En el RADAR hablamos directamente con el economista y nos ratificó lo que se dijo en el evento: "En 12 años, la región Caribe requiere de 16.500 millones de dólares para salir de la pobreza".
Meisel también nos dijo: "La cuestión no es de plata... lo que más se requiere es voluntad y que no haya tanta corrupción..."
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Editorial
Una iniciativa
admirable
Por Ricardo Ávila, director de
Portafolio
El propósito de eliminar, de una vez por todas, la pobreza en la Costa Atlántica para 2030, es la meta más loable de la Casa Grande Caribe.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaZDaxRXJsPIDi5zQOmbE_7VfiHGcillUsBQPjO3EfHMM48Tq3hPxTiZfpHVEdDUT2hOs9UZ6Us32h2aQxf9omKCIlJA3Y9rJ1CE3jEuns3KlD8hyvJeAkfzRjrzaGkhNQ3U3-05LIIwg/s320/plancuadrante_728x90.jpg)
A la luz de esa realidad, es motivo de
optimismo que fuerzas vivas del área –empresariales, sociales, cívicas y
académicas– se hayan congregado alrededor de una meta para el año 2030:
eliminar la pobreza. Se trata de la Casa Grande Caribe, iniciativa liderada por
Adolfo Meisel, codirector del Banco de la República, acompañado por una serie
de entidades de primera línea.
El nuevo mecanismo, bautizado en honor a la obra del escritor Álvaro Cepeda Samudio, convocó por un año a un equipo interdisciplinario que realizó un alarmante diagnóstico de la región. En cinco áreas claves: salud, educación, nutrición, agua y saneamiento básico, además de calidad del gasto público, el rezago con respecto al promedio nacional es vergonzoso para una zona tan rica y con tanto potencial. Por ejemplo, las tasas de analfabetismo en adultos son de las más altas del país, mientras que en seis de los ocho departamentos, el embarazo de adolescentes entre 15 y 19 años supera la media.
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El panorama de atraso en agua y
alcantarillado es similar. Mientras que en el país la cobertura es del 75 por
ciento, en el Caribe es 15 puntos menos. En nutrición infantil los inaceptables
casos de hambre documentados en La Guajira son conocidos. Si de salud pública
se trata, las tasas de mortalidad infantil en menores de un año y en menores de
cinco años son dos puntos porcentuales más altas que el promedio nacional. En
cuanto a mortalidad materna, la brecha en contra es de 24 puntos porcentuales.
En una cumbre por la inclusión, realizada el
pasado jueves en Santa Marta, los investigadores de la Casa Grande Caribe
calcularon cuánto costaría cerrar las diferencias señaladas: 16.500 millones de
dólares en 12 años. El monto es grande, pero no inalcanzable. Con una
combinación de recursos tributarios propios, los ingresos de regalías y la
participación del área en el presupuesto nacional, los promotores de la
iniciativa confían en que el portafolio de acciones en cada área podría
financiarse si estas se incluyen en los siguientes tres planes de desarrollo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUXByuTgBXNq3l9u07P6e4wWWR_wuP-kCILM_MSSeOm4RCPIfb4TIeb9grYVPA_PooM40Jx1mk5pnx1IOoubz09HfLPUYiHib0FDpau_tTREq5wSOZzxMQHamHZBLO2IzLOD6E65urxFI/s200/logoHORIZ-PTO-BQUILLA-2013-curv.png)
Los impulsores de la Casa Grande no son
ingenuos. Incluyen la amenaza de la corrupción y la politiquería en su
documento central: “sólo será posible si elegimos gobernantes probos”, dicen. E
invitan a “todos los ciudadanos del Caribe a votar a conciencia, a nunca vender
su voto”. Con el diagnóstico, el costeo, las propuestas y la financiación, lo
que resta es una clase dirigente capaz de invertir en sus gobernados, con
transparencia y eficiencia para que el progreso se haga presente.
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