Totalmente
de acuerdo con Fiorillo… la fiesta es de todos.
Acuérdense
que el presidente Juan Manuel Santos, en su campaña para llegar al puesto que
ahora tiene, tenía claro que debía estar en los Carnavales de Barranquilla. Y
allí estuvo. Tengo fotos en el Blog, donde se ve al mandatario con empresarios
locales y mandatarios regionales.
Y de acuerdo también, que quienes no les guste el agite del carnaval, se vayan a descansar a otros lados… Colombia es de todos y hay espacio y tiempo para otras actividades, mientras pasa la rumba carnavalera… lo que no deben pretender los que les repele la fiesta es acabar con ella, porque eso está en la piel del barranquillero y ahí se “estrellarán” todo el tiempo…
Luisemilioradaconrado
Pd: leamos a Fiorillo en El Heraldo
23 de Febrero
de 2012 - 08:22 pm
Un sentimiento de ciudad
Por Heriberto Fiorillo
El
esfuerzo de Carla Celia y su equipo de trabajo es descomunal y digno de grandes
elogios, pero resulta injusto que se le haga responsable de todo lo bueno, lo
malo y lo feo que cada año surge de nuestra fiesta. En ello radica el primer
error de los barranquilleros en relación con su carnaval: creer que no es
asunto suyo sino de otros, de unos pocos, de una sola fundación, de Carla.
Pongamos las cartas sobre la mesa en relación, no con el negocio sino con el sentimiento que la ciudad suscita.
Pongamos las cartas sobre la mesa en relación, no con el negocio sino con el sentimiento que la ciudad suscita.
Aparte
de himnos y de banderas, ¿quiénes amamos a Barranquilla y por lo tanto su
carnaval? ¿Quiénes estamos dispuestos a contribuir con la gran fiesta popular? Los que no, que hagan fila aparte. Que se vayan para
Santa Marta, sin resentimientos.
Esto
es como el jueguito de ‘Todos ponen’.
Empecemos
por el Gobierno o, mejor, por el Estado. El Carnaval de Barranquilla es la gran
fiesta de Colombia. Además del Ministerio de Cultura, el de Desarrollo debería
decir presente, con vigor, teniendo en cuenta los niveles de afecto y
curiosidad nacional e internacional que el carnaval despierta. Los congresistas
de la Costa Caribe podrían garantizar recursos para el mismo mediante leyes.
La
Gobernación del Atlántico debería considerar la alegría y la esperanza de los
distintos habitantes, grandes y chicos, en todos los municipios del
Departamento, como una de sus prioridades, por ser contrarias a la tristeza, la
desolación y la violencia que crecen como anticultura. Y porque numerosas
manifestaciones artísticas de la región nutren al Carnaval de Barranquilla.
La Alcaldía de nuestra ciudad debe tomar la sartén por el mango
en cuanto a este tema se refiere. No hay vía más cercana y expedita para llegar
al alma de los barranquilleros que su carnaval. No hay red más propicia y
efectiva. Es el tema número uno. Está en la agenda de todas nuestras casas.
Cualquier plan de cultura ciudadana se implementará mejor teniendo en cuenta el
mapa urbano del carnaval y sus vasos comunicantes. Ahí, en su banco de datos,
está la Barranquilla que ama y construye día a día nuestro carnaval. ¿Adónde
más apuntar si queremos solidaridad?
A
las empresas que sienten afecto por la ciudad, las que están dispuestas a
agradecer su fidelidad al consumo. Las que aportan porque creen en el carnaval
como proyecto de ciudad y aspiran a estar en él. Los ciudadanos de Barranquilla
son 360 días al año magníficos consumidores. Por tradición y para fortalecer
entre ellos sus lazos de identidad y pertenencia organizan una fiesta cuatro
días al año.
¿Quieres aportar algo y venir? La invitación debe hacerse, por
supuesto, a los presidentes de las compañías, a los vicepresidentes de
responsabilidad social. No a los de mercadeo. Estos están en otra cosa. Hacen
lo que saben: ponen avisos, visten la cultura de publicidad, para eso les
pagan. Si te mandan a mercadeo, ya sabes lo que viene.
En Presidencia, en cambio, o en Responsabilidad Social, es donde late el
corazón institucional. Donde las alianzas humanas son posibles. Estoy seguro de
que numerosas entidades desean abrazar una causa tan hermosa y tan noble como
el Carnaval de Barranquilla. Entidades que respetan la ciudad, que le sirven
todo el año y que la aplauden por sostener tanto tiempo su fiesta monumental.
Hay
otras que florecen como negocios precisamente en carnaval. Las licoreras, por
ejemplo. Estas podrían aportar un poco más que las demás. Y agradecer, no
vender, con su publicidad… (Continuará).
Por
Heriberto Fiorillo
http://www.elheraldo.co/opinion/columnistas/un-sentimiento-de-ciudad-57956
http://www.elheraldo.co/opinion/columnistas/un-sentimiento-de-ciudad-57956
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