domingo, 31 de mayo de 2020

AISLAMIENTO PREVENTIVO. NO PODEMOS “RAJARNOS”



La pandemia nos ha puesto a prueba por todos lados: Cierre de negocios; estresante receso laboral, con sus graves consecuencias de insolvencia para muchos; teletrabajo y tele-estudio (por el cierre temporal de escuelas), que ha traído muchas tensiones para padres, docentes y estudiantes; emprendimientos que tuvieron que reorientar sus servicios, productos y manera de trabajar.

Pero una de las mayores pruebas ha sido reconocer la importancia de la solidaridad, generosidad y la empatía entre los seres humanos. Especialmente porque la recuperación de total normalidad no es posible aún. 

Aunque la Organización Mundial de la Salud no ha declarado a Covid19 como una enfermedad endémica (que se va a quedar entre nosotros para siempre), está claro que nuestros hábitos tienen que cambiar, si queremos evitar contagios masivos al mismo tiempo.

¿Y estamos preparados para ello? ¿Estamos listos para un cambio de hábitos y aprender a vivir en una nueva normalidad?

AISLAMIENTO PREVENTIVO OBLIGATORIO EN COLOMBIA DESDE 1º DE JUNIO

Usuarios de Transmetro, en Barranquilla,
 guardan distancia física
La reciente medida adoptada por el Gobierno Nacional tiene confundidos a los colombianos.  Muchos sienten que un aislamiento preventivo obligatorio con tantas excepciones, 43 en total, es una contradicción, porque hay muchas libertades.

Nos quejamos porque el confinamiento obligatorio era inhumano, especialmente para trabajadores informales, independientes y comercio en general, pues si no salen a trabajar, no tienen ingresos y si no tienen ingresos, no pueden cubrir las necesidades básicas. Muchos decían que no podían obligar a la gente a quedarse en casa y morir de hambre.

Ahora, en un intento por recobrar la vida productiva, el gobierno inicia esta nueva etapa denominada Aislamiento Preventivo Obligatorio, que no es más que: Vamos a salir a trabajar de manera gradual (el gobierno decide cuáles sectores de la economía), con unas condiciones (protocolos de bioseguridad debidamente registrados ante las autoridades locales), cumpliendo unas normas básicas por parte de los ciudadanos (uso de tapabocas, distanciamiento físico y lavado frecuente de manos) y con orden (bajo aforo en transporte público y locales comerciales).

El Gobierno Nacional marca la pauta general, pero a los gobernantes regionales y locales les corresponde definir cómo pone en marcha el aislamiento preventivo obligatorio en su zona y por eso pueden presentarse confusiones.

A partir del 1º de junio solo saldrán a trabajar quienes estén autorizados (sectores de la economía reactivados) y a hacer diligencias personales, quienes tengan permiso de su gobierno local (ya sea por “pico y cédula” o por las excepciones relacionadas con salud, por ejemplo). Los demás, quienes puedan, deben permanecer en casa (especialmente si son personas de tercera edad o con antecedentes de salud que los ponen en alto riesgo en caso de contagio).

La reactivación de algunos sectores económicos se hace gradualmente, para que la circulación de personas no sea tan alto y el contagio no sea masivo, al mismo tiempo. De esa forma, se evita el colapso en centros de salud, clínicas y hospitales.



DISCIPLINA CIUDADANA, LA CLAVE.

Si dejamos de lado la confusión que han podido generar las medidas nacionales, con las que se están poniendo en marcha a nivel regional y local, la clave está en el ciudadano.

La disciplina ciudadana, que no es más que respetar unas normas de conducta y convivencia, es esencial para que el Aislamiento Preventivo Obligatorio tenga éxito.  Esa disciplina es la que nos va a decir de qué estamos hechos, si estamos listos o somos capaces de asumir una nueva normalidad, una nueva manera de comportarnos.

Los gobiernos pueden expedir mil normas y hacer mil recomendaciones para evitar el contagio por el COVID-19, pero si nadie las sigue, es como si no se hiciera nada. La culpa entonces, ya no será de los gobernantes, sino de la ciudadanía.


EN FORMACIÓN CIUDADANA URGE EL “DEBER HACER”

Si bien nuestras escuelas, dentro del área de Ciencias Sociales manejan lo que se conoce como Competencias Ciudadanas, las temáticas principales giran en torno a normas y leyes (derechos humanos especialmente). Es urgente hacer énfasis en comportamiento ciudadano de manera más práctica que teórica, para niños y jóvenes.

Es imprescindible involucrar a padres de familia, porque si al llegar a casa los niños observan un comportamiento contrario a lo que están aprendiendo, es difícil pasar del “deber ser” al “deber hacer”.

En Barranquilla se inició una campaña pedagógica, orientada especialmente hacia las zonas en las que se han presentado más contagios.  Casa a casa se explica a la comunidad qué debe hacer y cómo comportarse para frenar la propagación masiva de la enfermedad COVID-19: Evitar aglomeraciones, mantener distancia física, usar tapabocas de la manera apropiada, lavado frecuente de manos, entre otras recomendaciones.

El gobierno local cumple con explicar qué se debe hacer, cómo hacerlo, por qué, cuáles son las consecuencias de no seguir recomendaciones.  El problema es la “cultura costeña” en la que se destaca el “dejar hacer”, “dejar pasar” y el “individualismo”.

¿Cómo hacer para que la gente entienda que no vivimos solos, que vivimos en comunidad y que el respeto por el otro, en crisis como esta, por causa de una pandemia, es vital para que podamos superarla?



No hay comentarios:

Publicar un comentario