constituidas sin importar diferencias de tipo personal o político. Desde mi
posición de simple ciudadano manifiesto mi inflexible decisión de contribuir a combatir de manera implacable
este flagelo que azota sin discriminación
a la sociedad entera.
Con
mis sentimientos de especial consideración.
FIRMADO
MAX
RODRIGUEZ ARENAS
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