Los
hogares colombianos deben tener eso claro para que el cierre nos permita
festejar la navidad con alegría.
Los
síntomas, las sirenas, las alarmas están encendidas.
¡A
cuidar los ingresos!
Lo
que dice Jairo Parada nos debe servir a todos.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Señales
preocupantes
Por Jairo Parada
Aunque uno entiende que todo ministro de
Hacienda tiene que manifestar optimismo ante la situación económica del país,
por aquello de las expectativas, las cuales, según Keynes, definen las acciones
que caracterizan el “espíritu animal” de los empresarios, el cual empuja la inversión,
no deja de causar preocupación entre los analistas económicos del país el
cambio de la economía colombiana en materia de su desaceleración económica.
Lentamente, se le está formando al Gobierno una ‘tormenta perfecta’ que combina
las luchas sindicales y gremiales de varios sectores de la población, con la
estrechez fiscal que tal coyuntura genera.
La alarma cunde porque lentamente la
inflación se acelera a un ritmo anual superior al 4%, una caída del crecimiento
esperado del PIB en este año al 3.4%, e incluso muchos creen que no será ni del
3%. Mientras la Eurozona se recupera lentamente, Estados Unidos sigue creciendo
a tasas bajas y el Japón parece salir de su estancamiento crónico, China sigue
su proceso de ajuste y Brasil camina rumbo al estancamiento.
Los signos de la América Latina son de bajo
crecimiento, y crecer nosotros a tasas ‘superiores’ que apenas llegan al 3% es
un consuelo cuestionable. Similarmente, los índices de Confianza del consumidor
de Fedesarrollo indican caída de las expectativas, aunque con diferencias
regionales. El sector exportador sigue cayendo ante la crisis petrolera y
minera. El posible levantamiento de sanciones a Irán podría aumentar la oferta
petrolera en forma importante, pues antes de las medidas restrictivas, Irán
exportaba más de 2.5 millones de barriles diarios, y hoy apenas exporta un
millón de barriles.
Por ello, los anuncios de los acuerdos con
Irán cambiaron la tendencia algo alcista del oro negro por la crisis política
del Medio Oriente de las últimas semanas, llenando de preocupaciones a un
sector que en Colombia ya se encuentra muy deprimido.
Ahora se estima que si la contracción
externa continúa, el déficit en cuenta corriente (Exportaciones de bienes y
servicios –Importaciones de bienes y servicios+ pagos netos al exterior por
servicios financieros) podría llegar al 5% del PIB, lo cual aumentaría la
presión sobre la tasa de cambio, con el agravante que la devaluación del peso
no impactaría en el corto plazo las exportaciones. Además, muchas empresas endeudadas
en dólares ya están sintiendo los rigores de la devaluación del peso.
Por esto, no extraña la preocupación del
Gobierno por la pronta entrada de la ‘ley de garantías’, pues congelaría sumas
importantes de inversión pública a todos los niveles del Estado, hasta el mes
de octubre, convirtiéndose en un factor recesivo al frenar la inversión
pública. El problema es que ante la dinámica de la mermelada en los territorios
resulta difícil que el Congreso apruebe la reforma a la misma, por los temores
políticos frente a la maquinaria oficial.
En este escenario, las luchas sindicales de
los trabajadores del Estado se enfrentarán a un gobierno con fuertes
restricciones en el gasto ante la caída de los ingresos públicos. El fenómeno
no se reducirá al Gobierno central, sino que afectará también a los
territorios, en sus planes de cofinanciación de proyectos de inversión ante la
parálisis que implica la ‘ley de garantías’, que al final poco garantiza.
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