ESCASEZ EXCESIVA. Por: JULIO CÉSAR HENRÍQUEZ

¿A qué se refiere Julio César Henríquez, cuándo habla de Escasez Excesiva?

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Lerc Comunicación Ltda.

Luis Emilio Rada Conrado

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ESCASEZ EXCESIVA

Muchos eligen sus líderes por el tono beligerante, resistente, opositor, reactivo, emotivo, poco convencional y por supuesto soez, vulgar, plebe o “normal”. Habla como la gente se expresa en la calle, dicen sus seguidores. Es un tipo inteligente, brillante, se expresa muy bien, aunque no entendamos lo que dice y menos lo que quiere, es el comentario mayoritario de otro tipo de electores. Por JULIO CÉSAR HENRÍQUEZ

Hace falta de todo, porque a todo le hace falta. La crisis dejó de ser un síntoma transformándose en la patología social descriptora del drama o la tragedia inconclusa de la existencia colectiva.

Se siguen figuras, imágenes, discursos, críticas, opiniones y radicalismos, pero se olvida el valor y el significado de las ideas. Las palabras vagan con el viento porque ya ni siquiera el viento se las lleva. No se sabe a dónde van, ni de dónde vienen.

Muchos eligen sus líderes por el tono beligerante, resistente, opositor, reactivo, emotivo, poco convencional y por supuesto soez, vulgar, plebe o “normal”. Habla como la gente se expresa en la calle, dicen sus seguidores. Es un tipo inteligente, brillante, se expresa muy bien, aunque no entendamos lo que dice y menos lo que quiere, es el comentario mayoritario de otro tipo de electores. 

Por eso no importa si es comunista, progresista, liberal, libertario, anarquista, neoconservador, machista, feminista, ambientalista y sigue la larga lista de los ismos, que han inspirado el discurso y el lenguaje político, pero nunca las acciones ni las realizaciones.

Algunos conservadores modernos afirman estar de acuerdo con la eutanasia, el aborto, “la marihuana recreativa” y el matrimonio igualitario. Por supuesto, los tradicionales coherentes con sus valores se indignan, pero no discuten. No dicen nada. Votan a favor si es necesario para conservar las cuotas de poder y mejores privilegios.

Liberales contemporáneos cuestionan el libre mercado, defienden la censura, critican la democracia, creen que los deberes superan las libertades, principalmente si se discute la política fiscal, el modelo económico, y por supuesto, son fanáticos de estigmatizar a todos los que piensen diferente, tildándolos con adjetivos descalificativos en los que la brutalidad es el más suave de los términos, para referirse a los socialistas o todo lo que tenga algún atisbo de progresismo o conservadurismo.

La izquierda parece adaptarse a todas las formas de combinación de la lucha política siempre y cuando tengan alguna porción de la torta burocrática. Las reivindicaciones se han vuelto temas individuales o controversias elitistas y los derechos sociales se resumen en los bienes de sus líderes, porque son el pueblo. Si ellos están bien, las masas, los cuadros y las bases vivirán la experiencia liberadora de la utopía igualitarista.

La economía trata de administrar recursos escasos dónde la prosperidad es la fantasía del sinsentido, porque todo tiene sentido, si faltan las razones. La escasez excesiva requiere ideas, liderazgo y soluciones.