domingo, 31 de enero de 2016

Motivos para ser optimistas Rudlf Hommes

El exministro de hacienda de Colombia, Rudolf Hommes, es uno de los colombianos optimistas. Sin embargo, sabe que no debemos confiarnos...

RADAR,luisemilioradaconrado 
@radareconomico1
Rudolf Hommes
 
Motivos para ser optimistas
Lo que les talla a la derecha y otros grupos que no quieren soltar los privilegios que tiene la paz.

2:35 a.m. | 31 de enero de 2016 

La semana pasada escribí para ‘Portafolio’, ‘El Colombiano’ y otros diarios locales una columna en la que presenté evidencia de que la política económica de la actual administración y sus resultados, que son bastante buenos, no justifican el exceso de pesimismo que prevalece. El incremento de la inflación es una fuente de preocupación hacia el futuro, como lo es el déficit creciente de la cuenta corriente de la balanza de pagos, pero el Gobierno comparte esas preocupaciones.
El Ministro de Hacienda hizo esto evidente en el foro de ‘Semana’ el lunes pasado. Dijo que para reducirlo están dispuestos a hacer un mayor recorte del gasto público, a reducir el incremento del consumo de los hogares y que es necesario aumentar impuestos.

Estas medidas van a tener un efecto negativo sobre el empleo y la tasa de crecimiento de la economía, que ya se prevé que puede ser inferior al 3 por ciento, aun teniendo en cuenta la inversión en infraestructura (4G) y vivienda, que genera una contribución al PIB un poco por encima de 0,6 por ciento, en exceso del valor de la inversión.
Ya se vislumbra que la industria va a consumir menos insumos importados y a aumentar compras nacionales y exportaciones. El aumento de más de 500 millones de dólares de las remesas de colombianos en el exterior reduce el déficit en la cuenta corriente. Se debe destacar también un aumento adicional al previsto de la inversión extranjera porque los compradores de las acciones del Gobierno en Isagén van a adquirir las que son propiedad de EPM y particulares, y hay otras varias adquisiciones privadas en camino. En conjunto, pueden generar por lo menos 3.000 millones de dólares en inversión extranjera adicional.

Si el Gobierno ejecuta rápidamente las recomendaciones de la Misión Rural, sobre todo aumentar el acceso de pequeños propietarios a tierra de buena calidad, a bienes públicos, crédito, asistencia técnica y comercialización; y si deja de ponerle bolas al senador Robledo, cuyo empeño en detener el avance de la agricultura colombiana va a hacer historia, se puede reducir la importación de cereales y otros alimentos, en una suma que el Ministro de Hacienda estimó cercana a 1.500 millones de dólares al año.
 
Lo que les está tallando a la derecha y a otros grupos de colombianos que no quieren soltar uno solo de los privilegios que tienen es la paz, que va a traer consigo un aumento en la equidad, y la reforma tributaria que se avecina, que ellos mismos quisieran limitar a un aumento de las tarifas y el recaudo del IVA para que no los afecte una reducción de exenciones y excepciones aplicables al impuesto de renta que traería consigo una reforma tributaria estructural.
Estos grupos estaban sembrando descontento la semana pasada y presionando al Gobierno para que no demorara la presentación al Congreso de una reforma tributaria, retándolo a presentarla simultáneamente con el plebiscito, sin analizar ni ‘socializar’ la propuesta de la comisión de expertos. 
 
El presidente Santos debió percibir que cuando tanta gente, aun los que no dominan el tema, salen a pedir lo mismo es porque hay alguien detrás azuzando, por razones que generalmente no convienen. Anunció oportunamente que la reforma tributaria va al Congreso después de la paz. No se dejó retar y tampoco les creyó a los que trataron de asustarlo con el argumento de que si se posponía unos meses la presentación de la reforma se arriesga a perder la clasificación de grado de inversión de la deuda pública colombiana. Lo que podría poner a tambalear esa clasificación sería el fracaso del proceso de paz. Además, la reforma propuesta contiene muy buenas recomendaciones, cuyo impacto debe evaluarse antes de proponérselas al Congreso.


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