Generalmente, este organismo aplaude el comportamiento de la economía colombiana. Pero en esta oportunidad sugiere que el equipo del presidente Iván Duque atienda varias recomendaciones.
En este escrito del experto Sergio Clavijo, presidente de Anif, quedan en evidencia esas fallas que el gobierno colombiano debe intentar subsanar.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
FMI y su visión de Colombia 2019 - 2022
El FMI divulgó recientemente su visión macro-fiscal de
Colombia a través del conocido reporte de Artículo IV.
A diferencia de años anteriores, en esta ocasión se dan claras advertencias de que la sostenibilidad fiscal de Colombia requiere actuar pronto y de forma coordinada entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Atrás parecen haber quedado las visiones cándidas en que el FMI decía que el problema fiscal se arreglaría mejorando la gestión de la Dian, esperando entonces ganancias hasta de 1,5% del PIB por año (ahora nos habla de solo 0,1% del PIB por año por cuenta de dicha gestión tributaria).
A diferencia de años anteriores, en esta ocasión se dan claras advertencias de que la sostenibilidad fiscal de Colombia requiere actuar pronto y de forma coordinada entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Atrás parecen haber quedado las visiones cándidas en que el FMI decía que el problema fiscal se arreglaría mejorando la gestión de la Dian, esperando entonces ganancias hasta de 1,5% del PIB por año (ahora nos habla de solo 0,1% del PIB por año por cuenta de dicha gestión tributaria).
Otra de las preocupaciones del FMI tiene que ver con el
lento ritmo de crecimiento económico. Pero, paradójicamente, esa multilateral
termina “comprando” la ilusión de la Administración Duque de que la “economía
Voodoo” de la Ley de Financiamiento 1943 de 2018 habría de acelerar pronto ese
crecimiento del PIB-real hacia 4,5% (+1 punto porcentual-pp). A este respecto
cabe señalar que, en los inicios de este año, se está comprobando cuán difícil
será siquiera llegar a 3,3% en este 2019. El desempeño del primer trimestre de
2019, a ritmos de solo 2,8% anual, estuvo significativamente por debajo de 3,4%
anual que pronosticaba Anif con base en sus “indicadores líderes”.
Los correctivos
macro-económicos a seguir
Para corregir las fallas macro-económicas, la Administración
Duque requiere trabajar en al menos cuatro frentes durante el período
2019-2022: i) elevando la precaria relación Recaudo (neto de devoluciones)/PIB
desde el actual 14% hacia 16% (aunque el FMI no detalla cómo debería hacerse);
ii) recortando el gasto público en al menos 1% del PIB, pero curiosamente las
cifras del FMI revelan que ello se haría tumbando el gasto en infraestructura
del 1,5% del PIB actual hacia solo un 0,4% del PIB (lo cual implica que no
habría gasto adicional al ya comprometido en las “vigencias futuras”); iii)
impulsando reformas estructurales a nivel pensional y en el área de la
justicia; y iv) enajenando una porción significativa de activos estatales, pero
aclarando que esos recursos deben ir a inversión y no a gasto operativo-recurrente
(nótese que esto último debe resolver problemas contables relacionados con la
Regla Fiscal-RF, tal como lo discute dicho documento).
El FMI enfatiza que Colombia ha podido maniobrar, con
relativo éxito macro-financiero, el complejo período 2015-2018. En efecto, cabe
aplaudir nuestro desempeño al compararse con lo ocurrido en el resto de América
Latina.
Colombia, Chile, Perú y, en menor medida, México han podido mantener crecimientos positivos y mejoras en el frente social.
Colombia, Chile, Perú y, en menor medida, México han podido mantener crecimientos positivos y mejoras en el frente social.
En particular, Colombia registra un crecimiento del
PIB-real de 2,7% en promedio anual durante el último quinquenio (pero ha
perdido cerca de 1pp en su crecimiento potencial). También se ha logrado
reducir la pobreza monetaria desde 42% hacia 27% de la población total durante
la última década. No obstante, durante 2018 se frenaron esos progresos en la
lucha contra la pobreza e inclusive se deterioró la concentración del ingreso,
al elevarse el Gini desde 0,51 hacia 0,52 (trayectoria diferente a la insinuada
por el “balance rosa” que nos pintara Santos II).
Anif considera que el FMI ha debido puntualizar que los
colchones que existían en materia de utilización crediticia local e
internacional ya se han venido agotando durante 2015-2019. Esto nos deja
entonces un preocupante balance en materia de déficits gemelos externo-fiscal
para el horizonte 2019-2022, como lo veremos a continuación.
Desafíos en el frente externo
En el frente externo, Colombia ha sido incapaz de virar
hacia una economía más diversificada que le permita contener el deterioro de la
cuenta externa, concentrando todavía 70% de sus ingresos en commodities. Ante
la falta de profundidad exportadora (tan solo 16% del PIB), Colombia estará
arrojando déficits externos elevados, cercanos a 4% del PIB durante el período
2018-2020.
Este deterioro en las cuentas externas no es atribuible
tanto al deterioro en los términos de intercambio, como a la persistencia del
elevado Costo Colombia (costos laborales, energéticos y de transporte). De
hecho, el precio del petróleo Brent ha estado bordeando aceptables niveles de
US$70/barril durante este período 2018-2019.
Tal vez la única buena noticia en el frente externo es que, al mantenerse un sistema de flotación cambiaria bastante limpio en años recientes, la relación peso-dólar hoy luce cercana a la de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA).
Ello se refleja en correcciones de 30 puntos reales frente a una amplia canasta de monedas durante 2014-2019 (mayo). En particular, hemos tenido devaluaciones que promedian un 12% nominal en lo corrido de 2019 (llevándonos recientemente a los $3.300 por dólar).
De esta manera, Colombia (por fin) está superando la
grave Enfermedad Holandesa (que gobiernos anteriores subestimaron al
denominarla “un mero resfriado”).
Esta PPA debería reflejarse en mayor sustitución de importaciones y promoción de exportaciones, para así entrar a corregir un déficit comercial que supera hoy 2% del PIB (vs. el superávit temporal del 1% del PIB que se tuvo en 2009-2013).
Esta PPA debería reflejarse en mayor sustitución de importaciones y promoción de exportaciones, para así entrar a corregir un déficit comercial que supera hoy 2% del PIB (vs. el superávit temporal del 1% del PIB que se tuvo en 2009-2013).
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