viernes, 5 de agosto de 2022

Costo de vida aumentó 10,21% anual, algo que no se veía desde hace 22 años

El costo de vida...

Para el séptimo mes del año, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se vio estimulado al alza, principalmente, por el valor de los alimentos y las bebidas no alcohólicas. 

Seguidas por la división de gasto que agrupa alojamiento, agua y electricidad. 

Y el top tres de las obligaciones más caras lo cerró transporte, especialmente empujado por la subida en los precios de la gasolina. 

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Costo de vida aumentó 10,21% anual, algo que no se veía desde hace 22 años

Los alimentos son la división de gasto que más presiona el bolsillo de los colombianos.

El costo de vida en Colombia llegó en julio a un 10,21% anual y por primera vez desde hace 22 años alcanzó una variación de doble dígito. La última vez que el país había atestiguado un incremento tan pronunciado fue en abril del año 2000. 

Este reporte entregado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) superó las expectativas, pues los analistas consultados por el Banco de la República esperaban que el incremento mensual en el precio de bienes y servicios marcara un 0,53%. Sin embargo, hubo sorpresa alcista porque el incremento fue de 0,81%, lo que a su vez empujó la subida anual.

Para el séptimo mes del año, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se vio estimulado al alza, principalmente, por el valor de los alimentos y las bebidas no alcohólicas. Seguidas por la división de gasto que agrupa alojamiento, agua y electricidad. Y el top tres de las obligaciones más caras lo cerró transporte, especialmente empujado por la subida en los precios de la gasolina.

Qué pasa con la comida

Si bien el precio de los alimentos ha desacelerado desde enero, Juan Daniel Oviedo, director del Dane, confirmó que de todas maneras siguen presionando el bolsillo de los colombianos, toda vez que presentan un alza anual de 24,61%. Esto quiere decir que abastecer la canasta básica familiar sigue exigiendo un considerable gasto. 

El director del Dane explicó que los comestibles más caros son las carnes de pollo y de res. En el caso de la primera, según indicó, “hay una tendencia descendente”. Sin embargo, el mes pasado estuvo expuesta a sobrecostos de producción debido a las coyunturas internacionales que han encarecido los concentrados y los insumos farmacéuticos que pagan los avicultores. 

Por el lado de la carne de res, que sigue siendo la más cara, Oviedo hizo notar que también hay una desescalada: “Tiene una menor presión inflacionaria (...) y está reflejando una menor escasez porque las exportaciones se han visto parcialmente disminuidas por restricciones biosanitarias a nivel internacional”.

 

Igualmente, el funcionario anotó que las hortalizas, el azúcar, el pan y las legumbres secas son los otros víveres que más incrementaron en julio. En este sentido, corroboró que a los productos panificados les está pegando duro el precio de las materias primas para su elaboración. Especialmente el trigo y el maíz, que son importados y, en alguna medida, se han visto afectados por coyunturas como la guerra entre Rusia y Ucrania que ha mermado su disponibilidad.

En cuanto a las legumbres secas, Oviedo subrayó que “tristemente, las decisiones de los hogares generan presiones sobre otras proteínas. Aquí tenemos productos que son las lentejas y los frijoles, que tienen dentro de la canasta un peso muy importante y lo que analizamos es que tenemos dos fenómenos: una mayor demanda porque muchos familias están sustituyendo las proteínas animales por estas legumbres. Pero al mismo tiempo, una buena parte de las lentejas está asociada con importaciones que provienen de Canadá, que están siendo realizadas a unos mayores costos y expuestas a una mayor tasa de cambio”. 

En contraste, resaltó que productos como el tomate y la papa evidenciaron un freno importante respecto a la dinámica de incremento que habían evidenciado en reportes anteriores del IPC.


Subió la electricidad

Una división de gasto que no pasó desapercibida para el mes de julio fue la de alojamiento y servicios públicos domiciliarios, renglón en el que el costo de la electricidad tuvo una subida mensual pronunciada de 2,91%. Y en 10 de las 24 ciudades monitoreadas el aumento estuvo por encima del promedio nacional, siendo Santa Marta (5%) la que experimentó el incremento más fuerte. En Medellín, el alza fue de 2,38%.

“Tenemos que los costos de distribución están incrementando”, afirmó el director del Dane, quien señaló que hasta hace unos meses las empresas de servicios permitían amortiguar esos aumentos a través de opciones tarifarias. Pero, de acuerdo con sus palabras, “pareciera que las fuentes de liquidez de las compañías están impidiendo que esas opciones tarifarias amortigüen la transmisión de los mayores costos de distribución”. 

Vale mencionar que los analistas ya daban por descontado que el costo de vida se vería presionado por las facturas de los servicios y los precios de los combustibles. Estos últimos tendrán un incremento progresivo hasta los $1.050 de aquí hasta septiembre, así lo había anunciado el Gobierno saliente, 

Al observar este reporte, Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, proyectó que “seguramente vamos a terminar con un costo de vida alrededor del 10% o inclusive arriba de ese dígito el año 2022. Esto pone presión al Banco de la República y es muy probable que el organismo, en su reunión de septiembre, vuelva a aumentar la tasa de interés por encima del 9 % que tenemos en este momento”.

Infraestructura

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