Un inglés que se emocionó con su escritura,
terminó siendo su biógrafo. Hace unos años vino a Colombia y aquí lo presento
en una entrevista que le concedió a los amigos de almamagazine.com, donde se conoce un poco más de
Gabo.
luisemilioradaconrado
Pd: eso fue en diciembre de 2009
Pd: eso fue en diciembre de 2009
Martes 1 de Diciembre de 2009
Gerald Martin
El biógrafo de García
Márquez
Por Eva Orúe / Fotos: Mario Guzmán / Carlos Durán
Al inglés Gerald Martin le llevó casi veinte años concluir la primera biografía autorizada de García Márquez: Gabriel García Márquez. Una vida. Un libro que se deja leer como una novela y para el que realizó 300 entrevistas, incluidas a líderes políticos como Fidel Castro. En este encuentro, el biógrafo revela cuál fue el motivo de la pelea entre el autor de Cien años de soledad y Mario Vargas Llosa, desliza que conoce aspectos íntimos del escritor colombiano que considera indecente publicar, admite que lo editado es una mínima parte de todo el material con que cuenta y que la última vez que vio a Gabo le llamaron la atención los problemas de memoria que padece, justamente él, un “profesional de la memoria”.
Es el
trabajo de una vida. Casi 20 años ha tardado Gerald Martin en publicar la
primera biografía "tolerada" de García Márquez: Gabriel García
Márquez. Una vida, un trabajo monumental que desmitifica ciertos aspectos
de la vida del Nobel aunque, al cabo, sirve para demostrar que la existencia de
Gabo es tan extraordinaria como sus novelas.
Martin,
inglés de Londres, habla un español casi perfecto trufado de giros
latinoamericanos, y sólo en contadas ocasiones recurre a expresiones en su
idioma natal. Luce, además, un bigote nada british y sí muy caribeño que
-aclara, por si acaso- se dejó crecer antes de saber que otro bigotudo, Gabo,
ocuparía tantas horas de su trabajo y su vida.
ALMA
MAGAZINE: ¿Cómo llega hasta él, a su obra primero y después a su persona?
GERALD
MARTIN: Yo era un estudioso de la literatura latinoamericana, era lo que había
querido hacer desde que tenía 15 años. Estuve en México en el 68, una época
dramática en la que una de las pocas cosas que inspiraban entusiasmo era el
descubrimiento de Cien años de soledad. En ese tiempo, yo estaba
estudiando a Miguel Ángel Asturias, que aún no era enemigo de García Márquez
aunque ya había dificultades entre los dos. Sin embargo, descubrí Cien años
de soledad y me di cuenta de que era el futuro de la literatura
latinoamericana. Luego volví a mi universidad en Portsmouth. Y pasaron los
años, yo seguía trabajando en la obra de Asturias. Y entonces hice una cosa
bastante descomunal: escribí un libro sobre literatura latinoamericana, Journey
Through Labyrinth (Verso) en apenas cuatro meses, lo comencé más o menos el
5 ó 6 de enero de 1989 y lo terminé totalmente, revisado y todo, cuatro meses
más tarde, 450 páginas. Y un editor irlandés pensó: "Este tipo trabaja muy
rápido", y me propuso hacer una biografía de Gabo. Yo estaba en la middle
age crisis, tenía 46 años, y el encargo abrió un futuro nuevo.
AM: ¿Cuál
era su idea de partida, qué pensaba de García Márquez?
G.M.:
Tenía una idea bastante contradictoria. Como autor me parecía insuperable,
aunque curiosamente no me gustaba El otoño del patriarca, lo cual podría
haber sido catastrófico, y no me gustaban las cosas que decía en los
periódicos. Yo pensaba que era bastante demagógico, creía que quizás era una
especie de revolucionario no del todo sincero, engreído, vanidoso... No era el
único: tenía referencias, porque conocía muy bien a Vargas Llosa, obviamente
también a Asturias, y para aquel entonces ya ambos estaban en contra de García
Márquez.
AM: Es
decir, que para biografiar a alguien no hace falta estar enamorado de esa
persona, basta con estar enamorado de su obra.
G.M.: Sí,
como principio es muy bueno no estar completamente enamorado del sujeto. Yo lo
admiraba, pensaba que lo que había hecho era increíble. Me interesaba mucho su
posición política, teníamos en común algunas cosas, por ejemplo, para él fue
una catástrofe la caída de Allende y para mí también. Sólo que leyendo El
otoño del patriarca no estábamos del todo de acuerdo. Pero sabía que García
Márquez representaba toda una época de la historia latinoamericana y eso me
fascinaba de antemano. Entonces fui a Cuba a tratar de conocerlo y las cosas
desde el comienzo me salieron bien...
