domingo, 16 de septiembre de 2018

El juicio inclemente de los medios y la sociedad. Por Claudia Patricia Ríos - Una reflexión que parte del alma


Por las correndillas de la semana, estuve debiendo este RADAR.

Me complace que sea Claudia Ríos la periodista que firme esta nota.
Y que lo haga ella, porque en el pasado, fue ella la comunicadora que asesoró al ministro Alberto Carrasquilla al ocupar este mismo puesto que tiene ahora como zar de las finanzas, en el gobierno de Álvaro Uribe -2004-.

Por aquí por el RADAR nos enteramos de cómo el ministro manejaba en muchos pasajes, esa cartera… Una de las carteras más importantes de la nación.
Los colombianos debemos estar seguros de la honestidad del funcionario. Y en el caso mío, la confianza se mantiene.

Dios lo guíe siempre ministro y tenga la seguridad que al final, la verdad prevalecerá.

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1


El juicio inclemente de los medios y la sociedad
- Una reflexión que parte del alma

Por Claudia Patricia Ríos

Bogotá, septiembre 11 de 2018

Soy periodista y comunicadora social egresada de la Universidad Pontificia Bolivariana, formada en un contexto educativo y familiar en donde la ética y los principios transparentes siempre han guiado mi desarrollo profesional y personal.

Llevo casi 30 años de ejercicio profesional y con asombro veo cómo cada día se pierden más los principios básicos que no solo deben primar en nuestra profesión sino en nuestra sociedad: no presumir, otorgar el beneficio de la duda, informar con sustento, opinar con la verdad y sobre todo respetar a las demás personas sean mis amigos o mis oponentes.

Lo que ha ocurrido esta semana con el Ministro Alberto Carrasquilla, a quien conozco personalmente y para quien trabajé entre 2004 y 2007, es una absoluta violación a dichos principios. Un columnista se aboga el derecho a escribir una denuncia de supuestos actos de corrupción en términos irrespetuosos, sin consultar previamente al involucrado, sin tomarse el trabajo de contrastar la información recibida, sin siquiera entender de qué está hablando ni qué hizo o no hizo Carrasquilla y, usando verdades a medias termina mezclando literalmente peras con manzanas para armar un caso y vestir de delito lo que no es.

En automático la gran mayoría de medios y periodistas (se escapan muy pocos) le dieron credibilidad a semejantes afirmaciones y reprodujeron la denuncia como un gran escándalo, lo aderezaron con sus propios calificativos y “vendieron” su mensaje como pan caliente…
Por supuesto “hicieron su agosto en septiembre” y la sociedad ya está convencida que nuestro Ministro es corrupto.
Ah!, y sin esperar respuesta del afectado quien antes de pronunciarse ya fue condenado por medios, sociedad y políticos, insultado con los más absurdos improperios y cuestionado hasta más no poder.
Una vez responde, ahí si aparece la “objetividad” al dudar de sus explicaciones, al minimizarlas y, en el mejor de los casos, a decir que “bueno, a lo mejor no es corrupto pero por lo menos faltó a la ética” y tiene que darles explicaciones, abren micrófonos a todo el que quiere opinar y hacer su propio juicio sin conocer del tema ni explicarlo a la audiencia para que por lo menos intente formarse su propia opinión. No hace falte, ya le dijeron a la sociedad lo que querían y para ellos ninguna explicación será suficiente.


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