Si no nos unimos moriremos más fácil.
La crisis actual nos
puso a pensar que nada somos.
Qué somos frágiles,
aunque algunos no lo hayan entendido. Ricardo Plata Cepeda nos puso a pensar,
cuando puso sobre la mesa estos nombres
1. El politólogo e intelectual búlgaro Iván Krastev
2. También el de Jared
Diamond, geógrafo y científico norteamericano.
3. Y el del ingeniero y economista alemán Klaus Schwab.
Aquí está lo que dice Plata en su columna.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
“PANDEMIALS” Y TERRÍCOLAS
La pandemia también nos ha hecho más terrícolas. Para explicarlo comparto un cuento vivido: A mediados de los setenta mi hermano mayor, que estudiaba en Londres, se fue a pasar un fin de año de mochilero en Egipto
“Puede que este sea un momento fugaz de la humanidad,
pero no podemos negar que hemos comprendido cómo se siente vivir todos en un
mismo mundo”, dice el politólogo e intelectual búlgaro Iván Krastev y agrega
que “por primera vez en la historia la gente está teniendo las mismas
conversaciones sobre los mismos temas en todas partes y compartiendo los mismos
temores”.
Jared Diamond, geógrafo y
científico norteamericano, reconoce que “hemos tenido que aceptar que
enfrentamos una amenaza compartida que ningún país puede superar solo”, y el
ingeniero y economista alemán Klaus Schwab nos invita a hacer de este nuevo año
“un año histórico en un sentido positivo. Debemos empeñarnos en un mayor
grado de sofisticación social y en crear bases sólidas para el bienestar de la
gente y del planeta”(1).
Quiero proponer que llamemos
“pandemials” a todos quienes hemos vivido y sobrevivido esta ordalía global,
incluidos los nacidos en el último año y medio. El término abarcaría así todas
las nacionalidades y generaciones presentes: baby boomers, milenials y
centenials.
Entre la población urbana del
mundo, que ya superó más de la mitad del total, somos el primer grupo
multinacional y multigeneracional que ha compartido una experiencia de
sufrimiento vinculante que debería acrisolar una solidaridad más amplia que
otros grandes infortunios del pasado no tan planetarios; si bien hasta ahora
las tensiones económicas, sociales y políticas generadas parecerían sugerir lo
contrario.
“El amor en los tiempos del
covid”, que en mi inmediata cercanía he visto triunfar sobre obstáculos nunca
imaginados, así como la vivencia de fatalidades que han puesto a prueba nuestro
espíritu, alimentarán por años obras de la literatura y el arte universal que
sentiremos propias.
La pandemia también nos ha hecho más terrícolas. Para explicarlo comparto un cuento vivido: A mediados de los setenta mi hermano mayor, que estudiaba en Londres, se fue a pasar un fin de año de mochilero en Egipto. La noche de navidad tomó un tren en El Cairo hacia el sur. Le tocó en un vagón con musulmanes locales de humores no acostumbrados, lengua incomprensible y actitud poco afable. Al caer la noche escuchó un coro de villancicos en inglés en un vagón vecino y decidió que estaba en el lugar equivocado. Resultó ser una excursión gringa. Se olvidó de su urticaria juvenil contra el imperialismo yanqui y pasó con ese parche una noche memorable. En una carta que envió a su regreso concluía: “Me he sentido barranquillero en Cartagena, costeño en Bogotá, colombiano en Caracas, suramericano en Londres, ahora me sentí occidental en Egipto y creo que si alguna vez me encuentro con un chino en Marte me sentiré terrícola”.
Dentro de pocos años, en cualquier lugar de La Tierra, las duras vivencias pandémicas superadas colectivamente deberían hacernos mejores compañeros de viaje y mejores pasajeros de nuestra única nave espacial.
No hay plan B.
(1) Las frases citadas son traducción libre del inglés, tomadas de la publicación “The Year ahead 2021” de Project Syndicate.
Rsilver2@aol.com
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