Y nuestro colega Anuar Saad, se refiere al tema en...
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lunes, 20 de febrero de 2017
Barranquilla: Atraco S.A.
Por Anuar Saad

No son hechos que hay que tomar a la
ligera y, mucho menos, para que la primera autoridad del Distrito saque chistes
flojos sobre el temor creciente de los habitantes. Los alarmantes hechos de
este fin de semana que pasó, demuestran a sus anchas que a las bandas de
atracadores para nada le interesan las fiestas y, mucho menos, ser exponentes
de nuestro folclor: a ellos solo le interesan los relojes de alta gama, los
celulares, el dinero en efectivo, computadores y todo aquello que represente dinero fácil a cómo de lugar.
Y es que en Barranquilla todos, o
hemos sido víctimas de las bandas delincuenciales, o tenemos un familiar, un
amigo o un amigo del amigo, que pasó a engrosar la cada vez más creciente lista
de atracos en la ciudad. A pie, en carro, en la calle, por las aceras o dentro
de un establecimiento comercial, puedes ser una víctima más. La Policía parece
insuficiente para contrarrestar este pico histórico de asaltos que han puesto
al Distrito en la mira de los periodistas nacionales y sus noticieros de
televisión donde ya se nos cataloga como una “ciudad peligrosa”.
¿Pero qué pudo haber sucedido para
que el “remanso de paz” del que nos jactábamos se convirtiera en una ciudad a
la que la “atracadera” nos tiene aterrorizados a todos? Desde 2005 los
medios empezaron, con más frecuencia, a dar cuentas de sicariato, atracos y “ajustes
de cuentas” que antes, si bien también sucedía, jamás con la intensidad del
momento. A esto se le agrega el pico de desarrollo al que los mandatos de Alex
Char y Elsa Noguera han llevado a Barranquilla que pasó de ser una mediana
ciudad a una cosmopolita donde la construcción y las obras en infraestructura
le dio el empuje que requería para entrar en el abanico de las grandes
ciudades, atrayendo así, a ciudadanos de todo el país y el mundo.
Pero ese mismo crecimiento trajo,
paradójicamente, más delincuencia. Bandas desmovilizadas de otras ciudades,
brazos de otras existentes y las “puras criollas” cocinadas en La Chinita, El
Ferry, La Luz y Siete de Abril –por nombrar solo algunos sectores—vieron en
Barranquilla y su gente progresista a las “víctimas ideales” para llenar sus
arcas sembrando el terror gracias al asalto a mano armada sin respetar pinta.
Y es que el crecimiento de la ciudad
no estuvo acompañado de medidas preventivas para la delincuencia y el crimen
organizado. Los barranquilleros tenemos la percepción que las autoridades
improvisan cada vez que los asaltos toman fuerza dando palos de ciego a ver si,
por casualidad, alguna medida arroja resultados positivos. Se anunciaron y se
trajeron mas policías que, de hecho, se ven custodiar las calles. Reconocemos
que los agentes no tienen una bola de cristal para predecir donde se dará el
primer golpe ya que los modus operandi –espontáneos, impredecibles y sin
patrones determinados—hacen más difícil su prevención… ¿pero dónde están los capturados?
Si bien la prensa ha reseñado golpes
de las autoridades contra la delincuencia,
parece que esta, mutando a una especie de perversa ave fénix, se
multiplicara a pesar de las capturas ya reseñadas y de los operativos desplegados. La excusa de algunos, tratando de
amainar el aguacero de críticas por la inseguridad, con el argumento de que “en otras ciudades también atracan”, no solo
no es pertinente, sino que raya en lo estúpido: no vivimos ni en Bogotá,
Medellín o Cartagena. Nos está afectando la violencia en nuestra ciudad.
Mientras tanto, los ciudadanos se
movilizan a sus trabajos y a sus casas con el credo en la boca temiendo lo
peor. Muchos, por prevención, han desempolvado los famosos celulares de “culebrita”
para poder cargarlos tranquilos y a la vista. Los vendedores ambulantes han
reportado un inusual crecimiento de las ventas de relojes chinos –esos mismos
que te ofrecen dos por 15 mil—y las burdas imitaciones de carteras y
billeteras, están “in” por cuenta de la reconocida inseguridad.
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