AM: En el
libro, García Márquez aparece retratado como "un profesional de la
memoria".
G.M.: Es
uno de esos autores (hay muchos, pero no tantos con esa intensidad) que lo
basan todo en su infancia. Y todos tenemos una infancia prodigiosa, pero la
suya lo fue especialmente. Por un lado estaba en un pueblo donde pasaban muchas
cosas, Aracataca, y al mismo tiempo él era un niño muy sensible, que sufría
mucho; consciente aún sin entenderlo de que sus padres lo habían abandonado y
sin embargo vivía en la seguridad compensadora que le proporcionaba su abuelo.
Y luego está su genio, porque su hermana vivió la misma experiencia pero ella
no era Gabito. Se pasó 20 años tratado de realizar algo con esa experiencia, e
hizo cosas, pero estaba tratando de escribir lo que después se llamaría Cien
años de soledad y al principio no sabía cómo llevarlo a cabo: los primeros
20 años de su carrera son un esfuerzo para tratar de recrear esa infancia de manera
que fuera más allá de su propia experiencia. De alguna forma, Cien años de
soledad es la historia de Colombia contada desde la conciencia de un niño.
AM: Para
reconstruir su vida, ha entrevistado a más de 300 personas...
G.M.:
Esas son las entrevistas formales, de dos horas o dos días, ¡son años de una
vida! ¡Y transcribir esas entrevistas! Pero luego hubo muchas conversaciones de
media hora, de cuarenta minutos.
AM: ¿Qué
interlocutor le sorprendió más?
G.M.: Su
madre, porque no es una exageración decir que era exactamente como los
personajes de García Márquez. Era una mujer que de alguna manera expresaba una
especie de curiosa sabiduría popular con un sentido del humor muy irónico. Se
parece mucho a la Úrsula Iguarán de la novela, que dice cosas que ella decía.
El sentido del humor de Gabo, que es tan específico, tan especial, muy
reconocible siempre, viene al menos en parte de su madre. Pero todos ellos son
sorprendentes. Colombia es un país muy sorprendente y toda la familia García
Márquez es pura maravilla, ¡son los Buendía! Y lo digo de una manera positiva,
no lo digo patronizing (con condescendencia), hablo de su manera de
vivir, su sentido del humor, su capacidad de celebrar la vida. Y cómo no
incluir a Fidel: estar con él es extraordinario, inolvidable.
AM: A él
iba. Hay dos aspectos de la vida de García Márquez que son más que conocidos:
que es amigo de Fidel Castro y que está peleado con Vargas Llosa. Empecemos por
el político y, en general, por los políticos. ¿Es García Márquez el que se
acerca a ellos, o ellos los que se acercan a él?
G.M.: Sin
la menor duda, son los políticos los que se han acercado a García Márquez. Con
una sola excepción: Fidel. Gabo buscó a Fidel. Por alguna razón, en el momento
en el que se enteró de la existencia de Castro en los años 50 -sin conocerlo
siquiera, por su identidad, su imagen, por la idea de lo que iba a hacer-,
García Márquez, que es muy intuitivo, se sintió muy atraído por Fidel Castro.
Esa sería la excepción. Obviamente García Márquez es muy amistoso, es una
persona bastante carismática a pesar de su timidez; por ejemplo, con Felipe
González es algo recíproco. Pero desde el comienzo los políticos lo buscaban a
él, y no es que él no quisiera, pero él es mucho más útil para ellos que ellos
para él.
AM: En
cuanto a Vargas Llosa, para saber lo que sabe basta con leer el libro...
G.M.: No,
no basta. (Risas).
G.M.: La
pelea con Mario tenía muchos ingredientes. Y hay muchas versiones. Para
algunos, hubo una enorme envidia por parte de Mario y todo lo demás eran
pretextos y excusas. Para otros, lo que está en el fondo es el "Caso
Padilla", la división de las aguas políticas entre latinoamericanos
después del 71. La versión oficial, y que obviamente tiene alta dosis de
realidad, es que fue, como se decía en el pasado, una cuestión de faldas; es
decir, algo entre García Márquez y Patricia Llosa. He escuchado muchas
versiones, entre ellas creo que las más importantes provenientes de personas
que los conocen muy bien a ambos, y digo en el libro que la única persona que
realmente lo sabe todo es Patricia. Porque si tuvo que ver con ella y con Gabo
de alguna manera, y eso va desde consejos que Gabo le da (el divorcio y ese
tipo de cosas) hasta un consuelo un poco más físico, las versiones varían. Pero
de todos modos eso lo saben los dos y ella sabe lo que después le dijo a Mario,
que es algo que no sabe Gabo. Es un poco como hacer una especie de análisis de
una comedia del Siglo de Oro, una cuestión de honor y de quién sabe qué. Mario
sabe lo que ella dijo; Gabo sabe lo que ella hizo o no: sólo ella lo sabe todo.
