Y que uno de sus
ministros (uno de los más queridos) lo reemplazó.
El ejemplo de
Dilma Rousseff y Luíz Inácio Lula, le debería servir. Y otros ejemplos, pero él
insiste en incomodar a su presidente. Su presidente, que ahora se llama Juan
Manuel Santos.
Me complace
muchísimo este escrito de Héctor Abad Faciolince, porque dice concretamente lo
que muchos colombianos le quisiéramos decir.
Yo he escrito
algunas cosas, pero Uribe insiste, es bueno recalcar este escrito de Héctor.
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URIBE no es presidente de Colombia hace rato. El periodista Héctor Abad Faciolince, escribió:
Nada
perjudica más la “confianza inversionista” que usted tanto pregona, que un ex
presidente que magnifíca -mediante su gran megáfono de Twitter- los más
pequeños episodios de orden público que suceden en el país.
Basta
que un burro reviente en Pavarandocito para que usted ponga el grito en el
cielo.
Es
como si, en vez de preocuparlo, a usted lo entusiasmaran y alegraran los actos
de violencia que suceden aquí.
Como
si Pastrana se hubiera dedicado durante todo el gobierno Uribe a señalar cada
acto terrorista de los que ocurrían semana tras semana. En su gobierno
tampoco vivíamos en el jardín del Edén.
Si
alguien se guiara por los trinos del ex presidente Uribe para juzgar la
situación de Colombia, cualquiera pensaría que estamos en medio de una guerra
civil y de una gravísima amenaza para la estabilidad nacional.
En
esto usted parece estar de acuerdo con la guerrilla: están ganando la guerra y
a punto de tomarse el poder. Miopía guerrillera, y suya también.
A
juzgar por sus trinos, este parece un país fracasado y condenado al abismo, a
punto de ser tomado por los terroristas de las FARC. Y no es así; eso sí que no
es objetivo.
Es
como si usted hubiera pensado: “después de mí el diluvio.”
Como
si no pudiera aceptar que hubo un cambio de gobierno y de estilo de gobernar.
La actitud responsable con el país, de una persona que dice amarlo, sería muy
distinta a su actitud camorrera e incendiaria.
Usted
se deja guiar por las personas más beligerantes e intolerantes de su entorno.
En vez de aportar al desarrollo y a la estabilidad del país, sus intervenciones
contribuyen a deteriorar la seguridad y a difundir la sensación -falsa y
dañina- de que vamos hacia el caos.
Colombia
tiene unas instituciones muy frágiles y usted, en lugar de afianzarlas, está
ayudando a debilitarlas, quizá porque cree que un país descuadernado pediría de
nuevo el auxilio del “salvador” que usted cree ser.
Ojalá,
en su papel de ex presidente, ayudara a construir una Colombia sólida, en vez
de dedicarse a trinar por todo lo negativo que ocurre, como si cada golpe al
actual gobierno lo alegrara, en lugar de volverlo solidario con el dolor de las
víctimas
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