martes, 6 de agosto de 2019

Economía está “encajonada” por su ubicación: Anif. Los expertos de la Asociación ahora sí está mirando que el camino es la región Caribe… y también la pácifica.

Se demoraron, pero al final, los expertos han ido entendiendo que Colombia se equivocó al cerrarles las puertas a las costas. A la región Caribe y a la Pacífica.

Este análisis que han hecho circular los analistas de Anif, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, nos indica que, es posible, que el país pueda desarrollarse mejor.

Y pueda crecer como lo han hecho otras naciones:
China e India (5,5%) real anual.

Y los “nuevos tigres” (Indonesia, Malasia y Tailandia) que han logrado acercárseles a ritmos del 4% real anual…

Es bueno leer este análisis de Anif.

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Economía está “encajonada” por su ubicación: Anif. Los expertos de la Asociación ahora sí está mirando que el camino es la región Caribe…  y también la pácifica.

Uno de los grandes problemas que tiene el país para lograr avanzar en la competitividad de sus exportaciones es que prácticamente está encajonada.

Así lo señala un informe de la Asociación de Instituciones Financieras (ANIF), cuando describe que la relación (Exportaciones + Importaciones)/ PIB de América Latina bordea actualmente el 41% frente a cifras que superan el 80% en Asia. México es el único que se les acerca con valores del 78% en dicho índice de penetración del comercio internacional, mientras que Chile llega al 56%.
Pero en los casos de Colombia esos valores son tan bajos como un 35% y en Brasil es solo del 24%, mostrando avances pobres de no más de +10 puntos porcentuales respecto de los años ochenta (en ambos casos). En general, América Latina continúa muy rezagada frente a la dinámica comercial de Asia. Este rezago comercial a nivel global se refleja en la lentitud con que crece el PIB real per cápita de América Latina, habiendo promediado tan solo un 1.6% anual durante 1967-2017.
El ingreso

En cambio, China e India lo han venido haciendo a ritmos del 5,5% real anual y los “nuevos tigres” (Indonesia, Malasia y Tailandia) han logrado acercárseles a ritmos del 4% real anual. Colombia supera solo marginalmente la media de la región al registrar expansiones del 2,2% real anual. El problema es que, de continuar a este ritmo, nos estará tomando otros 32 años duplicar el ingreso per cápita que actualmente bordea los US$6.500 (sabiendo que somos 48 millones de habitantes), mientras que China lo ha venido duplicando cada década.
Este pobre desempeño regional en materia de comercio internacional y en crecimiento del PIB per cápita amerita, una vez más, insistir en la importancia de acelerar la dotación de infraestructura en Colombia. Sin ella será imposible generar las cadenas de valor exportador (clústers) o el multimodalismo en transporte que habría de permitirnos diversificar nuestra canasta exportadora (todavía anclada en un 70% en commodities minero-energéticos).

Buena parte de nuestras limitaciones ha tenido que ver con la difícil topografía que enfrentamos, a pesar de estar ubicados en “la mejor esquina de América del Sur”. Hemos avanzado en la dotación de puertos competitivos en la Costa Atlántica, pero la Costa Pacífica muestra rezagos notorios (con problemas de acceso a puertos y requerimientos permanentes de dragado).
Conexiones

Más aún, la conexión terrestre entre el centro del país y la Costa Atlántica (a 1.000km de distancia) o la Costa Pacífica (500km, pero pasando dos cordilleras con alturas de 2.500m) continúa representando grandes sobrecostos a la hora de pensar en exportar manufacturas desde el centro del país (región que genera niveles superiores al 50% del PIB nacional).
La era “moderna” del desarrollo mundial siempre ha postulado que la ubicación geográfica cercana a los mares resultó clave a la hora de promover el comercio transoceánico y la innovación naviera.

Respecto al fracaso en el comercio internacional de Colombia, caben al menos tres hipótesis, tal vez complementarias: i) elevados impuestos corporativos; ii) inseguridad jurídica; y iii) el llamado “Costo Colombia”, referido a la pérdida de competitividad que implican los sobrecostos laborales, energéticos y de transporte.
Frente a la primera hipótesis, Anif ha venido argumentando que la totalidad de la carga tributaria sobre las grandes firmas ha venido cayendo del 60% hacia el 46% sobre las utilidades durante la última década, ubicándose cerca del promedio del 45%
Sobre el tema de inseguridad jurídica, existe consenso sobre su agravamiento durante la última década, afectando particularmente los sectores de energía-minería e infraestructura. Y, sobre el Costo Colombia, las mediciones más recientes nos indican que todavía continuamos rezagados frente a países pares como México o Chile.

Cerca del 53% de nuestro PIB se genera en la zona centro del país, dificultando las exportaciones desde allí. También debemos explicar cómo es posible que, aun cerca de las zonas costeras, se tenga tan poco valor agregado como un 15% del PIB en la zona Atlántica y un 13% del PIB en la zona Pacífica.
La conclusión es que Colombia representa una “economía encajonada”, donde el 53% de nuestra producción está a 1.000 Km del puerto más cercano al norte y a unos 500 Km del puerto más cercano hacia el occidente (además teniendo que remontar dos veces 2.500m de altura en cordilleras). Sigue siendo cierto que Colombia es una especie de “Nepal en América del Sur”, donde los costos de los fletes duplican aquellos observados en Chile o Perú. En síntesis, en el “encajonamiento comercial” de Colombia juegan muchos factores geográficos, culturales, institucionales, los cuales se reflejan en ese elevado Costo Colombia. Con frecuencia se concluye que es un problema de aranceles y de “actitudes rentistas”, pero bien valdría la pena volver a profundizar sobre nuestra problemática de infraestructura.

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