Es una maravilla de historia, pero no soy chismoso y la biografía no es nada
sensacionalista. Es una cosa como de telenovela, sobre todo porque se trata de
los dos más famosos del boom: eran los mejores amigos, se querían mucho, eran
casi hermanos del alma... Tiene todos los ingredientes: sexo, política,
rivalidad. Eso es mucho, es enorme.
AM: De lo que ha llegado a saber, sobre esto o sobre otros asuntos, ¿ha callado mucho por no ensuciar la imagen de García Márquez?
G.M.: Eso
es complicado. Hay una especie de ejemplo extremo que es el libro sobre
Naipaul, donde él hace una suerte de strip tease personal exhibiéndose
como el artista más feo que se podría imaginar. Eso pasa muy pocas veces y ahí
el biógrafo tiene licencia de decir lo peor sobre su protagonista... Yo,
obviamente, sé cosas que sería indecente publicar. No es que sean especialmente
indecentes del lado de García Márquez sino que es un hombre que vive, tiene
esposa, tiene hijos, tiene parientes, tiene amigos, su intimidad... y sé cosas
personales que no quisiera que el mundo supiera. El está más expuesto porque si
uno se hace famoso, escribe cosas, sale en los libros, es amigo de Fidel Castro
y utiliza a toda su familia en sus libros, hablando de todos sus secretos,
entonces se expone a que pase algo. Pero no se puede decir todo. Las cosas que
no he publicado no son especialmente sensacionales, sólo publico las cosas que
desde mi punto de vista son necesarias para comprender.
AM: No se
trata, entonces, de dulcificar o mejorar su imagen.
G.M.: No,
aunque muchos lectores han dicho que sí. Si hay una crítica en América Latina
es que soy un poco excesivo en cuanto a revelar cosas y criticar a García
Márquez. Sin embargo, en Inglaterra y Estados Unidos me achacan que soy
demasiado deferente, demasiado admirativo, que es una biografía apologética.
Estoy seguro de que no es así. Aunque también estoy seguro de que si esta biografía
hubiera sido escrita por los anticastristas (que quisieran haberlo hecho),
entonces sería más negativa. Me han reprochado que no condene a García Márquez
por su amistad con Castro, ésa es una cosa minoritaria pero fuerte; y que soy
demasiado deferente. En ese sentido, me acusan de que me he ido enamorando de
mi biografiado y que el libro no es todo lo crítico que debería ser. Estoy
totalmente en desacuerdo. De hecho hay críticas implícitas en casi todas las
páginas del libro. Lo que pasa es que he tratado de escribir el libro como una
especie de... no como una novela, aunque mucha gente dice que se lee como si
fuera una, sino como una narración. Que ocurriera como en los libros de Gabo,
que el lector de alguna manera se sintiera obligado a leer el párrafo
siguiente.
AM: Usted
no oculta que lo que ahora tenemos entre las manos es una mínima parte de todo
el material acumulado. ¿Habrá más?
G.M.: Sí,
habrá una extended version si yo sobrevivo. Digo en broma, pero no sólo
en broma, que creo que lo voy a publicar el día anterior a mi muerte. ¡Hay
tantas cosas que decir! ¡Es tan largo ya! No está totalmente organizado, pero
ronda las 3 mil páginas y de ellas son publicables el 80%. Va a aburrir a casi
todo el mundo pero para los fanáticos y los estudiosos es importante. En el
libro que ahora sale he utilizado apenas el 3 ó 4% del material, está basado en
entrevistas, en mi relación con Gabo y en las cosas que han salido en la
prensa.
AM:
¿Cuándo fue la última vez que vio a García Márquez?
G.M.: En
enero de 2009, en La Habana. Está muy bien, sorprendentemente bien. Tiene el
problema de memoria que menciono no para ser sensacionalista, sino porque soy
el biógrafo: es el drama que está viviendo y sería absurdo no mencionarlo.
Sobre todo porque estamos diciendo que la memoria es la base de su vida, hasta
el punto de que incluso cuando no era famoso hablaba ya de escribir sus
memorias. Pero está bien, su sentido del humor está intacto. Fíjese que cuando
me vio por primera vez después de acabada la biografía me dijo que estaba muy
contento porque siempre había querido ser famoso. ¡Puro Gabo!
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