¿Será que llegó la hora para que la
izquierda retroceda y continúe el camino de la derecha en el poder?
Lástima que cuándo se les da la
oportunidad, los amigos zurdos, caen en los mismos errores de los mandatarios
criticados.
Sorprende lo que está pasando en Brasil.
Pero más, la desgracia de Venezuela.
Jairo Parada analiza el asunto y tiene mucha razón en sus comentarios.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Economía política
latinoamericana
Por: JAIRO PARADA
La derrota aplastante sufrida por el
gobierno venezolano en las recientes elecciones, y otra muy apretada que
determinó el triunfo de la centro-derecha en Argentina con Macri, ha llevado a
muchos analistas a plantear que termina el movimiento del péndulo político
hacia la izquierda en América Latina, cuya expresión local en Colombia sería el
fracaso estrepitoso del alcalde Gustavo Petro en Bogotá.
Para muchos, solo falta que caigan Correa,
Evo Morales y Bachelet para acabar con esta nefasta noche, y ruegan que se
produzca la rápida destitución de Dilma Rousseff en Brasil.
Es posible que lo del péndulo tenga algo de
verdad, aunque no a esa velocidad que muchos desean. Pienso
que no será así de fácil y la historia señalará su evolución compleja en el
próximo año. No creo que la única salida para nuestros países sea volver al
recetario del consenso de Washington, de democracia más capitalismo ortodoxo.
En primer lugar, la experiencia de
Venezuela y Argentina debe enseñar que no basta disfrutar de mayorías
electorales durante muchos años, para ser alternativa de gobierno. Esas
mayorías se van diluyendo si se pretende construir democracias de mayorías
electorales, y no democracia de verdad, con mayorías y minorías, donde se
respeta a la minoría y no se conculcan sus derechos a nombre del pueblo. Lo que
hemos visto es el reforzamiento de un verticalismo autoritario, y con una
fiebre de egos reeleccionistas en todo los casos, incluyendo Ecuador y Bolivia.
Los mandatarios no han seguido el ejemplo de Mandela en Suráfrica y Mujica en
Uruguay, creyéndose los líderes irremplazables y eternos. Con ello no
construyen equipos de liderazgos de remplazo ni ayudan a sus procesos
democráticos. Modifican la constitución a su antojo para poder seguirse
reeligiendo, al igual como se pretendió en Colombia recientemente desde la
derecha.
En segundo lugar, los gobiernos de
izquierda y progresistas deben entender que no pueden cambiar el mundo
globalizado y capitalista en el que viven, enfrentándose a ello en forma
irracional y voluntarista. Las utopías cayeron con el socialismo real, pues
éste no funcionó, y nadie ha inventado otra cosa superior al capitalismo. Toca
convivir con el capitalismo y sacar de él las mayores ventajas posibles como ya
lo hacen los chinos, en forma inteligente y creativa. La estrategia de las
expropiaciones y nacionalizaciones masivas siempre terminan en grandes
fracasos. En el caso de Venezuela, la política económica fue desastrosa. Se
despilfarraron las divisas de la bonanza, no se hizo industrialización, se cayó
en el puro asistencialismo, y cuando ya la renta petrolera descendió abruptamente,
se recurrió a las más crasa emisión, y un sistema cambiario de locos. Ninguna
economía moderna se puede manejar así, y las colas y el desabastecimiento,
además de la corrupción, terminaron imponiéndose. En Argentina, el descenso de
los precios agrícolas de exportación puso en aprietos las reservas en divisas,
y los controles administrativos tampoco han funcionado mucho. Los logros
sociales de la época Kirchner se van a perder muy pronto cuando se vengan las
medidas de ajuste de Macri. Las turbulencias políticas seguirán. La oposición
de Venezuela deberá ser muy inteligente en el manejo de su mayoría si no quiere
desembocar en conflictos que precipiten un golpe de Maduro, a nombre del
“pueblo”. Lo mismo le tocará a Macri, quien deberá entenderse con los
peronistas si no quiere que las calles de Buenos Aires se llenen de
manifestantes.
Las lecciones hay que aprenderlas. Así, otro mundo es aún
posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario