miércoles, 25 de agosto de 2010

Deflación, un lobo con piel de oveja, por Andrea Ornelas


Las distorsiones de la economía no son buenas para nadie, especialmente para la gente de menores recursos.
Y digo eso, porque al final de las crisis, los pobres terminan jodidos y los ricos se levantan.
El pobre es más débil, menos recursivo, no tiene instrucción, ni educación, y de hecho es más vulnerable.
Cuando Guillermo Botero, presidente de Fenalco, me decía ayer, “no me gusta la revaluación, porque tiene unos efectos perversos en la economía”, no estaba pensando en los ricos, sino en la estabilidad de la economía. Economía que es de todos, aunque en los negocios quienes están más preparados obtienen mayores recursos.
LA DEFLACIÓN
Si la revaluación es complicada de manejar, la inflación también complica.
Pero hay un fenómeno que es peor, de acuerdo a los expertos: la DEFLACIÓN.

Leyendo una nota de mi querida amiga, Andrea Ornelas, mexicana que trabaja ahora para un medio suizo –swissinfo- recordé la conversación que sostuve con Botero.
Y la conclusión que uno puede sacar es que los extremos son malos, perversos, como dice él… Yo me acuerdo lo que decían de Japón, en medio de la crisis, recordada por Andrea en su escrito, que se los entrego enseguida…
Un colega me decía, en Cali, en medio de la Asamblea No. 66 de la Andi: “No importa que los exportadores lleven del bulto, ellos no son tan importantes… ¿cuántos son?... Eso no pesa mucho, lo importante es que la gente compre barato los productos”.
Pero, creo que está errado.

Los exportadores tienen su nicho, su importancia y, como dice Guillermo Botero de Fenalco, el gobierno y el Banco de la República deben actuar.
La nota de Andrea Ornelas, después de esta carreta mía.
LuisEmilioRadaC

Pd:

ANDREA ORNELAS
Suiza y la crisis financiera mundial
22 de abril de 2009 - 18:06
Deflación, un lobo con piel de oveja


En Suiza, los precios empezaron a descender en marzo y la tendencia continuará durante el resto de 2009, según las previsiones del banco central. Esto otorga un respiro a las finanzas de las familias y de las empresas. Pero lo que parece una buena nueva, es en realidad un enemigo del empleo.
Pues la deflación es una enfermedad económica cuya 'cura' puntual no han hallado los economistas.
Hace seis años que Suiza no se ocupaba del tema. En 2003, aún inmersa en un periodo económico difícil, tenía temores de deflación. Pero consiguió disiparlos y generar un vigoroso crecimiento en los años posteriores.



La bajada de precios alivia la economía familiar, pero avivan el riesgo de deflación. (Keystone)


En 2009, la amenaza vuelve a rondarle. A diferencia de antes, el tema ocupa hoy a los economistas helvéticos, pero también a los europeos y estadounidenses. Y Suiza es uno de los primeros países del mundo que acusa signos de deflación.

La Oficina Federal de Estadística (OFE) anunció el pasado 8 de abril que los precios descendieron un 0,3% como promedio en marzo pasado.

Un lobo con piel de oveja que suena bien, porque se disfraza de alivio para las finanzas familiares, pero un mal que entraña riesgos profundos para la estabilidad económica.

La deflación detona siempre un círculo vicioso: al enterarse de que los precios bajan, la gente evita gastar en espera de nuevas reducciones. Las empresas 'castigan' aún más sus precios en un intento por vender, proceso que lleva a muchas de ellas a la quiebra y a los despidos masivos. Y, de cara a un mayor desempleo, el consumo se contrae aún más.

Las primeras señales
El más reciente Índice de Precios al Consumo (IPC), presentado por la OFE, confirma que en marzo bajaron casi todos los bienes y servicios clave para el consumo de los suizos.


La vivienda y los energéticos se abarataron un 0,9%, seguidos del transporte (0,5%), alimentos y bebidas (0,3%), esparcimiento y cultura (0,2%) y servicios de salud (0,1%).

En contrapartida, se mantuvo el alza moderada de los precios de las bebidas alcohólicas (0,3%), el consumo en restaurantes y hoteles (0,2%) o las comunicaciones (0,4%).


Y de acuerdo con las previsiones del Banco Nacional Suizo (BNS), el retroceso de los precios podría superar el 1% en 2009.

¿Cuál es el riesgo principal?
Perder el control.
Aunque con distintos enfoques, la mayoría de los economistas ofrecen siempre alternativas para sacar a una economía de la recesión. La deflación, en cambio, es un mal cuya cura no está clara aún.

A países como Japón, un proceso deflacionario le hizo perder la década de los 90, y dejar atrás este problema le implicó enlazar un tropiezo detrás de otro.

Inquietud exterior
A juicio del Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, una deflación prolongada es actualmente el principal riesgo que enfrenta la economía mundial (después de la recesión misma).


Desde su perspectiva, uno de los principales problemas actuales es que los bancos centrales –incluido el suizo, el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed)- "están agotando sus municiones".

En una visita realizada a Madrid en marzo pasado, Krugman refirió que las tasas de interés han bajado de forma muy importante entre 2008 y 2009, lo mismo en Suiza que en Gran Bretaña o en la Unión Europea (UE), y actualmente rondan ya el 0%.

En Suiza, concretamente, la tasa de interés de referencia fluctúa actualmente en un rango de entre 0 y 0,75%, su nivel más bajo en cinco años.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) coincide en la preocupación de Paul Krugman.
El pasado lunes, Dominique Strauss-Khan, director-gerente del FMI, aseguró en Washington que de confirmarse una deflación internacional, la recesión actual se hará más intensa y larga.

Y paradojas, citó, cuando acabe la crisis el mundo tendrá que volver a enfrentarse al riesgo de inflación debido a que las agresivas políticas de gasto que aplican hoy los gobiernos para reactivar la economía volverán a empujar los precios al alza. El panorama, pues, es complicado.
¿Qué hacer hoy?
Ante la caída generalizada de precios que comenzó a registrar Suiza, el BNS dejó claro que utilizará todas las herramientas a su alcance para impedir una deflación.

Además de la baja en las tasas de interés, echará mano del tipo de cambio. Una moneda fuerte garantiza estabilidad, pero una divisa extremadamente sólida derrumba las exportaciones, ya que los productos del país implicado se encarecen en el exterior.

El franco suizo se ha apreciado alrededor del 8% frente al euro en doce meses, y la UE es el principal mercado de Suiza, al ser consumidor de prácticamente 2 de cada 3 productos de exportación
, según datos de la Secretaría de Estado de Economía (Seco).

Philipp Hildebrand, vicepresidente del BNS aseguró el pasado viernes (17.04), en un mensaje dirigido a los accionistas del banco central, que el BNS está listo para continuar con su política monetaria expansiva; es decir, para bajar aún más las tasas de interés vigentes.

Con ello, buscará reactivar la inversión. Pero está dispuesto también, señaló, a influir dentro de lo razonable en el mercado cambiario –a través de la inyección de francos suizos- para ayudar a la economía.

Una depreciación controlada del franco suizo podría ayudar a conjurar los temores deflacionarios que existen hoy. De hecho, los datos del segundo trimestre de 2009 serán fundamentales para evaluar la magnitud del riesgo que enfrenta Suiza.

Y como el propio Hildebrand citó en su discurso: "Una deflación es tan indeseable para Suiza como una inflación". Lo que obliga a la autoridad monetaria y a las empresas a mantenerse vigilantes.

swissinfo, Andrea Ornelas

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