viernes, 1 de julio de 2011

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, no debe aflojar en seguridad

Santos no debe aflojar en seguridad



Editorial, del diario La República, de Colombia
 Inseguridad opaca repunte de la economía del paísLos últimos hechos delictivos en las carreteras se levantan como un fantasma que golpea el clima de la economía


El presidente Santos no debe limitarse a simplemente condenar los últimos hechos delictivos protagonizados de nuevo por la guerrilla en los departamentos de Antioquia y Cauca, es un imperativo que implemente una estrategia de larga duración para consolidar la seguridad democrática, principio de la confianza inversionista y piedras fundamentales para poder hablar de prosperidad democrática.

A pocas semanas de su primer año en la Casa de Nariño, el país empieza a sentir nuevamente el miedo a la inseguridad en las ciudades producto del accionar de las bandas criminales y en las zonas rurales por el inminente rebrote guerrillero en varios departamentos. Es una realidad nacional que las golpeadas Farc han tomado otro aire que no deja que los empresarios nacionales puedan planear inversiones en el mediano plazo y que los extranjeros decidan llevar su dinero a países vecinos como Perú, Costa Rica o El Salvador.

 
El rebrote evidente del grupo al margen de la ley tiene varias explicaciones o causas que no se han comprobado ni políticamente, ni mucho menos en lo militar, pero sobre las cuales se especula abiertamente. Los cuadros dirigentes de la guerrilla que sobreviven han mandado abiertamente varios mensajes sobre una supuesta intención de diálogo al Gobierno Nacional, actitud que también ha sido abiertamente rechazada por las tres últimas administraciones. No obstante, hay muchos indicios que se han empezado a tejer para considerar ese escenario en un futuro una vez las Farc hayan sido derrotadas en el plano militar. Si esa es la estrategia del Gobierno como lo ha advertido de manera insistente, "derrotar a la guerrilla", el conflicto debe estar entrando en una etapa final marcada por ataques inesperados para volver a atemorizar a los colombianos.
Es obvio que en Colombia durante más de cinco décadas se ha incubado una economía que vive del conflicto interno que desangra al país y que hay muchos intereses para que esa lucha se extienda por muchos años más condenando a más generaciones a vivir en la incertidumbre. El deber del Presidente es identificar abiertamente esos amigos de la guerra para neutralizarlos y demostrarles que con la paz gana toda la sociedad, no solo unos pocos que se han dedicado toda la vida a sobrevivir de una "economía del miedo".


El manejo del conflicto armado en Colombia debe ser el primer punto en la agenda del Presidente sin descuidar el camino al desarrollo económico, rutas que están vinculadas por naturaleza. No se puede aflojar en seguridad porque de nada servirá que se firmen tratados comerciales, se construya nueva infraestructura y las firmas calificadoras de riesgo nos den nota de inversión.



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