He
estado conversando con mis hijas sobre el futuro de esta nación.
Colombia,
como todas las naciones tienen un mágico olor a vida.
No
son los países, ni sus colinas, ni sus tierras y ríos los que tienen la culpa
de los desastres. Somos nosotros mismos, los ciudadanos que hacemos parte de
esos hermosos territorios los que nos tiramos la partida.
No
hemos aprendido a convivir con la naturaleza y con nuestros pares.
No
usamos las herramientas adecuadas.
Nos
irrespetamos, entre nosotros mismos.
La
mesa está servida… mira a ver cómo manejas los tenedores.
Los
jóvenes son claves.
¿Pero cómo hacemos para que entiendan?
Ellos
pueden dirigir esta partida, pero con respeto.
¡Si se equivocan, se tiran la cena…!
RADAR,luisemilioradaconrado
Algo está mal
Por Manuel Guzmán Hennessey
Algo está
mal aquí cuando son los viejos -y no los jóvenes- quienes denuncian el peligro
mayor: la progresiva y acaso consentida pérdida de libertades.
Algo está mal aquí cuando los jóvenes, que deberían estar
renovando las izquierdas, no estuvieron el primero de mayo (aunque había
algunos). Tampoco en nuevos partidos sino en los viejos, acomodándose a las burocracias
decadentes. Algo está mal aquí y en todas partes, cuando, en lugar de rebelarse
contra la dictadura de los mercados, aceptan silenciosos sus cadenas.
La alienación de la tecnología, una nueva y perversa entropía de
la sociedad tecnológica avanzada, que se manifiesta desde lo más cotidiano de
la vida de hoy: celulares, ipods, tabletas y productos.
Nadie protesta por esta avalancha de cosas y más cosas que
acabará sepultándonos en un mar de basuras.
Vemos venir al monstruo de tres cabezas y no reaccionamos.
Vemos venir al monstruo de tres cabezas y no reaccionamos.
Algo está mal aquí cuando son los viejos –y no los jóvenes–
quienes denuncian el peligro mayor: la progresiva y
acaso consentida pérdida de libertades.
Lo denunció Sábato casi a punto de cumplir cien años, cuando
dijo que el monstruo de tres cabezas que habíamos ayudado a engendrar,
compuesto de racionalismo, individualismo y materialismo, había empezado a
devorarse a sí mismo.
Lo gritó S. Hessel en
forma de manifiesto para que se indignaran los jóvenes de Europa.
Lo viene escribiendo Rifkin clamando por una nueva civilización.
Lo dijo también el presidente Mujica en la Cumbre de Río + 20:
lo que está mal es “nuestro modo de vivir”.
Las universidades y los centros de pensamiento están en mora de
invitar a los jóvenes a examinar y debatir sobre este aspecto de la crisis,
pues todo indica que el modelo prometeico del desarrollismo toca a su fin.
Aquello que admitimos sin mayores escrutinios, la ‘globalización’, es el
monstruo de tres cabezas anunciado por Sábato.
Al engendro se refirió también Tony Judt en la Universidad de
Nueva York durante en 2009. Muchos recuerdan aquella conferencia debido a que
fue impactante verlo subir al escenario en silla de ruedas y con un respirador
artificial que reemplazaba a sus pulmones paralizados. Alcanzó a hablar una
hora y luego Taurus publicó en forma de libro la memorable charla. Se llama
Algo está mal y pude conseguirlo en estos días en ese espacio maravilloso de
Bogotá donde se juntan las ideas, la literatura y los amigos, nuestra Feria del
Libro, ahora llamada la Filbo.
Allí también encontré otra joya del testimonio contemporáneo: el
libro Viajes paralelos, de la escritora y artista Mónica Savdié, escrito
literalmente con las entrañas. Algo está bien.
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