viernes, 24 de febrero de 2012

Un sentimiento de ciudad, por Heriberto Fiorillo

Totalmente de acuerdo con Fiorillo… la fiesta es de todos.
Acuérdense que el presidente Juan Manuel Santos, en su campaña para llegar al puesto que ahora tiene, tenía claro que debía estar en los Carnavales de Barranquilla. Y allí estuvo. Tengo fotos en el Blog, donde se ve al mandatario con empresarios locales y mandatarios regionales.

Y de acuerdo también, que quienes no les guste el agite del carnaval, se vayan a descansar a otros lados… Colombia es de todos y hay espacio y tiempo para otras actividades, mientras pasa la rumba carnavalera… lo que no deben pretender los que les repele la fiesta es acabar con ella, porque eso está en la piel del barranquillero y ahí se “estrellarán” todo el tiempo…

Luisemilioradaconrado
Pd: leamos a Fiorillo en El Heraldo

23 de Febrero de 2012 - 08:22 pm

Un sentimiento de ciudad


Por Heriberto Fiorillo
El esfuerzo de Carla Celia y su equipo de trabajo es descomunal y digno de grandes elogios, pero resulta injusto que se le haga responsable de todo lo bueno, lo malo y lo feo que cada año surge de nuestra fiesta. En ello radica el primer error de los barranquilleros en relación con su carnaval: creer que no es asunto suyo sino de otros, de unos pocos, de una sola fundación, de Carla.
Pongamos las cartas sobre la mesa en relación, no con el negocio sino con el sentimiento que la ciudad suscita.
Aparte de himnos y de banderas, ¿quiénes amamos a Barranquilla y por lo tanto su carnaval? ¿Quiénes estamos dispuestos a contribuir con la gran fiesta popular? Los que no, que hagan fila aparte. Que se vayan para Santa Marta, sin resentimientos.
Esto es como el jueguito de ‘Todos ponen’.
Empecemos por el Gobierno o, mejor, por el Estado. El Carnaval de Barranquilla es la gran fiesta de Colombia. Además del Ministerio de Cultura, el de Desarrollo debería decir presente, con vigor, teniendo en cuenta los niveles de afecto y curiosidad nacional e internacional que el carnaval despierta. Los congresistas de la Costa Caribe podrían garantizar recursos para el mismo mediante leyes.
La Gobernación del Atlántico debería considerar la alegría y la esperanza de los distintos habitantes, grandes y chicos, en todos los municipios del Departamento, como una de sus prioridades, por ser contrarias a la tristeza, la desolación y la violencia que crecen como anticultura. Y porque numerosas manifestaciones artísticas de la región nutren al Carnaval de Barranquilla.
La Alcaldía de nuestra ciudad debe tomar la sartén por el mango en cuanto a este tema se refiere. No hay vía más cercana y expedita para llegar al alma de los barranquilleros que su carnaval. No hay red más propicia y efectiva. Es el tema número uno. Está en la agenda de todas nuestras casas. Cualquier plan de cultura ciudadana se implementará mejor teniendo en cuenta el mapa urbano del carnaval y sus vasos comunicantes. Ahí, en su banco de datos, está la Barranquilla que ama y construye día a día nuestro carnaval. ¿Adónde más apuntar si queremos solidaridad?

A las empresas que sienten afecto por la ciudad, las que están dispuestas a agradecer su fidelidad al consumo. Las que aportan porque creen en el carnaval como proyecto de ciudad y aspiran a estar en él. Los ciudadanos de Barranquilla son 360 días al año magníficos consumidores. Por tradición y para fortalecer entre ellos sus lazos de identidad y pertenencia organizan una fiesta cuatro días al año.
¿Quieres aportar algo y venir? La invitación debe hacerse, por supuesto, a los presidentes de las compañías, a los vicepresidentes de responsabilidad social. No a los de mercadeo. Estos están en otra cosa. Hacen lo que saben: ponen avisos, visten la cultura de publicidad, para eso les pagan. Si te mandan a mercadeo, ya sabes lo que viene. En Presidencia, en cambio, o en Responsabilidad Social, es donde late el corazón institucional. Donde las alianzas humanas son posibles. Estoy seguro de que numerosas entidades desean abrazar una causa tan hermosa y tan noble como el Carnaval de Barranquilla. Entidades que respetan la ciudad, que le sirven todo el año y que la aplauden por sostener tanto tiempo su fiesta monumental.

Hay otras que florecen como negocios precisamente en carnaval. Las licoreras, por ejemplo. Estas podrían aportar un poco más que las demás. Y agradecer, no vender, con su publicidad… (Continuará).

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