Jairo Parada, economista,
analista y crítico, siente que no Nos salvará nadie: “Tendremos APAGÓN”.
Para cree que la culpa no es de
la gente, sino del mismo estado que no sabe manejar este negocio.
Nos entrega muchos elementos
que nos señalan que él tiene mucha razón. Nos faltó previsión. Los funcionarios
que deberían ser expertos para evitar esos tropiezos para tener tranquilidad,
no fueron capaces.
Se fue el ministro González,
pero hay otros que no actuaron como debería ser.
Los expertos no son expertos.
Los negociantes, les importa un
carajo si la región Caribe se apaga o funciona.
La multinacional que nos tiene
fregaos con el precio alto del gas, ni se inmuta.
Parece que el apagón nos está
esperando…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Instituciones y
Racionamiento
Por: Jairo Parada Corrales
En las crisis siempre se buscan los chivos
expiatorios, mediante los cuales los gobernantes cubren sus deficiencias. A uno
le queda el sabor que eso sucedió con el ministro Tomás González, no muy
apreciado en la Región Caribe por el fracaso de su gestión ante Electricaribe,
y la ahora solicitud de remoción de los miembros de la Creg, en la cual nadie
del Caribe participa. Evitando los sofismas, si nos atenemos a las cifras de
los “ahorros” de energía, insuficientes para evitar el racionamiento, otro
apagón se nos viene muy pronto, lamentablemente. Uno quisiera que ello no
sucediera, pero los expertos señalan que solo un milagro nos salvaría. Sin las
debidas batimetrías, nadie está seguro que el nivel del 27% de los embalses sea
real. Como siempre sucede con nuestros gobiernos, ahora los culpables somos
nosotros, y en especial, los habitantes del Caribe, como si ya no sufriéramos
lo suficiente con Electricaribe. Llama la atención que se nos quiera penalizar
con excesos en el consumo, cuando la regla debiera limitarse a incentivos al
ahorro. Siempre la cuerda se rompe por lo más delgado, los pobres ciudadanos.
El problema es de fondo. No se reduce al
fenómeno de El Niño ni a unos daños imprevistos en las centrales y térmicas.
Estos daños ocurren dentro de un mapa de riesgo, y El Niño venía siendo
anunciado desde hace dos años. Incluso, a pesar de muchas alertas de expertos y
comentaristas, la campaña de ahorro no se inició desde octubre del año pasado,
antes que nos cayera encima semejante lío. Lo que debemos cuestionar es todo el
diseño institucional del sistema eléctrico colombiano. Cuando se vendió Isagén
se nos dijo que no importaba por que el sistema estaba bien manejado. No
importaba quien fuese el dueño de la generación. Creo que el sistema no
está bien, no opera para el interés general del país, y debe reformarse a fondo.
En 1992, se aprovechó el apagón para
introducir el modelo neoliberal en el sector eléctrico colombiano. Las
crisis siempre sirven para introducir el modelo como lo ha señalado Naomi
Klein. Se nos dijo que el estado era ineficiente y que la solución era guiarlo
por las señales del “mercado”, ese agente impersonal que en la práctica
como decía John Dewey siempre tiene pocas manos, las cuales son las que
deciden. Se nos cobraron 7,800 millones de dólares por cargo por confiabilidad,
se implementó la bolsa eléctrica, los “precios de escasez”, todo ello para
terminar en el fracaso de hoy: no tenemos ninguna seguridad energética y la
historia de 1992 se va a repetir. No se tomaron las previsiones debidas, se usó
mucha energía hidráulica cuando debía guardarse el año pasado, por
“rentabilidad”, el sistema absurdo de los precios del gas sigue a pesar del
pataleo regional, y con una región llena de carbón, recursos eólicos y luz
solar, nos toca otra vez sufrir otro apagón.
Ojalá no suceda
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