Obviamente, estaban preocupados porque su país estaba en problemas. Los inversionistas se cuidaron de entregarles recursos a un país complicado, ya que sufría de un elevado déficit fiscal, alta inflación e incrementos de la deuda interna a corto plazo.
En ese tiempo, el RADAR estaba pendiente de su país, Colombia. Pero estaba muy solidarizado con los brasileros. Uno no quisiera tener a ningún país en problemas, como está ocurriendo con Venezuela… (entre otras cosas, me encontré con el ministro de finanzas, pero esa será una nota breve, porque se me presentó sin charreteras y no sabía que era él...)
Por eso fue que en 1994, el entonces ministro y posterior presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, se ideó el denominado Plan Real (real-dólar a la par), que funcionó, ya que disminuyeron los niveles de inflación, que pasaron de un 50% como promedio mensual a la mitad de 1994, a menos del 0.5% en 1997.
Ahora mismo, Brasil es la economía No. 8 del mundo.
Ha crecido y se ha fortalecido y también se han ido fortaleciendo a su lado, las economías latinoamericanas, pero siento que sus periodistas no deberían desaparecer de estos eventos, como está ocurriendo en esta Asamblea del BID, en Bahía…
Ayer, José Juan Ruíz, economista jefe y gerente del departamento de investigaciones del BID, dijo con mucha propiedad: “América Latina pesa en el mundo”. Algo que nos complace y que nos debe servir de alimento para avanzar y desarrollarnos como región.
Y Brasil es el potencial suramericano más importante que tenemos...
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Pd:
los amigos de EFE narraron esto…
"América Latina pesa en el mundo" dice el economista jefe del BID, Juan José Ruiz
La
recuperación de las economías más avanzadas ofrece a Latinoamérica
oportunidades de un mayor comercio, pero también riesgos por una menor entrada
de capitales y un encarecimiento del crédito, a lo que hay que sumar los
efectos de la desaceleración de la economía china, según el BID.
América
Latina, a diferencia de las crisis de las décadas de 1980 o 1990, también está
ahora más preparada económicamente, declaró a Efe el economista jefe del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), José Juan Ruiz, en una entrevista durante
la Asamblea Anual del organismo que se celebra en el balneario brasileño de
Costa do Sauípe.
"No
solo importa el 'shock' sino la capacidad de respuesta que cada uno de los países
pueda tener, y América Latina está mucho mejor preparada para este 'shock'
monetario que lo estuvo en los 90 o en los 80", aseguró el experto.
Ruiz
señaló una previsión de crecimiento económico de Latinoamérica este año de
"entorno al 3 %", "probablemente al 3,2 o 3,3 %" en 2015 y
hasta 2018, el "continente podría crecer al 3,5 %".
"El
crecimiento se está acelerando en el mundo y esto tiene ventajas", como un
mayor comercio mundial, ya que este año se espera que las importaciones de los
países desarrollados aumenten en un 4,5 por ciento, después de que el año
pasado aún se mantuvieron planas, lo que ofrece oportunidades a los países
latinoamericanos.
Pero
la "otra cara" del crecimiento de Estados Unidos es la paulatina
desaparición de su "extraordinario estímulo monetario", a lo que hay
que sumar otro riesgo, "que no es menor, que es la desaceleración del
crecimiento en China y el posible impacto que tendría sobre el precio de las
materias primas".
"Los
países del norte (México y Centroamérica), más pegados a Estados Unidos,
tendrían la posibilidad de crecer más, mientras que los que dependen del
crecimiento de China, los del sur, que exportan minerales y materias primas,
tenderían a crecer menos", dijo.
Sobre
la posibilidad de que Latinoamérica se vea arrastrada por el derrumbe de un
país, como ocurrió en el pasado, José Juan Ruiz dijo que aunque el peligro de
contagio siempre existe, las grandes economías tienen instrumentos que no
tenían hace diez o veinte años.
"Tenemos
800.000 millones de dólares de reservas acumuladas, con países como Brasil por
encima de los 300.000 millones", y ahora hay otros mecanismos como la
línea de crédito del FMI de 60.000 millones de dólares a México o de 20.000
millones a Colombia.
Además,
algunas economías se han hecho tan grandes que "son sistémicas en la
economía global", por lo que "es muy poco probable que la comunidad
internacional pudiera vivir con una gran economía latinoamericana en crisis
permanente", aseguró.
"América
Latina pesa en el mundo" y una crisis como la de los años 80, que duró
diez años, "no puede ser sistémica". "Esto creo que en la
economía que tenemos ahora sería impensable", afirmó.
El
experto aseguró que también la situación macroeconómica de los países de la
región ahora es muy diferente a la de situaciones de "shock"
anteriores y, además, los cambios ahora son más predecibles.
Ruiz
afirmó que si los riesgos se concretan, cada gobierno "tendrá que mirar
cuál es su arsenal de política económica".
En
otras crisis hubo salidas de capital de la región por los regímenes cambiarios
"muy constreñidos" que obligaban a mantener una paridad, y la
economía doméstica tenía que absorber íntegramente el shock, "pero ahora
tenemos tipos de cambios flexibles en la mayoría de los países", explicó.
También
la inflación ahora es mucho más baja y, "lo que es más importante, bancos
centrales que tienen credibilidad" y gobiernos con reglas fiscales que han
conseguido bajar la deuda.
Respecto
al posible efecto del cambio de ciclo en las grandes empresas, financieras y no
financieras, de Latinoamérica que aumentaron en los últimos años su
endeudamiento en dólares, el experto dijo tener una "preocupación
moderada", aunque agregó que no se desentendería "de ese
riesgo".
Ahora
hay mayor supervisión de los bancos centrales, que ha regulado esta exposición,
que está cubierta del riesgo de devaluación, "que es el mayor riesgo que
puede presentarse", dijo.
Una
de las debilidades que mencionó es el incremento del gasto público, que aumentó
en la región un 52 por ciento de 2008 a 2013 y, "lo que es todavía más
preocupante", que una parte importante ha ido a partidas fijas, como
subsidios o ampliación de salarios, que son difíciles de revertir.
"El
porcentaje de gasto que se ha empleado en infraestructura, en generación de
capital público, en realidad es de menos de un tercio del incremento del gasto
público" total, declaró.
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